Campaña Política del 2021: El Caso Lava Jato y los Candidatos Presidenciales Vinculados a esta Investigación Fiscal en el Perú

October 25, 2021
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Foto: Mikhail Nilov en Pexels

En las Elecciones Generales 2021 (EG2021) en el Perú, participaron 20 partidos políticos y 18 de ellos con lista presidencial además de la congresal. De los 18 candidatos presidenciales, tres de ellos están vinculados a las investigaciones fiscales por este caso de corrupción. Ante ello, es importante revisar cómo actúa el elector y si ello condiciona o no su voto.

Sería necesario que analicemos la condición legal de los candidatos a la presidencia de la República en las Elecciones Generales 2021 y cómo impacta esta situación en el elector. Este análisis debería permitirnos conocer cómo el denominado caso Lava Jato de megacorrupción internacional que remeció los cimientos de la política de América y la clase empresarial, sigue latente en la política del Perú y qué tanto ha repercutido en la decisión del voto del ciudadano. 

Definiendo si efectivamente el ciudadano ha reflexionado sobre quienes protagonizaron una etapa que socavó la moral de la política (ya bastante deteriorada) como la corrupción del Lava Jato y definió su voto en la conclusión de no repetir la historia.

“Es, en realidad, ante la decepción que siente por cada uno de los políticos por quienes ha votado, que no le queda otra que seguir rotando entre distintos líderes con la esperanza de dar, finalmente, con el bueno”, (Alberto Vergara, 2019). 

Mediante esta expresión, Vergara (investigador y politólogo peruano) trata de explicar en pocas palabras dos fenómenos: el debilitamiento de los partidos políticos y que esta forma de hacer política sin lealtades ni institucionalidad ni enlaces reales entre representados y representantes ha sido empeorada por la corrupción, evidentemente uno de los casos que más ha golpeado la política es Lava Jato.

Tener en una campaña electoral presidencial 20 listas que se postulan a los poderes Ejecutivo y Legislativo, que tres de los candidatos presidenciales estén investigados o acusados por el caso más grande de corrupción de los últimos 20 años, nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué algunos de nuestros candidatos presidenciales creen que pueden aspirar a la presidencia de la República, pese a ser procesados por el caso más grande de corrupción, qué piensan de su elector y cómo define el elector su decisión con esta información?

Todo ello nos debe llevar a la reflexión de cuáles son las características del elector peruano al momento de emitir su voto y si le otorga valor que un candidato, de la tendencia política de su preferencia, tiene acusaciones y/o investigaciones por corrupción.

Al parecer, el hecho que la corrupción de Lava Jato agudizara o empeorara el debilitamiento y desconfianza del elector sobre los políticos y los partidos; ha ocasionado que el elector ante tanta decepción deje de interesarse sobre las vinculaciones que sus candidatos tengan con este caso de megacorrupción, porque está obligado a elegir el mal menor.

En el Perú los partidos políticos tradicionales dejaron de ser líderes de las contiendas electorales democráticas desde el inicio de este siglo. La Izquierda Unida desapareció en los ’90 y el Partido Aprista Peruano, de tendencia socialista, apenas pasó la valla electoral en las elecciones de 2011. La derecha y los clásicos partidos que representan esta posición política tampoco han tenido protagonismo en las últimas elecciones. 

Los tres últimos procesos electorales del Perú de los años 2011, 2016 y 2021 han tenido una característica constante: la aparición de un outsider y el deslucimiento de los tradicionales partidos políticos. En el año 2011, los clásicos partidos de derecha como Acción Popular y el Partido Popular Cristiano eran los “enanos” en las encuestas (en referencia a sus cifras), el Partido Aprista Peruano que dejaba Palacio de Gobierno no se situó en las preferencias y más bien surge Ollanta Humala, con una gran fuerza al interior del país y que representaba la voz de una mayoría cansada de la desigualdad social en medio de un crecimiento macroeconómico a nivel regional. A un mes de las elecciones, Ollanta Humala figuraba alejado de las primeras preferencias electorales, sin embargo, a solo un par de semanas empezó a repuntar hasta alcanzar a pasar a la segunda vuelta con más del 30% de las votaciones. Finalmente, en segunda vuelta, gana a un partido representado por un apellido: Fujimori, es decir el partido Fuerza 2011.

En el 2016, nuevamente el Partido Aprista Peruano, insistía con Alan García Pérez, dos veces presidente del Perú y muy criticado por hechos de presunta corrupción. Entre los primeros lugares nuevamente surge la figura del outsider: Julio Guzmán de Todos por el Perú, quien quedó fuera de la contienda electoral por una exclusión administrativa del Jurado Nacional de Elecciones.

En ese contexto, crece la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) del partido Peruanos por el Kambio quien finalmente vence en segunda vuelta a Keiko Fujimori del partido Fuerza Popular. Durante el gobierno de PPK estalla el escándalo de la megacorrupción de Lava Jato y fueron apresados el expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia. Este grave caso de corrupción alcanza a otras figuras políticas como Alan García Pérez y Keiko Fujimori. Fujimori es apresada junto a otras personas de su entorno político y Alan García termina suicidándose en su domicilio, en plena diligencia fiscal de allanamiento y orden de detención preliminar contra él.

Llegan las Elecciones Generales de 2021 y se presentan como candidatos un expresidente que estuvo preso por el caso Lava Jato, una excongresista y varias veces candidata a la presidencia de la República que también estuvo presa por el caso Lava Jato. Ambos acusados por el Equipo Especial Lava Jato del Ministerio Público por delitos desde organización criminal a lavado de activos. Para ambos se piden penas de más de 20 años de prisión. Los candidatos Ollanta Humala del Partido Nacionalista y Keiko Fujimori de Fuerza Popular. Asimismo, un candidato con una investigación preliminar, aún muy incipiente también es comprendido en las investigaciones de este equipo especial de fiscales. Nos referimos al candidato Julio Guzmán del Partido Morado.

“Los actores políticos, motivados únicamente por intereses personales, están destruyendo la democracia. No comprenden -o, precisamente, ignoran- que dañan continuamente a la sociedad en su conjunto, y no tienen incentivos para dejar de hacerlo pues nunca han rendido cuentas ante la ciudadanía” (Claudia Alvarado Albirdo, 2021). 


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En las Elecciones Generales 2021 (EG2021) en el Perú, participaron 20 partidos políticos y 18 de ellos con lista presidencial además de la congresal. De los 18 candidatos presidenciales, tres de ellos están vinculados a las investigaciones fiscales por este caso de corrupción. Ante ello, es importante revisar cómo actúa el elector y si ello condiciona o no su voto.

Sería necesario que analicemos la condición legal de los candidatos a la presidencia de la República en las Elecciones Generales 2021 y cómo impacta esta situación en el elector. Este análisis debería permitirnos conocer cómo el denominado caso Lava Jato de megacorrupción internacional que remeció los cimientos de la política de América y la clase empresarial, sigue latente en la política del Perú y qué tanto ha repercutido en la decisión del voto del ciudadano. 

Definiendo si efectivamente el ciudadano ha reflexionado sobre quienes protagonizaron una etapa que socavó la moral de la política (ya bastante deteriorada) como la corrupción del Lava Jato y definió su voto en la conclusión de no repetir la historia.

“Es, en realidad, ante la decepción que siente por cada uno de los políticos por quienes ha votado, que no le queda otra que seguir rotando entre distintos líderes con la esperanza de dar, finalmente, con el bueno”, (Alberto Vergara, 2019). 

Mediante esta expresión, Vergara (investigador y politólogo peruano) trata de explicar en pocas palabras dos fenómenos: el debilitamiento de los partidos políticos y que esta forma de hacer política sin lealtades ni institucionalidad ni enlaces reales entre representados y representantes ha sido empeorada por la corrupción, evidentemente uno de los casos que más ha golpeado la política es Lava Jato.

Tener en una campaña electoral presidencial 20 listas que se postulan a los poderes Ejecutivo y Legislativo, que tres de los candidatos presidenciales estén investigados o acusados por el caso más grande de corrupción de los últimos 20 años, nos lleva a preguntarnos: ¿Por qué algunos de nuestros candidatos presidenciales creen que pueden aspirar a la presidencia de la República, pese a ser procesados por el caso más grande de corrupción, qué piensan de su elector y cómo define el elector su decisión con esta información?

Todo ello nos debe llevar a la reflexión de cuáles son las características del elector peruano al momento de emitir su voto y si le otorga valor que un candidato, de la tendencia política de su preferencia, tiene acusaciones y/o investigaciones por corrupción.

Al parecer, el hecho que la corrupción de Lava Jato agudizara o empeorara el debilitamiento y desconfianza del elector sobre los políticos y los partidos; ha ocasionado que el elector ante tanta decepción deje de interesarse sobre las vinculaciones que sus candidatos tengan con este caso de megacorrupción, porque está obligado a elegir el mal menor.

En el Perú los partidos políticos tradicionales dejaron de ser líderes de las contiendas electorales democráticas desde el inicio de este siglo. La Izquierda Unida desapareció en los ’90 y el Partido Aprista Peruano, de tendencia socialista, apenas pasó la valla electoral en las elecciones de 2011. La derecha y los clásicos partidos que representan esta posición política tampoco han tenido protagonismo en las últimas elecciones. 

Los tres últimos procesos electorales del Perú de los años 2011, 2016 y 2021 han tenido una característica constante: la aparición de un outsider y el deslucimiento de los tradicionales partidos políticos. En el año 2011, los clásicos partidos de derecha como Acción Popular y el Partido Popular Cristiano eran los “enanos” en las encuestas (en referencia a sus cifras), el Partido Aprista Peruano que dejaba Palacio de Gobierno no se situó en las preferencias y más bien surge Ollanta Humala, con una gran fuerza al interior del país y que representaba la voz de una mayoría cansada de la desigualdad social en medio de un crecimiento macroeconómico a nivel regional. A un mes de las elecciones, Ollanta Humala figuraba alejado de las primeras preferencias electorales, sin embargo, a solo un par de semanas empezó a repuntar hasta alcanzar a pasar a la segunda vuelta con más del 30% de las votaciones. Finalmente, en segunda vuelta, gana a un partido representado por un apellido: Fujimori, es decir el partido Fuerza 2011.

En el 2016, nuevamente el Partido Aprista Peruano, insistía con Alan García Pérez, dos veces presidente del Perú y muy criticado por hechos de presunta corrupción. Entre los primeros lugares nuevamente surge la figura del outsider: Julio Guzmán de Todos por el Perú, quien quedó fuera de la contienda electoral por una exclusión administrativa del Jurado Nacional de Elecciones.

En ese contexto, crece la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) del partido Peruanos por el Kambio quien finalmente vence en segunda vuelta a Keiko Fujimori del partido Fuerza Popular. Durante el gobierno de PPK estalla el escándalo de la megacorrupción de Lava Jato y fueron apresados el expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia. Este grave caso de corrupción alcanza a otras figuras políticas como Alan García Pérez y Keiko Fujimori. Fujimori es apresada junto a otras personas de su entorno político y Alan García termina suicidándose en su domicilio, en plena diligencia fiscal de allanamiento y orden de detención preliminar contra él.

Llegan las Elecciones Generales de 2021 y se presentan como candidatos un expresidente que estuvo preso por el caso Lava Jato, una excongresista y varias veces candidata a la presidencia de la República que también estuvo presa por el caso Lava Jato. Ambos acusados por el Equipo Especial Lava Jato del Ministerio Público por delitos desde organización criminal a lavado de activos. Para ambos se piden penas de más de 20 años de prisión. Los candidatos Ollanta Humala del Partido Nacionalista y Keiko Fujimori de Fuerza Popular. Asimismo, un candidato con una investigación preliminar, aún muy incipiente también es comprendido en las investigaciones de este equipo especial de fiscales. Nos referimos al candidato Julio Guzmán del Partido Morado.

“Los actores políticos, motivados únicamente por intereses personales, están destruyendo la democracia. No comprenden -o, precisamente, ignoran- que dañan continuamente a la sociedad en su conjunto, y no tienen incentivos para dejar de hacerlo pues nunca han rendido cuentas ante la ciudadanía” (Claudia Alvarado Albirdo, 2021). 


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