“Nos dijeron que éramos súper humanos y eso justificó el genocidio”. (Los nazis)
“Nos dijeron que teníamos derechos sobre las mujeres Yazidíes y eso institucionalizó la Yihad sexual[1]”. (El Estado Islámico)
“Nos dijeron que “la ideología de género” era perversa y eso acabó con el plebiscito para la paz”. (las y los colombianos)
Es frecuente sentirnos como un engranaje más en el entramado de relaciones sociales y políticas que terminan por apropiarse de nuestra condición humana, causando alienación sistemática. En esta columna abordo la manera en que algunas mujeres han logrado luchar contra la opresión y romper la alienación, a través de su subjetividad política, representada en su pensamiento crítico, luchas, denuncias y activismo.
Para empezar, hay que entender que la alienación hace parte de un dispositivo de control que irreflexivamente absorbe la identidad individual en la identidad colectiva, está condición es sin duda el punto de origen del patriarcalismo y otros sistemas basados en la desigualdad y discriminación. Bastó con situar históricamente la creencia de la superioridad del hombre sobre la mujer para instalar el patriarcalismo, ideas como esta, fueron sembradas para justificar la barbarie humana.
NOS DIJERON QUE ÉRAMOS SÚPER HUMANOS Y ESO JUSTIFICÓ EL GENOCIDIO. (LOS NAZIS)
La banalidad del mal fue una expresión utilizada por Hannah Arendt en su obra Eichmann en Jerusalén, en la que describe y analiza el juicio llevado contra este alemán por su participación en el genocidio judío durante las guerras mundiales; la autora explica que la maldad no es una cuestión de monstruos sino una condición perfectamente humana alentada por tres figuras integradas en el circuito de la alienación: El nihilista, enfermo de poder (Hitler), los dogmáticos, obsesivos que siguen incondicionalmente al nihilista sin cuestionar el orden instituido y sin sentir culpa (el cuerpo político y armado) y las masas irreflexivas y alienadas (el pueblo Alemán). El hilo conductor: La idea del súper humano. Este dispositivo continúa hasta hoy camuflado incluso en discursos democráticos.
Hannah Arendt, fue una mujer que exploró su subjetividad política, indagó sobre el surgimiento del totalitarismo y evidenció el peligro de las tramas de poder en la diseminación del mal, sus aportes son además de reivindicaciones, una contribución histórica que develó la URGENCIA de romper la alienación y comprender la normalidad del mal para reflexionar sobre el riesgo de los dispositivos de control descritos por la autora como maquinarias administrativas con influencia sobre el surgimiento y fortalecimiento de los regímenes totalitarios, dictaduras, genocidios, xenofobia, y discriminación, todos fenómenos especialmente ejercidos contra minorías.
NOS DIJERON QUE TENÍAMOS DERECHOS SOBRE LAS MUJERES YAZIDÍES Y ESO INSTITUCIONALIZÓ LA YIHAD SEXUAL. (EL ESTADO ISLÁMICO)
Bastan las mentiras de un nihilista por lo general representado en la figura de un líder negativo obsesionado por el poder para alienar a un grupo social y justificar el crimen en masa; por ejemplo, el Estado Islámico (EI) liderado inicialmente por Abu Bakr al-Baghdadi durante su califato en Irak y Siria, impartió doctrinas teológicas para utilizar a las mujeres como esclavas sexuales y someterlas a todo tipo de vejámenes, secuestros, torturas, violaciones y humillaciones, bajo la mentira de que las mujeres yazidíes[2] eran infieles al islam y por lo tanto podían ser destruidas y tratadas como botín de guerra, un ejemplo de diseminación del mal.
Se necesita una cobarde mentira para mover masas y generar odio y discriminación, se necesita valentía para romper la alienación y contar al mundo la verdad detrás de la mentira, como en el caso de Nadia Murad quién encontró puntos de fuga basados en sus resistencias, ella fue víctima como muchas mujeres de esta parte del mundo de toda clase de violaciones a sus Derechos por parte del (EI), este dispositivo de control utilizó la violenta interpretación del Corán para imponer un régimen de terror especialmente contra los y las Yazidíes, que era aceptado incluso por las esposas y familia de los miembros de (EI) sin cuestionar la violencia y crueldad de sus prácticas, en este contexto fueron aceptadas como algo terroríficamente normal.
Nadia Murad, representa una voz femenina muy importante que luego de vivir un infierno en lo que se llamó la yihad sexual, encontró formas de reivindicar los derechos de las mujeres Yazidíes, hoy es una activista y una lideresa que le mostró al mundo la realidad de la banalidad del mal en los miembros del (EI), su lucha a favor de los sobrevivientes del genocidio y la trata de personas la llevó a ganar el premio nobel de paz 2018.
NOS DIJERON QUE “LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO” ERA PERVERSA Y ESO ACABÓ CON EL PLEBISCITO PARA LA PAZ. (LAS Y LOS COLOMBIANOS)
Los dispositivos de opresión determinados por la banalidad del mal, no se alejan de la realidad actual y en especial de la colombiana, están guiados por la necesidad de control, a través de campañas basadas en mentiras y estereotipos que promueven los intereses del nihilista y generan alienación en las masas. Sin ir más allá, no se puede olvidar lo que ocasionó la mentira acerca de “la ideología de género” sólo con el propósito de atacar el plebiscito para la paz, en el año 2016 y seguir alentando la maquinaria de la guerra.
Bastó un nihilista que sembrará la trampa de “la ideología de género”, unos dogmáticos que lo apoyaran y las masas incontrolables para asumirla como un supuesto riesgo para la sociedad y la estabilidad de la familia bajo el estandarte de la falsa moralidad. Esta mentira desconoció que dicha ideología no existe, lo que existe es el enfoque de género abordado desde el respeto a la subjetividad política de las mujeres y la población con identidad de género diversa, la equidad entre los géneros, la igualdad, el respeto por la diferencia y la justicia social en especial en el escenario de construcción de paz y ciudadanía.
Desde este dispositivo de control se orquestó una campaña engañosa para generar discriminación frente al enfoque de género incluido en los acuerdos de paz, fue transformado y disfrazado maquiavélicamente por el término “ideología” con el propósito de desviar la atención sobre los fines materiales del acuerdo de paz y causar alienación “moral” en la población, el resultado una sociedad irreflexiva que le dijo NO en su mayoría al acuerdo de paz y por ende un daño a la intención de acabar con la guerra.
Aunque irreparable fue el daño causado con esta trama de opresión que se evidenció en la polarización Nacional, la desconfianza en el proceso de paz, la discriminación de los grupos poblacionales diversos, el fortalecimiento del nihilista y sus dogmáticos, también existieron ejercicios de reivindicación contra la alienación liderados por las víctimas del conflicto que en su mayoría le dieron su aprobación al plebiscito por la paz, infortunadamente no fue suficiente para que ganara el SI.
Así mismo, organizaciones de mujeres participaron en el seguimiento al enfoque de género en los acuerdos de paz, mostrando el camino para romper la posición irreflexiva de quienes lo redujeron a “una ideología perversa” ellas, entendieron la importancia de este enfoque en la reconstrucción del tejido social, la reivindicación de los Derechos de las Mujeres y la población con identidad de género diversa que fue víctima de toda clase de vulneraciones en el contexto del conflicto y su reconocimiento como sujetas y sujetos políticos. Sin duda, fue un buen intento que tendrá que enfrentar intensas luchas, en una sociedad alienada por la guerra y encadenada a un sistema de poder que no le permite pensar críticamente.
Todas estas tramas de opresión comparten los modos en los que la banalidad del mal explicada por Hannah Arendt, intenta comprender las formas de actuar del ser humano en momentos históricos y territorios determinados por “ideologías políticas” que conllevan a la alienación y por ende a la violencia y discriminación en especial de las minorías étnicas, grupos de mujeres, y poblaciones más vulnerables. Las reivindicaciones femeninas en las tramas de los dispositivos de opresión han sido fundamentales para romper la alienación y generar reflexión sobre la injusticia y la desigualdad. Sus vidas, sus luchas, sus denuncias, han logrado fracturar el ejército de la alienación y resistirse contra la opresión. Estas mujeres nos dijeron:
“Ninguna causa nos queda, sino la más antigua de todas, la causa de la libertad frente a la tiranía” Hannah Arendt
“Debemos trabajar juntos con determinación para demostrar que las campañas genocidas no solamente fracasarán, sino que además supondrán la rendición de cuentas de sus perpetradores, habrá justicia para los supervivientes”. Nadia Murad
“Yo parí a mi hijo para la vida, pero él me parió para la lucha”, Luz Marina Bernal, madre de Soacha
[1] La yihad sexual fue una práctica del EI para secuestrar y esclavizar sexualmente a las mujeres, someterlas a continuas violaciones, por considerarlas botín de guerra y traidoras del islam.
[2] Los yazidíes tienen la creencia de que Dios creó siete divinidades llamadas ángeles, después de crear al universo a partir de una piedra en forma de perla, envió a Melek Taus, el ángel pavo, pintó el mundo con los llamativos colores de su ropaje, esta deidad se convierte en la conexión entre la tierra y el cielo, es reconocido como un ser benigno para los yazidíes, mientras que para el islam es el ángel caído, el ángel del mal.