Las calles de la ciudad se llenaron de les divergentes, disidentes y orgulloses de ser quienes son. Bajo el sol bogotano, la marcha contuvo una multiplicidad de mensajes de denuncia, amor y orgullo.
Este pasado 04 de julio, cientos de personas se movilizaron en las calles de Bogotá, y otras ciudades del país, para la versión número 25 de la marcha del Orgullo LGBTIQ+. La marcha comenzó desde las 2:00 de la tarde en el Parque Nacional para dirigirse hacia la Plaza de Bolívar, contrario a cómo sucedió la primera marcha oficial del 28 de junio de 1982, que salió desde la Plaza de Toros a la Plazuela de las Nieves.
Este 2021, la Mesa LGBT de Bogotá organizó la manifestación bajo la consigna “Junt@s y Viv@s nos queremos” y en homenaje a Laura Weinstein, quien fue directora de la Fundación Grupo Acción y Apoyo Trans (GAAY) y una de las principales activistas LGBTI del país que falleció el pasado febrero. Se estimó, para este fin de semana, cerca de 100.0000 marchantes y espectadores.
Pero, tanto cómo se organizó una manifestación cultural con apoyo de las instituciones oficiales, otros integrantes de la comunidad también organizaron una ‘contramarcha’. Planteada como una forma de oposición a la representación desacertada que presentaba la marcha del Orgullo ‘tradicional’, les protestantes manifestaron su descontento con la mercantilización del Orgullo y de los cuerpos pertenecientes a la comunidad.
“Abajo el capitalismo rosa”, vociferaban desde un megáfono, “es Estado no te quiere marica, te quiere homosexual y capitalista, el Estado te quiere especista, te quiere porque eres consumista”. Con un mensaje de protesta a la violencia estructural que sufre la comunidad, la contramarcha se mostró en desafío a los mecanismos de invisibilización impuestos por una forma de vida consumista.
Esta marcha comenzó desde el Museo Nacional, encaminada a ‘chocar’ contra la marcha que venía desde el Parque Nacional, para luego dirigirse hacia Héroes, en dónde se realizaría un segundo performance y manifestaciones artísticas-musicales. Lugar en dónde hablarían acerca de la necesidad de no sólo tener un enfoque hacia el hombre blanco cis-gay, sino tener una verdadera interseccionalidad de identidades en la representación.
Por otro lado, la marcha del Orgullo que comenzó desde el Parque Nacional siguió su cauce hacia la Plaza de Bolívar, lugar en dónde se encontrarían con una comparsa organizada por el Instituto Distrital de Artes (Idartes), que estuvo a cargo de la Asociación Cultural Candela Teatro. Llena de color y folclor, la presentación artística retrató, de forma abstracta, la lucha de la comunidad por la aceptación y la plena existencia.
Sin embargo, a pesar de que la jornada tuvo mucha acogida, los manifestantes aún así se sintieron a disgusto por la organización. “Desde la Torre Colpatria para acá, nos hemos encontrado con muchos comerciantes por la vía, lo cual es muy incómodo cuando ya habíamos pedido los permisos, con anterioridad, para hacer uso del espacio”, cuenta una manifestante vestida de drag.
Así mismo, diversos marchantes han señalado que Claudia López, la primera alcaldesa mujer y lesbiana en Bogotá, no estuvo presente ni siquiera de forma simbólica. La falta de organización en el espacio, la ausencia de la tarima que se monta cada año, la poca promoción del mes del Orgullo y del evento como tal, son sólo algunos de los factores que decepcionaron a la comunidad asistente.
Queda mucho camino por recorrer en términos de igualdad y representatividad para la comunidad LGBTIQ+, por lo que es importante que no sólo las personas diversas ayuden a construir una sociedad basada en la equidad, sino que también quienes no forman parte de ella. Por esto, el llamado es a no quedarnos con las acciones inclusivas en el mes del Orgullo, sino enfatizar la lucha y continuar construyendo de aquí en adelante.