“Que tal si duermo un poco más
Y me olvido de toda esta locura”
(La metamorfosis - Franz Kafka)
Una mañana tras un sueño intranquilo, me desperté bajo tierra, sentí un olor mortuorio, no imaginé que yo lo expelía. Vi gusanos caminando sobre mi, pude sentir profundas heridas en mi cuerpo. ¿Qué me pasó? ¿era acaso una pesadilla? ¿sufrí tal vez la metamorfosis de Kafka? Cuando intenté despertar y en medio de mi desespero me acerqué más a mi cruda realidad, no era la de Gregorio Samsa (1), era la de mi funeral.
Percibí el olor a rosas sobre mi tumba, vi el reflejo de velas que adornaban mi sepulcro y sentí lágrimas humedeciendo mi parcela funesta. Me mataron y no sé por qué, recordé que un buen día salí de mi casa y como todas las mañanas hablé de paz con la comunidad, sembré una planta, hice una obra social e intenté a alguien ayudar. De pronto una ráfaga me encegueció, logré remembrar unas sombras monstruosas apilando cadáveres. Intente gritar: ¡no es la hora de mi muerte!
Por un pequeño orificio de mi ataúd sentí el sonido ensordecedor de una moto, ví sobre ella a mi verdugo, un hombre sin rostro, en vez de alma, tenía una extraña maquinaria de maldad. Él, venía a corroborar su crimen. Ya había visto antes hombres así, acechando a personas inocentes. Sentí como el corazón de mi madre se aceleró, inmóvil ella quedó. Las personas que estaban en el funeral, eran extrañas, tenían sus labios cocidos, así era la ley del silencio. Yo no quería callar, quería gritar: ¡Me mataron y no sé por qué!
Tenía a mi verdugo cerca, quise salir de mi tumba, pero la angustia se apoderó de mí, latía fuerte mi corazón. Imploré justicia, ella no apareció, le rogué al presidente, pero éste sólo exclamó: “Yo lo querí pero lo dejé morí”, con este estrafalario y absurdo comentario, pensé, ¡Esto no puede ser real! Al final me convencí de mi homicidio, soy un cadáver más de los cerca de 1.000 líderes, lideresas, ecologistas y excombatientes, extendidos en la geografía de la muerte. Me mataron y no sé por qué.
Así como Gregorio Samsa apareció un día convertido en un enorme insecto, que representaba su pesada existencia, un día Colombia, se convirtió en un campo santo de personas inocentes, que no supieron ¿qué pasó? y ¿por qué pasó? somos un vasto cementerio que representa la insoportable carga de la guerra. Ojalá que esta atribulada y violenta realidad sea sólo un cuento Kafkiano para despertar un día de tanta locura. Me consuelan estas palabras de Kafka: “Todo lo que amas, eventualmente lo perderás, pero al final, el amor volverá en una forma diferente” Nada más kafkiano que este sueño.
- Nota: Gregorio Samsa, es un personaje de “la metamorfosis” la obra de Franz Kafka. Él, un buen día y sin ninguna razón amanece convertido en un enorme insecto. Representa a un ser humano acorralado en su propia angustia existencial.