¿Qué es el infierno? Sino un lugar de sufrimiento en donde reina la muerte y la crueldad se ríe de nosotros en el mar de los delirios.
¿Qué es la calma? Sino un momento de cálida esperanza que se resiste al miedo y al olvido. Suave como el viento, apacible como un desierto.
y ¿Qué es el retorno del mal? Sino olvidar la calma, arrebatar la paz y abrir nuevamente las puertas del infierno.
EL INFIERNO (EL ESTADO LO SABÍA Y NO HIZO NADA)
Montes de María, es una subregión históricamente afectada por el conflicto armado, lugar que fue escenario de masacres, torturas violaciones, desapariciones que hicieron parte del repertorio de los violentos y, que además ocurrieron con la aquiescencia del Estado. En este contexto, las mujeres fueron sometidas a todo tipo de vejámenes que incluyeron violencia física, psicológica y sexual.
Estos tiempos de oscuridad, trajeron consigo masacres como las de Colosó, San Isidro, el Salado, Palo Alto, Chinulito y Chengue, generaron desplazamientos masivos y estigmatización de las mujeres montemarianas utilizadas como armas de guerra, cosificadas y vulneradas de formas despreciables por los actores armados. Usadas desde niñas como combatientes, y forzadas a la prostitución, la esclavitud doméstica, y la violencia sexual, todas, consideradas como “prácticas normales”.
Estos hechos victimizantes se agudizaron durante el gobierno de Uribe Vélez y la expedición de su famosa “ley 975 de 2005 o ley de justicia y paz” que parecía más un aparato normativo para garantizar la impunidad de los paramilitares y sus horribles crímenes. Después de esta ley durante el año 2006, empezaron a circular panfletos que anunciaban la conformación de “las Águilas Negras” con presencia en Zambrano, Arjona y San Jacinto, en la jurisdicción de Maria la Baja.
Estos nuevos paramilitares disfrazados con el neologismo de “BACRIM” generaron terror en la población por la crueldad de sus acciones, la violencia sistemática y generalizada sobre las comunidades de Sucre y Bolívar y la violencia extrema contra las mujeres que sufrieron todo tipo de daños a su esfera psicológica, física, sexual y económica. Estos tenebrosos acontecimientos sucedieron entre otras causas porque el Estado sabía lo que iba a suceder y no hizo nada.
LA CALMA (RENACE LA ESPERANZA CON EL ACUERDO DE PAZ)
“Quien piensa y entiende lo más profundo reconoce los secretos para amar lo más vital. El corazón se despoja ante la mirada del silente que todo lo escruta en la indecible paz; una paz que, por cierto, busca la salida ante la presencia del caos y el desorden”. (Alexander Monroy Cárdenas –fragmento pensar y entender lo más profundo)
Las mujeres montemarianas encontraron el camino para construir paz, vivieron años de relativa calma como resultado del reconocimiento del conflicto armado y la firma del acuerdo, es un hecho que no se puede ni se debe desconocer. Durante este período y especialmente desde el año 2010, se empezaron a gestar y fortalecer organizaciones femeninas que se convirtieron en el eje de la reconstrucción del tejido social, y la defensa de la vida a través de la memoria histórica.
La historia de las organizaciones sociales en la región es la historia de los procesos cohesionados de lideresas y defensoras, que optaron por la transformación del contexto de violencia a partir del fortalecimiento de su subjetividad política. A través de estrategias como las movilizaciones sociales, la reconstrucción colectiva de la memoria, la utilización del arte y la cultura como herramientas contra el olvido, lograron reconstruir el tejido social de Montes de Maria.
Es innegable que la firma del acuerdo de paz, logró reconfigurar las violencias sufridas en la subregión, la construcción de paz en este territorio es un referente mundial que empezó a gestarse antes de la firma del acuerdo y que se fortaleció con su formalización. La subjetividad política de las lideresas montemarianas es un ejemplo de resistencias y reivindicaciones históricas. Es el caso de las tejedoras de Mampuján y la Red de Tejedoras de la memoria, entre otros múltiples colectivos que defendieron la vida por encima del miedo.
EL RETORNO DEL MAL (EL ACUERDO SE HACE “TRIZAS”: SIN MEMORIA Y SIN PERDÓN)
¿Cómo los colombianos y colombianas podemos olvidar nuestra historia y seguir repitiendo los errores del pasado? ¿Cómo podemos olvidar los tiempos de masacres y continuar alentando los tiempos de guerra? ¿CÓMO?
Hoy resurge la violencia, se abrieron otra vez las puertas del infierno, los innumerables ataques al acuerdo de paz y a la jurisdicción especial para la paz, generan un ambiente de zozobra en comunidades como la de Montes de María, en donde se recrudeció la violencia y volvió a aparecer el fantasma de la guerra. Varias lideresas de los consejos comunitarios de Maria la Baja han recibido amenazas.
La Defensoría del Pueblo, advierte la presencia de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) en varios municipios de los Montes de María, estos grupos tienen el control de rutas de narcotráfico, para las cuales los municipios de El Carmen de Bolívar y María La Baja son corredores estratégicos, les permiten articularse con el Golfo de Morrosquillo, ubicado entre Sucre y Córdoba, para transportar droga hacia Centroamérica, situación que pone en riesgo a la comunidad montemariana.
Después de una relativa calma, hoy en Montes de María resurgen los hostigamientos, amenazas y la presencia de los grupos paramilitares que atemorizan a la población, hoy las mujeres montemarianas sienten otra vez miedo por sus vidas y por su integridad, en especial las lideresas y defensoras de Derechos Humanos que han liderado procesos de restitución de tierras y defensa de la paz. Hoy su subjetividad política es atravesada por el temor.