“Ellos Dicen Que Es Amor, Nosotras Que Es Trabajo No Remunerado” (1) A Propósito Del 8M
El avance del feminismo de manera masiva está repercutiendo con fuerza en las agendas de los Estados a nivel global y, particularmente, en Latinoamérica.
El caso de Argentina en este sentido resulta emblemático, ya que se ha convertido en pionera respecto de legislaciones referentes a determinadas cuestiones de género (como la Ley 26.485 de “Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra las mujeres”; la Ley 25.929 sobre “Parto Humanizado”; la Ley 26.743 de “Identidad de Género”; entre otras). Esto aún considerando la gran deuda del Estado Argentino respecto de la legalización del aborto como derecho de las mujeres y cuerpos gestantes y que al presente aún no se ha llevado adelante.
Lo que resulta clave es que los Estados implementen políticas públicas que efectivicen los derechos que la sociedad va conquistando y que se visibilizan a través de legislaciones. Por ello, el movimiento de mujeres resulta fundamental en la puesta en práctica de ambas cuestiones: por un lado, en la lucha por la conquista de nuevos derechos y, por el otro, la movilización para reclamar que dichos derechos se cumplan.
De esta manera, es clave la reciente creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, el cual permitió que la cuestión de las mujeres adquiera la jerarquía de ministerio como nunca antes en la historia del país, con la consecuente ampliación de personal que se encarga de la efectiva implementación y garantización de los derechos. Uno de estos sectores es el que se encargará de “los cuidados”.
La Ministra Elizabeth Gómez Alcorta, planteó (se puede ver la entrevista aquí) como uno de los puntos principales de su gestión visibilizar y jerarquizar el trabajo no remunerado que realizan mujeres y niñas puertas adentro y que no son reconocidas (y por ende no cuantificables en dinero) por el Estado. Dichas tareas resultan imprescindibles para el funcionamiento de los estados capitalistas, y que el sector público no las reconozca hace que las tareas de cuidado (asistencia a las personas adultas mayores, reproducción, tareas del hogar, cuidado de lxs hijxs, entre tantas otras) sigan recayendo en los sectores más vulnerables de la población. Incluso es paradigmático el asunto si se piensa en mujeres profesionales/trabajadoras que se desempeñan fuera del hogar y que salen al espacio público: ellas destinan más tiempo de labor dentro de los hogares que sus pares varones. Podríamos pensar que la ecuación cambia en los casos en que dichas tareas son realizadas por terceras personas. Sin embargo, esto no es así, puesto que las que llevan adelante dichas tareas son en la mayoría de los casos, otras mujeres (en un alto porcentaje mujeres migrantes y con mayor vulnerabilidad social) quienes también deben realizar el trabajo de cuidado dentro de sus propios hogares. Respecto de estas cuestiones, ONU Mujeres realizó un estudio exhaustivo en 2018 (se puede ver aquí) con el objetivo de visibilizar el trabajo de cuidados como imprescindible para el desarrollo humano y la necesidad de su reconocimiento, redistribución y reducción.
Sin embargo, sabemos que queda mucho camino por recorrer. Las teóricas del movimiento del Feminismo para el 99% lo explican excelentemente: “Es cierto, el capitalismo no inventó la subordinación de las mujeres. Esta existió bajo diversas formas en todas las sociedades de clase anteriores; pero el capitalismo estableció nuevas formas de sexismo, específicamente ‘modernas’, respaldadas por nuevas estructuras institucionales. El paso clave para ello fue separar la reproducción de las personas y la producción de la ganancia, asignando el primer trabajo a las mujeres y subordinándolo al segundo. Con este golpe, el capitalismo al mismo tiempo reinventó la opresión de las mujeres, y puso al mundo entero patas para arriba. (...) En las sociedades capitalistas se disimula o se niega la importancia fundamental de la reproducción social. (...) se termina relegando a quienes realizan este trabajo social y reproductivo a una posición de subordinación (...) en relación a aquellos trabajadores asalariados más favorecidos, que pueden permitirse descargar esa responsabilidad en otras personas. Esas ‘otras personas’ son en gran medida mujeres, puesto que, en las sociedades capitalistas, la organización de la reproducción social descansa en el género (...)”. (2)
Por este motivo, entre tantos otros, es que es imprescindible la conmemoración del 8M como día internacional de lucha de las mujeres trabajadoras: porque el trabajo reproductivo y de cuidados es trabajo y debe ser reconocido. De ahí el lema de tantas organizaciones feministas a lo largo y ancho del planeta para este día:
“Si nuestro trabajo no vale, ¡produzcan sin nosotras!”
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Referencias
- FEDERICI, Silvia; ACEVEDO, Marta. “Salario contra el trabajo doméstico”. Revista Debate Feminista, 2000, vol. 22, p. 52-61, México.
- ARRUZZA, Cinzia; BHATTACHARYA, Tithi; FRASER, Nancy. Feminismo para el 99%. Un manifiesto. Ed. Rara Avis, Bs. As., 2019.