Roja Vol. 2: Denuncia por la dignidad y el respeto
Texto a varias manos
Marzo de 2019
No existe autoridad competente a la cual pueda presentar este documento debido a la falta de evidencias, pruebas, registros y testigos de los hechos ocurridos, por la limitación que hay en las leyes que nos rigen. Además el miedo, la impotencia, la rabia, la vergüenza, la tristeza, entre otras razones en su momento se apoderaron de mí, produciendo silencio.
Escribo esta denuncia pública inspirada en varios testimonios que han marcado para siempre las memorias de las víctimas. Nos han enfermado, deprimido, dañado... pero hoy destapamos la cañería y ¿quién se atreve a mirar? ¿quién se atreve a actuar? Somos más de los que aparecen en las encuestas y registros oficiales.
En nombre de los silenciados y abusados declaro que he vivido la violación de mis derechos como ser humano, me han destruido la DIGNIDAD, me han discriminado, acosado moral y sexualmente. Los hechos en los que se basa esta denuncia son los siguientes:
Advertencia: Los relatos expuestos a continuación, incluyen partes explícitas de violencia, abuso sexual y abuso infantil; pueden motivar recuerdos traumáticos.
Varias veces, cuando regresaba del colegio, hombres desconocidos metieron su mano bajo mi falda. Se iban rápido y yo no podía hacer nada.
En buses y en la calle, cuando me pongo algún vestido (o así no me ponga nada llamativo) las miradas de algunos me producen miedo y desconfianza, parece que fuera su presa. Cuando salgo del trabajo alguien me dice todos los días algo vulgar. Otro me mira desde la misma esquina como si me viera empelota. Desde su carro me pitan, otros intentan llamar mi atención con silbidos, chiflidos y ruidos como si me conocieran, para hacerme gestos y señas obscenas.
Un tipo con el que no quise volver a salir, después de haberlo bloqueado en redes sociales, una y otra vez conseguía la forma de volver a hablarme. Me mandaba fotos y videos asquerosos. Me amenazó con buscarme en mi casa. No podía entender que YO NO QUERÍA.
Una noche, mientras esperaba que mi hermana trajera las llaves para abrir la casa, se acercó un hombre en una moto. Sin quitarse el casco empezó a masturbarse delante mío. Salí corriendo y entré en el único lugar abierto a esa hora: un bar. Allí esperé con miedo, mientras me hostigaban los hombres borrachos que estaban en el lugar.
No te importó abusar de mí a pesar de que fuera tan joven. Te aprovechaste de mí y me violaste,¡¡¡maldito desgraciado!!!
Cuando era secretaria, un día mientras estaba sentada en el puesto de trabajo, mi jefe empezó a acosarme y amenazarme con echarme si no me acostaba con él. Otro día me ordenó hacer labores que no me correspondían y me manoseó, él estaba como un animal. Yo lo rasguñé para soltarme. Luego de la denuncia que le hice me echó y me denunció también para lavarse las manos.
Cuando yo tenía 8 años, mi tío Ernesto entraba a mi cuarto y me obligaba a tocar su pene mientras él me tocaba. Me amenazaba para que no dijera nada. No logro olvidarlo.
Hace poco después de salir de una fiesta, al coger un carro de vuelta a mi casa, tuve que textear a mi hermano: “Estoy en la cra 30 con 80, rumbo a la casa con un conductor que se está pasando de la raya, si me pasa algo avísale a mis papás”. No sabía qué más hacer. Temía que el conductor me hiciera daño.
Fuimos pareja y aunque te dije que no quería que me tocaras, lo hiciste impulsivamente. Me tomaste fotos desnuda. Ahora que no estamos juntos se las muestras a todos.
Esa noche que salimos del concierto, cuando estaba un poco borracha en tu casa, me violaste con tus amigos. Después ustedes me dijeron que yo quería hacer todo eso, que no me obligaron.
Cuando camino con mi esposo, me doy cuenta que aunque esté conmigo, mira a las jovencitas de arriba a abajo. ¿Qué hará cuando no estoy con él?
Recuerdo una vez que estuve con un man que se llama Camilo. Ese día, después de haber caminado y estar muy cansada, me obligó a tener sexo en un parque a la fuerza y me tocó sin yo querer hacerlo.
He perdido el gusto por salir a bailar. Algunos son lugares donde se te pegan a bailar así no quieras; donde pueden darte drogas en un vaso de agua para que pierdas el control; donde una invitación a una copa debe ser devuelta con una noche en la cama, si no eres una “malagradecida”.
El director de mi tesis de grado un día me invitó a salir a bailar. Yo no quería, pero después de su presión y amenazas para acabar mi tesis, acepté para poder graduarme de la universidad. Luego de hablar con varias compañeros, descubrí que no era la primera vez que lo hacía. Cinco años después de intentar llevar el caso a las instancias correspondientes, no ha pasado nada.
En muchos lugares, en este momento hay niñas y niños que pueden estar siendo abusados, asesinados y sepultados. Y familias que aún los esperan de vuelta en sus casas.
Frente a una cantidad innumerable de abusos, acosos, intimidaciones, masacres y otras atrocidades, los denunciantes declaramos expresa y públicamente la necesidad de una transición a una sociedad en la que podamos convivir basándonos en el respeto, el amor, la armonía y la horizontalidad; una sociedad en la que todos hagamos parte de la transformación y eliminación de conductas y comportamientos, que aparentando ser normales, aceptables y naturales, en realidad son dañinos, son poderosas armas de destrucción del tejido social.
En todos los casos y situaciones de nuestras vidas el consentimiento debe ser explícitamente expresado, hasta con nosotros mismos: pídete permiso para hacer las cosas.
En relaciones desiguales, que son precisamente las que más debemos evitar, las personas consideradas “inferiores”, están coartadas a expresar su inconformidad o molestia. No se puede traducir la falta de resistencia, o el silencio, en aprobación. Debe haber consentimiento mutuo de las acciones.
Se han normalizado comportamientos que se basan en el acoso para conseguir fácilmente lo que se quiere, siendo la mujer la más acosada sexualmente y el hombre el frecuente acosador. El agresor por lo general es superior económica, material y físicamente: asume que la víctima debe estar a su disposición por derecho propio y algunos no conciben que nadie les pueda negar alguna cosa.
Es hora de levantarnos, de activarnos, de abrirnos paso, de cambiar lo que nos afecta. ¡No perdamos la esperanza! Es hora de perdonar, de soltar y de sanar las heridas del pasado. Dejar de herir en el presente.
Ya la luz del cambio aparece en el horizonte. ¡¡¡Reacciona!!! Cambia tu mismo para cambiarlo todo.
“Somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”.
Eduardo Galeano.