La innovación en todos los escenarios humanos es hoy una demanda constante que oculta la incapacidad que tenemos como sociedades de moderar los niveles de consumo y que a su vez nos llevan a desechar cualquier cosa luego de un breve periodo de uso. Esta necesidad de estimulación constante que ha sido analizada por grandes autores como Zygmunt Bauman ha llevado a que sea imperativo reinventar la rueda cada vez que se quiere mostrar la capacidad de insertarse en la economía actual y no fracasar en ello.
De ahí la idea “revolucionaria” de que la economía de un país que lleva toda su historia basándose en la exportación y explotación de recursos del sector primario puede dar un salto agigantado empezando a explotar las industrias y servicios creativos, o dicho en otras palabras, la apuesta económica nacional es por lo que se le pueda llegar a ocurrir a alguien (Propiedad intelectual) y que se pueda vender sin que el Estado le tenga que apoyar o generar una infraestructura para que lo haga (Emprendimiento sostenible). Si bien esto es una simplificación muy subjetiva de los conceptos detrás de la Economía Naranja y todo el discurso sobre las bondades y necesidades del emprendimiento, se puede aprovechar este tema de creciente debate para reconocer a muchas empresas, proyectos y emprendimientos liderados por mujeres y que están generando un valor agregado a los procesos que se adelantan en muchos sectores sociales.
Y es que hay que hacer una reflexión pertinente frente a cuestiones de género ligadas al asunto, en primer lugar cuando se habla de la mujer como empresaria y/o emprendedora se tiende a imaginarla en unos escenarios recurrentes que siempre se han ligado a los roles del género femenino: La diseñadora de modas, la fabricante y/o productora de bienes y servicios de belleza y/o la comerciante de alimentos. Con esto no se quiere restar valor a cada una las actividades que realizan las mujeres en estas actividades económicas, pues de hecho son escenarios que se han ido conquistando desde los saberes mismos que ellas han podido desarrollar, en los planos donde habitualmente se les ha permitido intervenir; sin embargo la intención si es cuestionar por qué no conocemos tanto sobre aquella mujeres que están en otros sectores y en otras actividades, por qué no hacen parte del imaginario amplio de empresarias e innovadoras.
El segundo punto recurrente cuando se habla de mujeres empresarias y/o emprendedoras es pensar que sus actividades económicas solo están enfocadas en beneficiar a otras mujeres, cuando en realidad y por el contrario, gran parte de ellas tienen una visión amplia de las poblaciones a quienes buscan impactar por medio de las soluciones que ofrecen en sus portafolios de bienes y servicios. Es por estas razones que vale la pena presentar algunos de los proyectos económicos liderados por mujeres, que tienen buena proyección y que nos ayudan a movernos de los encasillamientos en los que fácilmente las situamos.
Ingerecuperar es un emprendimiento situado en Cali y liderado por dos mujeres, que se dedica a reciclar y recuperar los residuos peligrosos producidos por la industria metalúrgica; son la única empresa a nivel nacional que cuenta con una licencia ambiental para esta labor, lo que evidencia el compromiso de estas mujeres con la sostenibilidad ambiental. Tienen un proceso único por medio del cual cumplen con su objetivo y han obtenido varios reconocimientos por su innovación e idea de negocio; cabe destacar que se llevaron el premio Cartier a la mujer emprendedora en el año 2011.
Aflore es una distribuidora digital de préstamos y seguros informales que a través de una red de asesores de vinculación voluntaria, ayuda a personas referidas (Familiares y amigos de los asesores) a obtener microcréditos con tasas de interés bajas y que basa su modelo de negocio en la confianza que genera la red de contactos personal. Es evidente que el impacto de este servicio es considerable en un país donde la mayoría de personas no tiene acceso a servicios financieros justos. Su fundadora y CEO es una mujer que atípicamente logró incursionar en el mundo bancario y este emprendimiento fue nominado a la fundación Cherie Blair en el programa Women in Business.
Panal es una plataforma educativa virtual que enseña cómo hacer empresas y emprendimientos, cuya cobertura va mucho más allá de Colombia aunque su fundadora sea colombiana. Han vinculado a su programa de formación a expertos en el tema de emprendimiento y buscan dar acceso a todo tipo de iniciativas de negocio y empresarios.
Seguramente la lista podría ser mucho más larga pues las ideas de las mujeres en todos los sectores son incontables, a pesar de que cuando se hable de empresa y negocios todavía hay muchos imaginarios que no son precisamente favorables para el género femenino, o ¿Qué le viene a la mente cuando le hablan del gerente? un término que ya de entrada viene con cierta carga semántica de género, sin embargo es con ejemplos como estos mencionados arriba que se va provocando la revaloración de estas ideas.