En una búsqueda rápida en google y con ánimos meramente informativos y algo de curiosidad, encontré que, en el año 1972 en Colombia hubo varios sucesos importantes tales como, 9 de enero, Pacto de Chicoral, 16 de abril tuvieron lugar las elecciones legislativas, el 19 de abril y el 1 de mayo, Vuelta a Colombia 1972 ganada por Miguel Samacá, 1 de agosto, Creación del Banco Davivienda, 1 de septiembre, Medalla olímpica de plata Helmut Bellingrodt en tiro al jabalí, 7 de septiembre, el boxeador Clemente Rojas ganó bronce olímpico en el peso pluma, 8 de septiembre, el boxeador Alfonso Pérez ganó bronce olímpico en el peso ligero, 15 de septiembre, entrada en vigencia de las Unidades de Poder Adquisitivo, 20 de septiembre, Colombia recupera soberanía sobre cayos del Mar Caribe, 28 de octubre, Antonio Cervantes Kid Pambelé se convirtió en el primer colombiano campeón mundial de boxeo, 13 de diciembre surgió en Colombia el grupo de Sacerdotes para América Latina (SAL). Aspira a continuar la lucha de Camilo Torres y del desaparecido grupo de Golconda, Millonarios campeón del Campeonato colombiano 1972, 31 de diciembre, el atleta colombiano Víctor Mora ganó la Corrida de San Silvestre, por las calles de São Paulo.
Al parecer un año bastante movido para Colombia, sobre todo en el área deportiva, unos logros importantes y dignos de recordar, sin embargo me parece sorprendente que en mi búsqueda rápida no haya encontrado el título de un gran documental publicado en ese año, 1972; un documental que al igual que los logros deportivos, debería ser digno de recordarlo y hablarlo, estoy hablando de, El Oro es triste, un gran film de 14 minutos dirigido por Luis Alfredo Sánchez, en donde reflejó sucesos devastadores de ese año, nada gratos y llenos de dolor.
Considero que el ser humano es un ente destructivo, todo lo que llega a nuestras manos, siempre termina fatal, un ejemplo de ello es la naturaleza, un recurso finito de grandes municiones que estarían distribuidas entre muchas personas, buscando equidad, se ha venido convirtiendo en una apuesta a llenar los bolsillos de papeles verdes, de destruir lo que nos da oxígeno para construir edificios que ocultan el sol, usamos lo que nos ofrece el mundo, la naturaleza, sin permiso, pasando e irrespetando, a todos y a todo aquel que se oponga a esa individualidad de poder y necesidad de tener una exquisita cuenta bancaria, transgredimos el límite, como lo diría Bataille, buscando un beneficio propio.
El oro es triste, afirma mi premisa, ver como muchas personas en una época específica, llegan a un territorio que no les pertenece, a buscar bienes ajenos y literalmente robarlos. Esto sólo me deja en claro la falta de humanidad, de amor por el otro, de irrespeto que al día de hoy sigue latente, indeleble en el ADN de los seres humanos. Y si, reitero la palabra robo, estas personas se dejaron llevar por su hambre de riquezas, de dinero, de popularidad, de reconocimiento. Reconocimiento en sus países por llegar con grandes piezas icónicas, únicas, con historias, con una historia que no les pertenece.
Hubo escenas de este frío documental, que realmente erizaron mi mente y encendieron esa llama de rabia y tristeza al darme cuenta que aún falta engrandecer el respeto. Respeto por las mujeres, los hombres, los niños, niñas y la tierra.
Y no pensamos en el otro cuando se trata de riqueza y de poder. Cómo es posible que Barbacoa un territorio rico o más bien que era rico en oro, este ahogado de pobreza, que estén muriéndose los niños y niñas, ancianos, mujeres, por falta de comida, de agua, que sus casas o lo que se le puede llamar casa, estén flotando en el agua por decisión del clima. Este documental le da bienvenida a un sin fin de preguntas a las que no logro encontrar respuesta... porque nadie actuó, en donde estaba el gobierno que debía hacer respetar lo patrimonial, en donde estaban los periodistas, los canales de televisión, la radio...
Donde tenía la gente los ojos puestos, bueno, la respuesta a esa pregunta, está en mi primer párrafo, en los deportes. Cómo es que a esos "conquistadores" no se les movió ese órgano que los mantiene o mantuvo con vida, al llevarse el oro de Barbacoa y con ello una oportunidad de crecimiento para este lugar. Tal vez mis palabras están siendo exageradas, pero eso es lo que me causó ver el documental, sobre todo porque si coloco en google “Barbacoa”, ahorita, a la fecha, sus problemas y su pobreza siguen ahí, no se han ido, no hay dinero, no hay comida, no hay oro. Solo agua.
Realmente el oro sí es triste, y no debería ser así, pues para muchos es una pieza significativa, llamativa, digna de lucir o de guardar, costosa, que te da estatus, o oportunidad de crecer, pero en este caso es deprimente, triste ,como se ve en este documental, solo existe interés por lo material, por algo que a mi modo de ver no es más allá que un objeto, no te hace ni más ni menos, al fin y a cabo si te mueres el oro se queda.
Aquieto mi debate mental, preguntándome porqué estos dignos conquistadores, personas inalcanzables, blancos de admirar, gente con pudor y elegancia, habladores de otro idioma y con un acento excitante, no usaban todo ese interés, avaricia, e imaginación, en dejar una huella, una historia digna de contar, un ejemplo para futuras generaciones, porque no en vez de robar, saquear, se enfocaban en ayudar, en hacer crecer un lugar tan bello como lo es Barbacoa. Terminó con una frase que mi papá suele repetir una y otra vez y es "Es mucho más sencillo destruir que construir”.
Bibliografía:
Luis Alfredo Sánchez. [Colombia Antigua] (1972). El oro es triste [vídeo YouTube]