Después de una pandemia ¿qué aprendimos? Aceptar la realidad ya que no solo hubo contextos personales de pérdidas familiares, sino que también procedió el mundo a cambiar la forma de hacer negocios, porque nunca hubo un detenimiento parcial de la economía, no para México, un ejemplo es el vendedor ambulante al cual le colocaron trabas para no crecer, porque la realidad de un mexicano es emprender de lo básico, posteriormente si funciona comienza la especialización del negocio que bien para el comerciante es lograble el objetivo, aunque en nuestra sociedad no funciona así, ya que hay que obtener un permiso ante la alcaldía, pagar el documento que autentifica el libre derecho de ofrecer el producto, por último solo queda vender.
El contexto del vendedor o vendedora ambulante es difícil ya que en ocasiones llegan a su zona de trabajo los inspectores y decomisan su mercancía, los policías hacen lo mismo, el asunto deriva en humillaciones, golpes e insultos propiciados por los indefensos ambulantes que terminan totalmente desprotegidos ante la arbitrariedad de judiciales, además en algunas ocasiones no logran obtener la ganancia de lo que invirtieron, así como no soportan el proceso de estar más de seis horas de pie, aunque tiene sus ventajas porque no hay un superior al cual reportar los avances o caídas de la venta del día a día.
Pero hay de ambulantes a vendedores como el caso de aquellos que ofrecen celulares robados en tianguis, lo cual no es permitido; pero lo hacen, en este caso sí debería ser estricta la autoridad.
Exponer lo anterior nos invita a pensar en aquellas mujeres y hombres que afrontaron esa realidad como la joven vendedora de tamales, aquel que comercio con la famosa barbacoa, el vendedor de frutas que abrió las puertas de la cajuela para ofrecer un producto fresco, sin embargo aquel que le importa al sistema es el que paga impuestos; pero aquel que no paga el impuesto es observado como el irresponsable, el egoísta, incluso un traidor. Nadie reflexiona sobre el contexto social del otro, porque vivimos en una sociedad que todo lo juzga, una economía fuerte se hace pensando en todas y todos, no solo en el beneficio de unos cuantos. Hay que trabajar una propuesta donde el objetivo sea beneficiar al sector de los ambulantes. Basta de criminalizar un asunto que no merece ese trato.