Actualmente y según las proyecciones del Foro Económico Mundial necesitamos 145,5 años para alcanzar la paridad de género en la política. El organismo internacional señaló que, en los 156 países incluidos en su Informe sobre la brecha de género 2021, las mujeres representan solo 26,1% de unos 35.500 escaños parlamentarios y sólo 22,6% de más de 3.400 ministros en todo el mundo. Por otra parte, en 81 países, nunca ha habido una mujer cabeza del estado.
Sin embargo, en esta carrera por conseguir la paridad no están incluyendo a las mujeres trans, a pesar de varios logros obtenidos en escenarios políticos. En ese caso y a pesar de los avances alcanzados para el reconocimiento y el cumplimiento de sus derechos ciudadanos, ¿cuánto más nos podemos demorar?
En América Latina, se han dado pasos importante pero aún queda mucho por hacer. En Perú, por ejemplo, la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) aprobó el pasado 8 de marzo de 2021, el “Protocolo para garantizar el derecho al voto de las personas trans en la jornada electoral”, estableciendo que, si la autopercepción o apariencia de cualquier persona trans difiere de los datos que aparecen en el Documento Nacional de Identidad, no será motivo para impedir su derecho al sufragio.
Sin embargo, para la excandidata al Congreso de ese país, Gahela Cari, mujer indígena trans, estas condiciones no se dieron al momento de su postulación por la coalición Juntos por el Perú, ya que tuvo que hacerlo bajo su nombre masculino de nacimiento. Esto desató, en palabras de Cari, un “ataque transfóbico” en su contra por parte del entonces candidato por el partido Renovación Popular, Frank Krklec, al referirse a ella como Guillermo, su nombre legal.
Otros países que han avanzado en la aprobación de protocolos similares son Colombia (diciembre de 2020) y México para las elecciones de 2018, mientras que en Argentina y Uruguay se sancionaron leyes de Identidad de Género y Ley integral para personas trans, que permiten votar con un documento que refleje su identidad de género autopercibida y reconocen su ciudadanía plena, respectivamente.
México y Chile: mujeres trans en los tarjetones electorales
Abriéndose camino en la vida pública, 44 personas de la comunidad LGBTIQ+ se postularon para los comicios a la Cámara de Diputados en México y alrededor de un 2% de los más 5.300 candidatos para diversos cargos. Esto ha sido un hito en los procesos electorales del país centroamericano. Se destacaron, además, candidatas como Valeria “Lorety” Barrientos Velázquez, quien aspiraba a la alcaldía de Zacatelco (Tlaxcala) y que tuvo que hacer su cambio de identidad en la Ciudad de México ya que en su estado no se había aprobado hasta el año pasado.
Ella, como Lady Tacos de Canasta, quien postuló su nombre para el Congreso, denuncian la discriminación y el acoso que se sufre a diario en las calles mexicanas por su orientación sexual e identidad de género, sin que la violencia pare, ya que, según cifras de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la expectativa de vida para las personas trans solo es de 35 años en este país. Sin embargo, también tuvieron que enfrentar falsos transgénero en las postulaciones de otros partidos, que encontraron ahí una tabla de salvación para cumplir con la cuota de paridad. Así fue como hicieron pasar en algunos casos a 18 aspirantes masculinos como mujeres trans.
Valeria “Lorety” manifestó durante su campaña que su participación electoral no era solo por la comunidad LGBTIQ+, sino por los hombres y mujeres que escuchaba en su salón de belleza y que exigían un cambio, cansados de lo mismo. Su apuesta, dijo, es por la inclusión política y la posibilidad de crear políticas públicas dirigidas a todos los sectores sociales.
En Chile, para la elecciones de la Convención Constituyente, Constanza Valdés (Distrito 7) y Emilia Schneider (Distrito 10), fueron las mujeres trans que buscaron a través de las urnas avanzar en la superación de las brechas sociales y las desigualdades que enfrenta no solo la comunidad LGBTQI+ en el país sino las mujeres. A pesar de una de ser una de las representantes más votadas en la elección constituyente, Emilia no hace parte de la Convención como consecuencia del sistema de arrastre de las listas, dejando por fuera la posibilidad de tener mujeres trans en la formulación y consolidación de una Constituyente de Derechos que le de forma a la Chile de todos.