Para que el país siga desarrollándose socialmente, no debe descuidar las actividades que le dan ingresos
Aquí vamos, en medio de una Post- Pandemia, una posible recesión económica en Estados Unidos que amenaza con golpear al mundo entero. Un conflicto bélico en Europa que se degrada cada día más, en medio de una crisis climática que no da tregua, y aquí en Colombia, un Presidente que, ante las infinitas recomendaciones que le hacen unos y otros, de ser prudente con lo que comenta en redes sociales, pareciera ignorar tercamente los efectos de sus palabras con relación a la volatilidad del dólar, que cada día más, amenaza con dejar a un lado al peso colombiano.
En el caso de las especulaciones que hicieron varios sectores económicos, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, acerca de una posible recesión mundial, después de la Pandemia, están cada vez más cerca a cumplirse, cual profecía bíblica del fin de los tiempos o del apocalipsis.
Pero si nos ponemos a pensar, por lejano y distinto que parezca, estos eventos están ligados uno con el otro. Por ejemplo, la Pandemia de la Gripe Española, que justo sucedió después de que terminara la Primera Guerra Mundial en 1918, y después de esta, la depresión económica de los años 30, es un claro ejemplo del efecto cadena que sucede después de un evento ya sea bélico o cualquier otro . Aunque al comparar el orden de los eventos que están sucediendo hoy en día, con los que sucedieron a inicios y mediados del siglo XX, un tanto distintos, la secuencia es igual. Volviendo a la actualidad, las cosas son un poco más complejas de ver; globalización, interconectividad mundial a través de las redes sociales, numerosas crisis de diversa índole, entre otros problemas que padece el mundo de hoy en día.
No obstante, a su paso, este compilado de desastres también arrastran a Colombia. En efecto la devaluación económica del peso colombiano complica la cosa, pero además la incertidumbre política en la cual navega por estos días el país, debido a un cambio drástico de gobierno, pone en vilo toda la institucionalización que tiene Colombia, tanto privada como pública.
Sí bien la principal propuesta con la cual este gobierno llegó a la presidencia fue optar por un ¨cambio¨, como lo ha propuesto de diversas formas el gobierno nacional y su gabinete, con un claro ejemplo de crear el Ministerio de la Igualdad, liderado por la vicepresidenta Francia Márquez, demuestra una gran voluntad y un paso enorme para reconocer que, en Colombia, no somos unos pocos sino muchos a nivel cultural y social.
La figura de Francia como vicepresidenta no solo representa una historia de superación personal, sino también un simbolismo el cual despierta empoderamiento de aquellas regiones del país, las cuales han sido excluidas y olvidadas durante décadas.
A pesar de este gran logro social, revisando el manejo que el gobierno colombiano le ha dado a ciertos temas, que con el tiempo han llegado a ser polémicos, se puede evidenciar que hay una desconexión a nivel interno, como lo es la incertidumbre que se le ha dado al sector minero energético del país. A veces fuerte y contundente, otras calmando la presión con pañitos de agua tibia y últimamente sin rumbo fijo.
Este último punto es realmente preocupante, pues así Colombia no sea regionalmente un país fuerte en la producción de petróleo, los principales ingresos que le entran al país provienen de allí, y varios de estos son destinados a diversos rubros que tiene el país, como lo son los programas sociales y educativos, entre otros.
Y aquí vamos mundo, aquí vamos Colombia