En este momento, apenas el 7% de las niñas se ven como científicas, como no, llevamos escuchando que los niños son mejores en las matemáticas que las niñas.

En la Academia Mundial de Ciencias, las mujeres únicamente representan el 10% del total de los miembros, y el 14% en el caso de la región América Latina y el Caribe (BID)

Históricamente las mujeres hemos percibido salarios más bajos por labores iguales a las de los varones.

En plena revolución tecnológica, donde el mayor número de empleos van a estar en la ciencia y la tecnología si no participamos en ciencia y tecnología la diferencia de salarios permanecerá, no podremos acceder a posiciones de liderazgo, sencillamente porque no nos estamos formando para un mundo de tecnología, de cambio climático, de expediciones espaciales, de medicina robótica, entre otras.

Podemos resolver este problema, si proporcionamos mentorías, evidenciamos modelos a seguir, brindamos confianza a las niñas en las matemáticas y promovemos desde una edad temprana el acceso a STEAM (Es una sigla en inglés de Science, Technology, Engineering, Arts & Mathematics).

Y es verdad, también necesitamos políticas educativas para incentivar y facilitar el acceso académico.

Pero, no podemos resolver esta crisis de la educación hasta no generar una conciencia y cambiar las prácticas culturales de exclusión. Así que resaltemos a las mujeres científicas, contemos sus historias, inspiremos a las niñas porque cuando las mujeres están empoderadas tienen la capacidad de retar las desigualdades y generar un cambio donde se valore a las mujeres como un ser humano.

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Referencia

BID 2018. Las brechas de género en ciencia, tecnología e innovación en América Latina y el Caribe