He visto morir ambientalistas,
En su féretro yace inevitable
El espíritu de la naturaleza,
Sufrieron la orden psicópata de:
¡Muerte a ambientalistas!
La única forma de preservar
Su memoria es inmortalizarla
Como las bellas rosas.
HE VISTO MORIR AMBIENTALISTAS…
Las y los mataron por cuidar el agua, proteger la fauna y la flora, evitar la tala, impedir la minería ilegal, oponerse al fracking, resistir las aspersiones con glifosato, salvaguardar los saberes ancestrales, detener el impacto de los desastres ambientales, luchar contra la expansión de las multinacionales en territorios sagrados y promover la sustitución de cultivo de ilícitos que envenenan la tierra.
Las y los mataron asesinos por naturaleza que se esconden entre las sombras y acechan como furiosas bestias sobre inocentes almas, desangran el pulmón de la tierra, devastan selvas y destruyen todo lo que los rodea, sin pensar que el aire que roban es el aire que respiran, el agua que acaban es el agua que calma su sed, y la naturaleza que atacan es su propio hábitat. Sólo asesinos por naturaleza practican la insana afición de matar a personas que cuidan y protegen la vida.
He visto morir ambientalistas al mismo tiempo que hidroituango el mega proyecto de generación eléctrica derivó en una crisis ambiental que prácticamente secó el segundo río más importante de Colombia, un crimen contra la naturaleza que no debe quedar impune, además, causó desplazamientos de personas despojadas de sus territorios, atentó contra el sustento económico de la población que en su mayoría se dedica a la pesca y arrasó con flora y fauna.
Ambientalistas que denunciaban estos hechos extrañamente encontraron la muerte en manos de asesinos por naturaleza. Como ellos y ellas, hubo más que encontraron la muerte por su causa ambiental, en el 2018, fueron asesinados y asesinadas 24 ambientalistas, una cifra alarmante que ubicó a Colombia en el segundo lugar después de Filipinas como el país con el mayor número de homicidios de defensores y defensoras ambientales. Esta información pertenece al más reciente informe de Global Witness, una ONG inglesa que documenta estos asesinatos a nivel mundial.
Los asesinatos continuaron en el año 2019, por ejemplo, María Yolanda Maturana, quién dedicó su vida al cuidado ambiental, emprendió la lucha contra la minería ilegal y la contaminación de las fuentes hídricas, murió por sus actos de amor por el planeta. El mismo destino compartió el guardián de la ruta del cóndor y protector de los bosques Carlos Aldario Arenas Salinas quien fue asesinado a tiros. Hasta hoy Colombia sigue liderando como uno de los países del mundo más peligrosos para las y los ambientalistas.
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LA ORDEN PSICÓPATA DE: ¡MUERTE A AMBIENTALISTAS!
Quienes impartieron la orden psicópata de muerte a ambientalistas exterminan la vida sin remordimiento, son responsables de la devastación, cometen actos criminales marcados por la locura de una sociedad indiferente acostumbrada a la muerte, se regocijan con el dolor sólo por satisfacer sus propios intereses, es una masacre causada por la defensa de la tierra.
Ambientalistas como Francia Márquez, una de las lideresas ambientales más importantes de Colombia, ganadora del premio ambiental Goldman 2018, y tesista laureada, es una rosa que permanece viva, a pesar de la orden psicópata de atentar contra su vida. En el año 2014, mineros ilegales se ubicaron a orillas del Río Ovejas, en el sur de Colombia, devastaron los bosques, y destruyeron el cauce del río acabando con la vida marina por el uso de mercurio y cianuro para extraer oro.
Esta lideresa, inició acciones para detener el desastre ambiental, participó en “la marcha de los turbantes” una movilización de mujeres negras por el cuidado de la vida y la lucha contra la ocupación de tierras y la minería ilegal, continuó con sus resistencias y movilizaciones y entonces empezaron las amenazas y atentados de los cuales salió ilesa.
Asesinos como los contratados para acabar con la vida de Francia Márquez, caminan entre nosotros y nosotras, se deleitan sembrando exclusión y discriminación como estrategias para justificar sus crímenes. Es un secreto a voces el asesinato de ambientalistas responde al poder sobre la tierra, los intereses de los traficantes de drogas, estructuras armadas, alianzas políticas, grandes empresas y salvaje capitalismo.
SU MEMORIA ES INMORTALIZADA COMO LAS BELLAS ROSAS
Ambientalistas como Natalia y Rodrigo asesinados en extrañas circunstancias en Palomino, La Guajira, representan la necesidad de inmortalizar la memoria de personas dedicadas a proteger toda forma de vida. Su amor por el planeta es un mensaje para el mundo. Es nuestro deber proteger la vida de las y los ambientalistas.
Cada asesinato de ambientalistas es una herida profunda al corazón del planeta, por ello su memoria debe ser inmortalizada como las bellas rosas, no podemos olvidar a quienes protegen a sus comunidades, cuidan y respetan los animales, siembran árboles, defienden los recursos hídricos, aman los paisajes y custodian sus territorios.
En memoria de las y los ambientalistas que perdieron de forma violenta la vida, se exige del gobierno soluciones para frenar estos crímenes, desarrollar estrategias reales contra la deforestación, prohibir el fracking y la aspersión con glifosato, proteger la biodiversidad y limitar la licencia minera en el emblemático Páramo de Santurbán uno de los nacederos de agua más grandes del mundo.
Estas peticiones hacen parte del pliego presentado por el Comité Nacional del Paro que tiene una nueva cita en el mes de marzo de 2020, esta vez convocado por ambientalistas y que seguramente se verá afectado por las prohibiciones de concentraciones de gente derivadas de las medidas para contener el coronavirus, un fenómeno que tiene la atención pública que también debería tener el asesinato sistemático de Defensores y Defensoras del medio ambiente.
Cada vez que ambientalistas mueren de forma violenta una parte de la tierra muere, mueren las luchas y los sueños de vivir en un lugar mejor, no dejemos morir su memoria, protejamos su vida en ella prevalece el respeto por la fauna y flora, por el aire que respiramos y el espacio que habitamos, sus acciones por el planeta la agradecemos cada una de las especies que habitamos la tierra, ¿Qué culpa tienen los animales y las plantas de la devastación humana?
¡Unámonos a la causa de la vida¡