Que intensos han sido estos meses para Latinoamérica y el Caribe. Movimientos yhechos que nos impresionan y asombran porque nuestros antepasados lucharon para que no se volvieran a repetir, y nosotras pensamos que nunca las ibamos a experimentar.
En muchas naciones de la región ha sido un volver al pasado, como si alguien nos hubiese entregado un libro de historia y estuviésemos leyendo lo que sucedió y hoy nos diéramos cuenta de que estamos presenciando quizás, una historia repetida. Historia que a ratos va teniendo sus semejanzas con el proceso de colonización en América Latina y el Caribe, con el periodo de crisis político y económico en el período entre Guerras y especialmente, lo vivido en los años 70 con el desbloqueo del neoliberalismo. Hechos que se han desarrollado y han estado sustentados desde sus inicios por el sistema capitalista y patriarcal, y que buscaban como fin último la dominación de los sujetos a nivel cognitivo como forma para ejecutar su proyecto político a nivel mundial.
Pero ante lo anterior, hemos sido cegados para entender los sucesos de la historia y como se “arma” aquella. Sesgados para comprenderla y leerla, y situación que no es ajena a cómo entendemos y nos contamos nuestras propias historias y las que están relacionadas con los otros que nos rodean. Manera positivista de entender la historia y de pensarla, haciéndonos creer que todo es lineal en esta forma de construir sociedad: inicio - desarrollo - desenlace, pero sin ver más allá que la forma de hacer historia es más que eso (acercándonos a lo planteado en “La Genealogía, La Historia” de Nietzsche y luego retomado por Foucault). Es así, que no todo tiene un origen determinado o una causa que lo explique; la historia tiene saltos, intermedios, derrotas, éxitos, emociones, sentir y relaciones fuerza o de poder y que estas mismas no nos permiten reconocerlas para conocer tales saltos, historias no contadas, emociones, sentir. ¿Dónde están? ¿Cómo las encontramos? ¿Cómo sabemos la verdadera historia? ¿Cómo la comprendemos realmente? ¿Cómo damos verdaderamente con esas relaciones de fuerza?
Quizás uno de los estallidos sociales que más ha llamado la atención en la región ha sido el de Chile. País considerado ejemplo en materia económica, política y social, pero que hoy está en los medios internacionales por la duración de su movimiento social (más de 90 días), y por la violación a los derechos humanos que se han originado desde el 18 de octubre del reciente año que se acabó. Pero creo que una de las situaciones importantes y que también da para pensarlo en el resto de América Latina y el Caribe, es como los grupos pequeños y apartados de la sociedad han sido los que en parte han dado que hablar haciendo cuestionar a todo el mundo y sociedad del cómo estamos viviendo, cómo hemos sido transformados a nivel cognitivo, cómo competimos entre nosotros y cómo hemos sido encerrados para vivir para trabajar.
Grupos minoritarios que hoy los tomamos en cuenta y que siempre han sido excluidos por este sistema y que dentro de sus medios siempre han tratado de llamar nuestra atención para hacernos ver lo que les sucede y en el fondo nos pasa a todos. Feministas, agrupaciones Trans, agrupaciones de homosexuales y pueblos indígenas o como tantos otros, pero los menciono a ellos porque a lo largo de la historia han sido lo que más han sufrido de la exclusión y quienes nos han enseñado a resistir con su forma de vivir, y su pensamiento. Agrupaciones que hoy dan la vuelta al mundo como la intervención de “La Tesis”, las experiencias de las agrupaciones mapuche y lo sucedido con Camilo Catrillanca, la violación a los derechos humanos que han ocurrido a personas trans y homosexuale. Ellos que hoy nos hacen pensar y acercarnos a una realidad, a una historia que no fuimos capaces de comprenderla, porque fuimos moldeados para no verla como tal y analizarla como debe ser. Estos grupos que muchas veces hablan de sus demandas ¿los hemos escuchado bien? ¿hemos analizado sus propuestas?. Foucault, decía que para poder comprender lo que hace el neoliberalismo y el sistema con nosotros, se hace necesario acercarnos a los grupos excluidos de la sociedad porque es la forma de poder ver las relaciones de fuerza y qué es lo que están buscando, y qué es lo que no necesitan en la sociedad para entorpecer su proyecto político.
Quizás la contrarespuesta a este sistema está en ellos y no hemos sido lo suficientemente hábiles para encontrar la forma de organizarnos y hacer frente a lo que estamos viviendo. Este sistema neoliberal y patriarcal que nos enseñó a ver la historia de cierta forma, también nos enseñó a no ver que la respuesta está en nosotros como colectivo y en aquellos que han sido excluidos. ¿Lo hemos pensado? ¿Qué vamos a hacer?
Foucault, M. (1971) “Nietzsche, la genealogía, la Historia”
Foucault, M. (1970) “Historia de la Sexualidad. Tomo I. La voluntad del saber”.