¿Cómo entender que lo más importante y primordial es cuidar de la salud humana es restringir algunos derechos como la libertad y mostrarnos como iguales y solidarios ante los más vulnerables?
Vivimos en Colombia, eso es un hecho y de ahí partimos con muchas diferencias frente a países como Alemania, Francia o Estados Unidos entre otros que han logrado cerrar ciudades y prohibir el tránsito humano a cambio de subsidios y partes de tranquilidad a la sociedad con medidas de prevención.
En nuestro país debemos limitarnos a que quienes tienen mayor poder de adquisición, dejen a los otros mercado para subsistir y abastecerse, así como que los grandes empresarios y multinacionales dejen que sus trabajadores tenga horarios más flexibles o trabajen desde casa.
Hay que resaltar que la medida de que se suministre agua a quienes la tenían cortada por falta de pago es buena, refleja que más de un millón de habitantes sufren día a día de no poderse limpiar o subsistir con agua, es un país con mucha desigualdad y precariedad de un bien público tan importante como el agua, que no solo en circunstancias como esta es vital, sino que es un recurso fundamental para el bienestar del ser humano. El problema es que si bien en las ciudades capitales se tenga con hospitales o las posibilidad de que las personas que den positivo estén en sus casas, ¿qué pasará cuando el virus llegue a los pueblos más lejanos de Colombia y no existe actualmente ningún acceso al agua? Es vital y necesario acatar las medidas que sean necesarias y evitar que el virus llegue a la población más vulnerable del país.
Como lo ha establecido Naciones Unidas: los Estados “no deben abusar de las medidas de emergencia para reprimir los DD.HH.” Así que cada medida debe ir acompañada de un análisis y precaución en no incurrir en fallas y retrocesos.
El discurso de las Naciones Unidas estableció además que “las declaraciones de emergencia basadas en el brote de COVID-19 no deben usarse como base para atacar a grupos particulares, minorías o individuos. No debe funcionar como una excusa para la acción represiva bajo pretexto de proteger la salud, ni debe usarse para silenciar el trabajo de los defensores de los derechos humanos.”. Es un comunicado proclamando a la calma y sosteniendo la importancia del cuidado, beneficio global y nunca el particular. En este punto, es importante destacar que es deber del Estado y de todos nosotros que el virus por culpa de los más privilegiados llegue a perjudicar de manera letal a los más vulnerables.
Es la oportunidad de replantear cómo funciona la sociedad a nivel social, quiénes reciben qué y en qué circunstancias. Quiénes son esas personas que en tiempos de crisis siguen trabajando para que la mayoría no se quede sin alimentos. Es por ellos e incluso los migrantes que se encuentran en nuestro país que el abordaje de derechos permite abonar a estrategias de mediano y largo plazo para fortalecer las estructuras gubernamentales que prevengan o mitiguen futuras situaciones similares en salud, educación o medio ambiente.
Replanteemos los derechos de quienes viven en las cárceles, de quienes viven en las calles, replanteemos el sistema de salud pública que se sabe y es evidente lo ineficiente que es por hace muchos años. Tendremos que hacer pequeños sacrificios por un tiempo desde nuestras casas o lugares bastante cómodos, pero a largo plazo, los beneficios serán mayores para la sociedad.
Es necesario además garantizar el acceso a la información oficial, oportuna y clara a todos los ciudadanos del país. Los medios de comunicación tienen un papel importante en la sociedad sobre todo en no por ser los primeros en contar una noticia, la cuenten mal o esten desinformando.
El llamado es a la NO discriminación y a la empatía, debemos ser conscientes de que esta pandemia nos involucra a todos como seres humanos y está en nuestras manos salir adelante con el menor daños posible para nuestros países y el mundo.