Feminismo Sin Fecha de Caducidad: La Lucha que Nunca Deja de Importar

March 7, 2025
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Imagina un feminismo que no se quede atrapado en los límites del tiempo, que no solo responda a las luchas de hoy, sino que también siembre las semillas para un futuro donde la igualdad de género no sea una meta, sino una realidad vivida. Este sería un feminismo que mira más allá de las coyunturas históricas, que no se conforma con parches temporales, sino que busca desmantelar las raíces mismas de la opresión de género, sin importar cómo se presenten en cada época.

¿Cómo sería este feminismo intemporal? Aquí algunas ideas:

  1. Equidad que va al fondo del asunto: No se conformaría con arreglar síntomas, como las brechas salariales o la violencia de género en un momento dado. Iría directo a las estructuras que sostienen la desigualdad: el patriarcado, el capitalismo y otras formas de dominación que se reinventan con el tiempo.
  2. Intersectorialidad como bandera: Este feminismo entendería que la opresión de género nunca viene sola. Está entrelazada con el racismo, el clasismo, la discriminación por edad, orientación sexual o identidad de género. No sería algo que se activa solo en ciertos contextos, sino una parte esencial de su lucha, siempre.
  3. Una mirada global, no solo occidental: No se limitaría a las luchas de Europa o Norteamérica. Reconocería que la opresión de género tiene mil caras, dependiendo de dónde estés en el mundo. Escucharía y aprendería de las experiencias de mujeres y personas no binarias en todos los rincones del planeta.
  4. Adaptable, pero firme en sus principios: Se ajustaría a los cambios sociales, tecnológicos y culturales, pero sin perder de vista su objetivo central: la liberación de todas las personas oprimidas por razones de género. Por ejemplo, abordaría los desafíos de la inteligencia artificial, la biotecnología o el cambio climático desde una perspectiva feminista, sin dejar que estas nuevas realidades lo desvíen de su rumbo.
  5. Cuestionando los roles de género en sí mismos: No se conformaría con pedir igualdad dentro de los sistemas actuales. Iría más allá, cuestionando la existencia misma de los roles y expectativas de género. Imaginaría nuevas formas de organización social que no dependan del binarismo hombre-mujer.
  6. Educación y cultura como herramientas de cambio: Trabajaría para transformar los sistemas educativos y culturales, asegurando que las futuras generaciones crezcan en un mundo donde la igualdad de género no sea una lucha constante, sino algo natural.
  7. Resistente a la cooptación: Sabría que los sistemas de poder—como el capitalismo o los gobiernos autoritarios—intentarán apropiarse de su discurso para vaciarlo de sentido. Por eso, mantendría su autonomía y radicalidad, sin dejarse domesticar.
  8. Utópico, pero con los pies en la tierra: Aspiraría a un mundo ideal, pero sin perder de vista las luchas cotidianas. Sabría que los grandes cambios se construyen con acciones concretas, y siempre buscaría conectar las metas a largo plazo con las batallas del día a día.

En resumen, un feminismo que trascienda la temporalidad sería aquel que no solo apaga incendios, sino que también construye un mundo donde el fuego no vuelva a encenderse. Sería radical en su esencia, pero flexible en su aplicación, siempre consciente de la diversidad y complejidad humana. Un feminismo que no solo sueña con un futuro mejor, sino que trabaja activamente para construirlo.

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Imagina un feminismo que no se quede atrapado en los límites del tiempo, que no solo responda a las luchas de hoy, sino que también siembre las semillas para un futuro donde la igualdad de género no sea una meta, sino una realidad vivida. Este sería un feminismo que mira más allá de las coyunturas históricas, que no se conforma con parches temporales, sino que busca desmantelar las raíces mismas de la opresión de género, sin importar cómo se presenten en cada época.

¿Cómo sería este feminismo intemporal? Aquí algunas ideas:

  1. Equidad que va al fondo del asunto: No se conformaría con arreglar síntomas, como las brechas salariales o la violencia de género en un momento dado. Iría directo a las estructuras que sostienen la desigualdad: el patriarcado, el capitalismo y otras formas de dominación que se reinventan con el tiempo.
  2. Intersectorialidad como bandera: Este feminismo entendería que la opresión de género nunca viene sola. Está entrelazada con el racismo, el clasismo, la discriminación por edad, orientación sexual o identidad de género. No sería algo que se activa solo en ciertos contextos, sino una parte esencial de su lucha, siempre.
  3. Una mirada global, no solo occidental: No se limitaría a las luchas de Europa o Norteamérica. Reconocería que la opresión de género tiene mil caras, dependiendo de dónde estés en el mundo. Escucharía y aprendería de las experiencias de mujeres y personas no binarias en todos los rincones del planeta.
  4. Adaptable, pero firme en sus principios: Se ajustaría a los cambios sociales, tecnológicos y culturales, pero sin perder de vista su objetivo central: la liberación de todas las personas oprimidas por razones de género. Por ejemplo, abordaría los desafíos de la inteligencia artificial, la biotecnología o el cambio climático desde una perspectiva feminista, sin dejar que estas nuevas realidades lo desvíen de su rumbo.
  5. Cuestionando los roles de género en sí mismos: No se conformaría con pedir igualdad dentro de los sistemas actuales. Iría más allá, cuestionando la existencia misma de los roles y expectativas de género. Imaginaría nuevas formas de organización social que no dependan del binarismo hombre-mujer.
  6. Educación y cultura como herramientas de cambio: Trabajaría para transformar los sistemas educativos y culturales, asegurando que las futuras generaciones crezcan en un mundo donde la igualdad de género no sea una lucha constante, sino algo natural.
  7. Resistente a la cooptación: Sabría que los sistemas de poder—como el capitalismo o los gobiernos autoritarios—intentarán apropiarse de su discurso para vaciarlo de sentido. Por eso, mantendría su autonomía y radicalidad, sin dejarse domesticar.
  8. Utópico, pero con los pies en la tierra: Aspiraría a un mundo ideal, pero sin perder de vista las luchas cotidianas. Sabría que los grandes cambios se construyen con acciones concretas, y siempre buscaría conectar las metas a largo plazo con las batallas del día a día.

En resumen, un feminismo que trascienda la temporalidad sería aquel que no solo apaga incendios, sino que también construye un mundo donde el fuego no vuelva a encenderse. Sería radical en su esencia, pero flexible en su aplicación, siempre consciente de la diversidad y complejidad humana. Un feminismo que no solo sueña con un futuro mejor, sino que trabaja activamente para construirlo.

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