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Muy a pesar de los avances logrados como sociedad hasta el día de hoy, aún siguen existiendo diferencias muy marcadas en cuanto a la igualdad entre hombres y mujeres, no es un secreto que actualmente donde más se ve marcada esta diferencia es en el campo laboral donde hombres y mujeres pueden tener las mismas capacidades, pero estas no son valoradas ni recompensadas con su equivalente en dinero o salario. Según la OIT, esta discriminación laboral afecta directamente a los derechos fundamentales entre ellos, el derecho a un trabajo digno, y es que las cifras no son alentadoras: en todos los países hay diferencias de remuneración entre las mujeres y los hombres, se estima que la diferencia entre sus salarios evaluada como porcentaje del salario de un hombre es del 23% en el mundo; dicho de otro modo, las mujeres devengan en promedio un 77% de lo que ganan los hombres y esto se conoce como brecha de remuneración basada en el simple hecho del género.

No podemos decir que no se ha avanzado con este fenómeno, la brecha salarial si ha disminuido a medida que avanzan los años, pero lo ha hecho de manera muy lenta, al ritmo actual, habremos tardado al menos hasta 2086 para lograr la igualdad de remuneración en el mundo. Es de vital importancia sin dejar de lado el ritmo de disminución, lo fundamental que es para la sociedad y para la preservación del núcleo familiar y su moral, poder llegar a esta nivelación salarial, está plenamente demostrado que la disminución de esta brecha salarial aumenta la independencia económica de la mujer y mejora su condición y poder de decisión en el hogar como en la comunidad además, reduce el riesgo de las mujeres y de sus familias de seguir en la pobreza o de caer en ella y por último pero no menos importante, asegura un nivel de vida adecuado en el momento de que cumpla su mayoría de edad y entre en su etapa de jubilación manteniendo idealmente su estilo de vida digno.

Necesariamente se deben evaluar si o si, el valor de los puestos de trabajo; existen países de primer mundo que fomentan la cooperación entre las organizaciones de empleadores y trabajadores con el gobierno, lo que arrojó como resultado a la aplicación de un método de evaluación para los puestos de trabajo imparcial en materia de género, para lograr la igualdad de remuneración entre mujeres y hombres en los sectores de la industria para altos cargos ejecutivos. El método de evaluación consiste en examinar los perfiles por competencias de los trabajadores en combinación con las exigencias del puesto de trabajo en términos de esfuerzo y responsabilidades como de las condiciones de trabajo. Estos perfiles se utilizan en las negociaciones sobre los salarios para que las personas accedan a una remuneración más justa y equitativa; sobre todo justo, porque aquí finalmente el tema se relaciona más con la justicia que debería existir entre géneros.