Entrar en la Cumbre Global de Mujeres en Tecnología® en Osaka, como parte de la Delegación de Chipre, fue como adentrarse en el corazón palpitante de un mundo nuevo, uno forjado por la innovación, la inclusión y la integridad. Durante tres vibrantes días, compartí espacio con visionarias, disruptoras, creadoras y conectoras, todas comprometidas a dar forma a la era digital a través de una lente humana y con propósito.

Como psicoterapeuta, mentora y consultora de liderazgo consciente, encontré en esta reunión una convergencia rara y profundamente necesaria: la tecnología encontrándose con el alma. Fue un poderoso recordatorio de que puede haber una transformación digital con una transformación emocional. Que la innovación sostenible comienza desde dentro. Mi papel como mentora, en particular, se sintió profundamente amplificado aquí, al presenciar de primera mano el anhelo de orientación y sabiduría compartida entre las mujeres que navegan por las complejidades del mundo tecnológico. Esto subrayó la importancia crítica de fomentar redes de apoyo donde profesionales experimentadas puedan elevar y empoderar a los talentos emergentes, asegurando un flujo continuo de innovación y liderazgo.

Uno de los momentos más definitorios fue la firma del Protocolo de Osaka, un compromiso global para impactar a 5 millones de mujeres y niñas para 2030, asegurando su acceso, inclusión y liderazgo en las sociedades digitales. En ese momento, recordé que la presencia importa, y que la representación es más que simbólica, es transformadora.

A mis 66 años, me sentí feliz de poder aprender cada vez más sobre tecnología. Conocí a mujeres increíbles que ya lideran el camino en los ecosistemas tecnológicos de sus países. Nosotras, que lideramos mientras migramos, reinventamos y cuidamos, somos parte de esta revolución silenciosa. Somos los hilos de resiliencia tejidos a través de generaciones.

Hablando de Osaka, mi viaje a la cumbre incluyó un memorable, aunque algo hilarante, desvío al sitio de la Expo Osaka 2025 como parte de una invitación a un evento previo. Navegar por el bullicioso lugar, con sus grandes formas arquitectónicas. Con mis amigos latinos tuvimos espacio para la alegría y las risas. Esta aventura desenfadada encapsuló perfectamente el espíritu de innovación y conexión humana que impregnó toda la cumbre.

También tuve el honor de facilitar un taller transformacional sobre personalidades y liderazgo, explorando los dones y las trampas de los tipos de personalidad y cómo la autoconciencia puede convertirse en uno de nuestros activos más estratégicos en tiempos de cambio acelerado.

Cada conversación, desde la ética de la IA hasta el bienestar emocional, la innovación circular, la inteligencia de la respiración y la neurotecnología, hizo eco de una verdad compartida: el futuro no es solo digital; es profundamente humano. Y ciertamente, las mujeres ya no esperan permiso para liderarlo, ya lo estamos haciendo.

Dejé Osaka con el corazón lleno de conexiones, reflexiones y un propósito renovado. Mi más profundo agradecimiento a Ayumi Moore Aoki y a todo el equipo detrás de Women in Tech® Global por crear un espacio donde la gracia, la determinación y la grandeza caminan de la mano.

Continuemos codificando un futuro donde la tecnología sea guiada por el alma,
y donde el liderazgo se defina por los resultados, y por el impacto, la empatía y la inclusión.

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