Los mitos entorno a la sexualidad femenina han jugado un papel decisivo para la determinación de los roles de la mujer en el sexo. De ellas se espera que sean sumisas, y se limiten a complacer a su pareja varón porque solo se les figura como una pertenencia personal, además de encasillarlas como un medio reproductivo meramente, es decir, el sexo es sinónimo de maternidad. Mientras que ellos tienen el derecho, y casi la obligación social, de mantener relaciones sexuales con múltiples mujeres ya que esto los hace más “machos”, y es una actividad totalmente normal de la cotidianeidad.
El disfrute sexual llega a nuestros días como una acción casi inmoral, y para la mujer queda restringido mostrar deseo hacia el sexo. Esto sucede incluso antes de que una niña nazca. De las bebés se espera que sean dulces, tranquilas, cariñosas, pasivas, comprensivas y empáticas. Incluso los colores, juegos y profesiones del futuro las demarcan. Por ello, el amor de la mujer debe ser romántico, es decir, la mujer no puede disfrutar su sexualidad con varios hombres, y si lo hace, ella nunca debe tomar la iniciativa. El erotismo no está permitido en el mundo femenino, y sus pasiones y deseos sexuales no deben ser manifestados pues su única función en el sexo es satisfacer las necesidades de otros.
A las mujeres se les lastra sexualmente: se les hace creer que el sexo es algo sucio, se les oculta el placer y la diversión que aporta a los humanos, no deben hablar de él, o hacerlo de forma muy precavida.
Todo ello ha provocado fuertes tabúes y leyendas sobre la sexualidad femenina:
- Aunque en ocasiones las mujeres no lleguen al disfrute pleno con su pareja sexual, fingen el goce por el temor a expresar las necesidades o a ser rechazadas.
- Actuar de manera pasiva porque es lo que se espera de ellas. Por lo que toda caricia e iniciativa está mal vista.
- El primer acto sexual siempre tiene que doler. Es totalmente falso, muchos factores influyen para que esto suceda: los nervios, la falta de suficiente lubricación o la brusquedad.
- El sexo durante la menstruación es antihigiénico y no hay riesgo de embarazo. La sangre menstrual no es fuente de infecciones o enfermedades al entrar en contacto con ella.
- Si tienes pareja no deberías masturbarte. La masturbación femenina siempre ha sido un tema tabú y visto como poco lícito. Además, el auto placer permite a las mujeres conocerse a sí mismas e incluso disfrutar mejor la sexualidad en pareja.
- Hay que probarlo todo para sentirse sexualmente libre. El sexo es una acción muy libre y diversa. Cada mujer disfruta de una manera distinta y personal. Por lo que no siempre necesitan probarlo todo, y esto no es un problema.
- La penetración siempre es necesaria para lograr el orgasmo. Un alto porcentaje de mujeres sienten un mayor placer a lo largo del sexo de otras formas, y la penetración es lo que menos disfrutan (tan solo un 25% llegan al orgasmo así).
- Todas las mujeres tienen orgasmos. No todas llegan al orgasmo, lo cual no significa que no sientan placer sexual. Siempre se habla del orgasmo como el punto final, pero el proceso puede ser igual de placentero.
Sigue siendo común que se produzca un gran desconocimiento de las mujeres sobre su fisiología sexual ya que desde la niñez se les prohíbe cualquier expresión por la cual quieren descubrir y mostrar su sexualidad. Esto, junto con lo anterior, influye en que no logre el pleno disfrute, y puedan aparecer complicaciones sexuales como anorgasmias e incluso incapacidad sexual.