“Hay dos caras de una misma moneda
Una tiene pobreza y otra tiene riqueza
Una tiene desigualdad y otra privilegio
Una tiene propiedad y otra despojo
Una tiene dolor y otra tiene oprobio
Quien la lanza deliberadamente
para mostrar la cara conveniente
ejerce el poder más excluyente”
Verdades…
Quién no ha sufrido la violencia, reniega de su existencia; quien no conoce el desplazamiento, habla con desconocimiento; quién no sabe que es la pobreza, la juzga desde su “riqueza”; quién vive feliz con sus ataduras, invisibiliza las dictaduras; quién sufre de obtusidad, no entiende la realidad y quien desde el privilegio excluye, a otras verdades le huye…
La verdad parece ser una víctima más de la disociación, cada quien la acomoda a lo que le parece mejor, lo que para unas personas es cierto, para otras es rotundamente falso; lo grave está en desconocer una realidad inmersa en violencia, desigualdad y muerte; pero, lo más crónico está en querer ocultarla a pesar de ser tan evidente. El problema es tan estridente que la gente prefiere aceptar una horrible mentira disfrazada de verdad y no la verdad al desnudo.
Hay verdades prefabricadas al mejor estilo de “doble cara” el supervillano de Gótica quién fabrica su propia suerte en la moneda de una misma cara, la cual manipula a su conveniencia. Este personaje es la representación del bien y el mal, la humanidad y la monstruosidad, la coherencia y la locura. Cuanta razón tenía Harvey Dent, al afirmar que: “determinadas circunstancias revelan el verdadero rostro de la gente” y es que quienes desconocen u ocultan ciertas realidades son disociadores de verdades.
Parece que hay verdades que incomodan a las élites; les incomodan millares de cadáveres, quieren ocultar a toda costa estas verdades; la verdad de los falsos positivos la califican de invención de la izquierda; la verdad de las víctimas del conflicto, la señalan de dogmática; la verdad de las masacres geográficas, la acusan de exagerada; la verdad que abraza la escuela la tachan de adoctrinada. ¡Qué nivel de disociación para verdades que no tienen discusión!
Si bien, no existen verdades definitivas, si hay realidades incuestionables; son incuestionables los posiblemente más de 6.402 mal llamados falsos positivos; son incuestionables las masacres perpetradas en la geografía de la muerte; son incuestionables los feminicidios causados por la violencia machista; son incuestionables las víctimas de desaparición forzada, como lo son también las víctimas de las minas antipersonales; son incuestionables las víctimas de la guerra y el gran dolor de las comunidades. Si bien, pueden existir dos caras, que en realidad representan multiplicidad, estas hacen parte de una misma moneda que reflejan el rostro de una verdad colectiva.
¿Cómo decirle a una madre de un falso positivo que su verdad no vale? ¿cómo negar que una masacre es una masacre? ¿cómo decirle a una víctima del conflicto que su verdad es sesgada? ¿cómo pedirle a familiares de personas desaparecidas que no sigan escarbando la verdad? ¿Cómo decirle al sistema educativo que reflexionar sobre estas verdades es adoctrinamiento? O ¿cómo negar la verdad a quienes por décadas han luchado por ella? Acaso, no tienen derecho a saber ¿qué pasó? ¿por qué pasó? y ¿cómo pasó? como lo tiene también toda la sociedad.
Parece que esta sociedad está plagada de identidades disociativas, dualidades de una misma moneda… Disociadoras de verdades son las personas que viven en burbujas de privilegios ignorando otras realidades, imponiendo el prisma de sus falsas libertades; disociadoras son las élites que gobiernan ocultando lo evidente, para seguir engañando a la gente; son quienes usan discursos alienantes para cubrir sus fechorías y desviar la atención de la justicia, ellas, son como villanas góticas que ocultan su peor cara para mostrar lo que les conviene y mantener un ejercicio de dominación.
Como dice Harvey Dent el famoso “Doble Cara”: “La noche es más oscura justo antes del amanecer. Os lo prometo, no tardará en amanecer” todo depende de la cara de la moneda que escojas.
HAY FUTURO SI HAY VERDAD