En un mundo obsesionado con lo nuevo, con lo veloz, con lo inmediato, he elegido detenerme y mirar atrás. Porque muchas de las respuestas que hoy buscamos ya existen: están en lo que fue descartado, en lo que fue ignorado, en lo que ha sido invisibilizado. Están en las manos que aún recuerdan cómo transformar, reparar, reutilizar. Están en la memoria de nuestras comunidades, en el arte del hacer con lo que hay.

Juliet:

Crecí en un pueblo rural de Colombia donde la escasez se convertía en ingenio. Las prendas se heredaban, se transformaban; los objetos adquirían nuevas funciones. Aprendí que no todo lo valioso debe ser nuevo, y que la creatividad no siempre nace de la abundancia, sino de la necesidad de dignificar lo que ya tenemos.

En los años noventa, lancé una marca de trajes de baño hechos con telas descartadas. Cada pieza era única, diseñada a medida. No solo buscábamos reducir residuos: queríamos celebrar la identidad. Más adelante, en España, seguí rompiendo moldes con el restyling, trabajando con mujeres cabeza de hogar y generando oportunidades económicas a través de la moda circular.

La creatividad, cuando se conecta con la empatía y la comunidad, deja de ser una expresión individual y se convierte en una herramienta de transformación colectiva. Esa ha sido mi brújula. No se trata solo de rehacer ropa, sino de reescribir historias y devolver dignidad a saberes que han sido marginalizados por décadas.

En Londres, ese camino tomó forma con la creación de The Reclaimery, una plataforma que utiliza la moda circular como motor de educación, empoderamiento y regeneración. No se trata únicamente de reciclar prendas, sino de reconstruir sistemas. Desde esta visión, formamos y acompañamos a modistas locales y diseñadores emergentes, les damos acceso a mentoría, visibilidad y una red que amplifica su impacto. Apostamos por una economía local fortalecida, diversa y resiliente, donde cada persona encuentre espacio para crear valor con lo que tiene a mano.

‍

Viola:

He tenido el honor de acompañar y colaborar con Juliet en esta iniciativa que admiro profundamente. Desde mi experiencia en psicoterapia, liderazgo consciente y mentoría internacional, veo The Reclaimery como una expresión auténtica de lo que significa regenerar no solo objetos, sino también vínculos: con nuestras raíces, con el entorno, con el alma del oficio.

La moda, cuando se desvincula del alma, se vuelve descartable. Pero cuando se reconecta con la humanidad, puede sanar. Una prenda no solo abriga: revela identidades, teje memorias, abre diálogos. Y al igual que el proceso terapéutico, transformar ropa es también transformar historias.

La circularidad, como filosofía, va más allá de lo textil: nos invita a revalorar el tiempo, a sanar formas de consumo, y a integrar lo ancestral con lo contemporáneo. Nos recuerda que no se trata solo de reducir el daño, sino de activar el bien. Por eso celebro este proyecto con el corazón. Porque más allá de la moda, es una invitación a rediseñar nuestra forma de habitar el mundo, de relacionarnos y de crear impacto desde lo íntimo hacia lo colectivo.

‍

Juliet (con voz compartida):

Hoy más que nunca, necesitamos una industria que no solo sea sostenible, sino profundamente humana. Que no solo repare lo roto, sino que honre lo que ya existe. Que deje de acelerar y empiece a escuchar. En The Reclaimery, cada tela es una posibilidad, cada artesana un agente de cambio, cada comunidad un universo de soluciones.

Nosotras creemos que la belleza no está en lo nuevo, sino en lo verdadero. En la historia que cada prenda lleva consigo. En el valor del tiempo dedicado, de la experiencia compartida, del cuidado puesto en cada puntada.

Recrear lo que ya existe es un superpoder.

Uno que nos permite construir un futuro más justo, más consciente y más bello. No desde la utopía, sino desde la acción concreta. Desde el oficio que honra. Desde el alma que viste.