El domingo se llevó a cabo la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, donde con un 100% escrutado y tras un ajustado recuento, el líder izquierdista del partido PT, Lula da Silva logró 60,345,999 de votos lo que representa el 50,90%, ganando así las elecciones y convirtiéndose en el nuevo presidente de Brasil. Por su parte, Jair Bolsonaro, Presidente saliente ha conseguido 58,206,354 de votos, representado por el 49,10%, y siendo derrotado en las urnas por el margen más estrecho en la historia de Brasil desde 1989.

Lula prometió restaurar el crecimiento económico y las políticas sociales lideradas por el Estado que sacaron a millones de personas de la pobreza durante sus dos periodos de mandato, de 2003 a 2010, en el que se consolidó un auge económico impulsado por las materias primas y dejó el cargo con un récord en popularidad. Además, se comprometió a luchar contra la destrucción de la selva amazónica, la peor en 15 años, y hacer de Brasil en un líder en las negociaciones mundiales sobre el clima.

Su victoria afianza una nueva ola roja en Latinoamérica, después de las históricas elecciones de Colombia y Chile, donde la izquierda salió victoriosa, haciendo eco de un nuevo cambio y ciclo político de hace dos décadas que introdujo a Lula en la escena mundial. Presidentes de izquierda de la región como Andrés Manuel López Obrador (México), Gabriel Boric (Chile), Alberto Fernández (Argentina) y Gustavo Petro (Colombia) felicitaron este domingo al presidente electo.

Tras la victoria de Lula en Brasil, han quedado bajo el mando de Gobiernos progresistas los seis PIB más importantes de América Latina (Brasil, México, Colombia, Argentina, Perú y Chile). En los que el compromiso con el cuidado del medio ambiente, la democracia y la igualdad de género y raza marcan esta nueva agenda, a diferencia de los gobiernos de izquierda a principios de los 2000 donde la explotación petrolera era la prioridad.

Lula afirmó que tendrá cero tolerancia con la deforestación, por lo que impulsará objetivos climáticos más ambiciosos y reforzará la cooperación internacional para proteger el Amazonas, tras la devastación que no ha dejado de acelerarse en los casi cuatro años de mandato de Jair Bolsonaro. Brasil puede encontrar allí importantes relaciones con otros países de la región, los Gobiernos de Petro y Boric llegan con una agenda ambiental muy marcada y postulan un modelo económico que prioriza las energías limpias, ambos mandatarios reafirmaron este compromiso en la última Asamblea General de las Naciones Unidas. No hay que olvidar que América Latina y el Caribe alberga 40% de la biodiversidad del planeta y sus inmensos beneficios. Incluso, han planteado la necesidad de erradicar la explotación de ciertos recursos, como el petróleo, propuestas que han generado mucho debate entre los economistas y mandatarios de otros países.

Entre los temas de las nuevas agendas que retan a los gobiernos y al propio sistema está el feminismo, la equidad de género y derechos humanos, donde entre los recientes triunfos electorales en la región destaca, el caso de Chile con el mandato de Gabriel Boric, quien planteó un gobierno feminista donde en pocos meses formó un gabinete ministerial que por primera vez está conformado por más mujeres que hombres, nombró a la primera ministra de Interior y Seguridad Pública de la historia del país, y, también de forma inédita, integró a su comité político a la titular del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género.

La presidencia de Petro también es histórica en temas de igualdad de género y derechos humanos, a su lado se encuentra la primera vicepresidenta afrocolombiana del país, la activista medioambiental, feminista y defensora de los derechos humanos Francia Márquez. Además, en conjunto radicaron ante el Congreso el Proyecto de Ley que crea el Ministerio de la Igualdad y la Equidad, con el que se busca que los niños, los jóvenes, las mujeres, la comunidad LGTIQ+, la población afrocolombiana, raizal, indígena y todas las poblaciones que integran el territorio nacional sean tratados como iguales, sin exclusiones. Este ministerio sería similar a otros ya creados en la región, como el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad en Argentina; Ministerio de la Mujer en Paraguay; o Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables en Perú; entre otros.

Ciertamente América Latina no es una región homogénea, cada país presenta distintas condiciones para tomar medidas políticas. Sin embargo, hay retos que comparten y que pueden afrontar con la máxima complicidad posible como la integración política y económica; la institucionalidad; el crecimiento sostenible y la lucha contra la desigualdad. América Latina y el Caribe debe aprovechar estratégicamente sus imponentes recursos naturales, trazando una ruta para construir economías formidables y sociedades más justas.