En el programa de Mujeres que Impactan, la mexicana Aurora Esquivel nos habla desde sus experiencias de vida y nos deja pequeñas semillas de sabiduría para determinar nuestro valor, identidad y tomar decisiones que superen las inseguridades que han tocado nuestras vidas.
Aurora Esquivel es arquitecta, también se ha desempeñado como funcionaria pública y líder de diversos proyectos, pero su sabiduría va más allá de su profesión. Se ha enfocado, a lo largo de su vida, en impulsar a las demás personas a su alrededor a encontrar su mayor potencial, en fortalecer sus habilidades y en trabajar por un bien común.
“Yo no sería quién soy si no fuera por quienes han tocado mi vida”, la profesional afirma que somos, en efecto, la reunión de todas aquellas personas que han estado en nuestros caminos, que han formado parte de nuestras historias, así sea de forma efímera.
Por esta razón, se enfoca en escuchar y observar a las personas, para así crear estrategias que mejoren su rendimiento. El reconocer a otra persona como ser humano ha sido una de las grandes fortalezas con las que cuenta Aurora, “es importante que los sucesos se reconozcan, realizar acciones afirmativas”.
Para ella la base de todo tipo de relacionamiento es la disposición a conocer al otro, ver la persona tal cómo es para hallar una forma de conectar con ella y, así mismo, resalta la necesidad de ser vulnerable con otros, para que aquella conexión funcione sinérgicamente, y el objetivo siempre pueda lograrse. Se esfuerza por hallar en lo más pequeño la visión de algo grandioso. “la suma de nuestras acciones, genera transformaciones”, afirma Aurora, señalando que es importante realizar acciones afirmativas con las personas en nuestro círculo, reconocer su valor y hacerles saber que generan un impacto.
Pero también es importante, en el ámbito personal, saber aceptar nuestras propias habilidades y tomar en cuenta los cumplidos, pues nunca son por nada, generalmente son observaciones honestas. “Lo que más te digan en lo cotidiano, tómalo en serio”, reflexiona Aurora, “allí encontrarás la respuesta. Eso te dice hacia dónde vas y lo debes cultivar”.
Sin embargo, estas enseñanzas no vienen de gratis. Para Aurora, llegar a un nivel en el que puede compartir sus experiencias implicó un largo trabajo emocional que, aún ahora, es constante. Enfrentarse a vivencias que marcaron su vida, puede decirse, de forma traumática, ha sido uno de sus grandes pasos para convertirse en la persona que es hoy. El sufrir bullying fue uno de los factores fundamentales con los cuales debía hacer paz para poder superarse a sí misma.
“Sientes vergüenza cuando has sido discriminado de alguna manera,” señala la profesional, refiriéndose a cómo muchas personas reprimen estas experiencias y nunca las verbalizan, de manera que no procesan el sentimiento y esta aflicción afecta el resto de sus vidas, “a veces uno se cree esos comentarios que las personas dicen sobre uno, por eso es mejor hablarlo”.
De acuerdo con un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en México, 18 millones 782 mil alumnos de primaria y secundaria son víctimas de bullying, que se manifiesta con agresiones psicológicas, verbales o físicas, hacia una persona en particular.
Para Aurora este fue un momento difícil de su vida que tuvo que enfrentar, “me dolió”, explicaba, “pero me hizo dar cuenta que no puedo permitir que otras personas me definan”. El reafirmar nuestra identidad a pesar de traumas y dolencias que han tocado nuestras vidas es uno de los primeros pasos para sentirnos cómodos en nuestra propia piel. El autoconocimiento es la base fundamental para hallar el camino de nuestras vidas, pues el determinarnos como seres humano con habilidades nos genera la confianza suficiente para perseguir nuestros sueños, alcanzar nuestras metas y dejar atrás aquellos miedos infundados por las inseguridades.
“El aquí y el ahora” es el mantra de la profesional. Lo esencial para ella es soltar el pasado para poder visualizar el futuro, y no regir las decisiones sobre las incertidumbres que ofrece el futuro, sino las certezas que propone el presente. “Soy el pasado de mis fundamentos, el presente de mis decisiones y seré el futuro de mis visiones”, afirma. Pues como ella misma explica, el pasado sólamente sirve como aprendizaje, porque el contexto invariablemente cambiará y no serás la misma persona por siempre, así que una decisión basada en emociones sin superar, llevará sin duda a un resultado no deseado.
En cuanto al futuro, abandonar la ansiedad que genera pensar en las posibilidades y entregarse a la idea de que lo que viene nunca está labrado en piedra, ha demostrado ser aún más positivo el resultado que cuando está fundamentado en preocupaciones. “Me hago las preguntas; ¿Qué es lo peor que puede pasar?, ¿Lo puedo controlar?”, explica, “Si lo puedo controlar, ¿qué tanto daño hace? Y muchas veces ni es tan malo como imaginaba”.
Según Aurora, es necesario visualizar 3 escenarios: el deseado, el posible y el no deseado. Sobre esta filosofía, la toma de decisiones es más sencilla. Pues mientras se tenga claro el objetivo, como también la identidad propia, lo único que hace falta es tomar un paso hacia adelante. Es entonces cuando Aurora nos deja esta enseñanza; “el mundo puede ser una incertidumbre continua, pero no significa que tú lo seas”.
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