El pasado 9 de Abril se conmemoró una vez más el Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas. Por ello, Revista Level, hace un homenaje a la memoria de un ciudadano más que portaba con orgullo las insignias de una de las instituciones que ha sido sacudida por el conflicto armado, dejando a su paso una sombra desvanecida de dolor, tristeza y resistencia.
Con mirada expresiva y sonriente, amante de los animales y fiel jinete de Catalino: su caballo amigo y compañero que montaba cuando pertenecía a las filas de la Policía Nacional de la escuela de carabineros de Facatativá. Así era el Subintendente Yimmy Javier Téllez Ortegón: apacible, dador y honorable.
“El 18 de Julio de 2009, recuerdo verlo vivo por última vez. Mi hijo me llamó y me dijo que saliera a la vía principal de Fontibón, más conocida como la variante; quería despedirse antes de salir a su nueva aventura. Él haría parte de la cabalgata de la ruta libertadora que conmemoraba los 200 años de la travesía que las tropas de Simón Bolívar y sus hombres recorrieron hasta llegar al puente de Boyacá. Por percances de última hora con Catalino (su caballo) se tardó la caravana. Entonces, a lo lejos vi su mano balanceándose en una de las camionetas diciéndome adiós. Ahí, desde la diminuta distancia que nos separaba, lo bendije y lo apreté junto a mi corazón”: Yolanda Ortegón.
El orgullo de la familia Téllez Ortegón se trepó cuando en la emisión del 22 de julio de 2009, de un reconocido medio televisivo, el primer entrevistado en aquel agasajo patriótico era el Subintendente Téllez, aquel joven de 32 años, soñador y padre de una pequeña de 3 años. La turbulenta alegría duró unos minutos, luego de que esta misma emisión interrumpiera su protocolo noticioso informando la teñida emboscada que en Nunchía, Casanare arrebataba la vida de un uniformado. Solo 2 horas pasaron para que la sombra enlutada acobijara a esta familia.
Hoy, 10 años después de este mutilado suceso, resilientes, resistentes y siempre recordando con altivez a aquel Héroe del Bicentenario, los Téllez Ortegón se rehúsan a desvanecer la memoria de este hijo de la patria; porque sus jugarretas y sus amañadas sonrisas perdurarán siempre en los que tuvieron la oportunidad de conocerle.