El término LGBTI a hoy LGBTQIAP, nació en los años 90, con el fin de unir y promover los derechos de igualdad de las diferentes identidades de género, tales como
Lesbiana: Una mujer que le gusta o se siente atraída por otra mujer.
Gay: Un hombre que se siente atraído o le gusta otro hombre.
Bisexual: Una persona que se siente atraída por otra persona sin importar su sexo.
Transexual y/o Transgénero: Una persona que se identifica con el sexo opuesto al que le fue otorgado al nacer, puede sentir atracción por otras personas sin importar su sexo y también puede incurrir a procedimientos quirúrgicos para obtener una apariencia física.
Queer: Son aquellas personas que no se identifican con etiquetas ni estereotipos.
Intersexuales: Son aquellas personas que tienen características genéticas de un hombre y de una mujer al tiempo.
Pansexuales: Personas que se sienten atraídas sentimentalmente y/o sexualmente por otras personas sin importar su sexualidad ni su orientación de género.
Asexuales: Son aquellas personas que tienen nula o baja atracción sexual por otros individuos “ esto no quiere decir que no se enamoren o no tengan contacto sexual; de hecho, muchas personas asexuales, construyen relaciones afectivas y pueden llegar a tener un encuentro sexual muy enriquecedor con su pareja.
Anteriormente, las personas utilizaban palabras como otro sexo, tercer sexo, homosexuales, para referirse a este tipo de personas en general. Años más tarde, se crearon palabras despectivas en sinónimo de burla “Marica, maricón, Plumaje, Loca, Machorra, Arepera, Enfermo VIH, Come pollo, Cacorro, No heterosexual, raro, rara, promiscuos, etc”
Éste tipo de palabras despectivas, que generaron fobia en contra de la comunidad LGBTQIAP, fueron las detonantes para emprender un proyecto de concientización y respeto hacia la comunidad.
El respeto hacia esta comunidad, no debe ser solo responsabilidad del heterosexual, sino también de los mismos LGBTQIAP, dado a que existen muchos homosexuales, intersexuales, Transgéneros y otros, que detestan su propia condición sexual.
Recuerdo que, un día, tuve una cita romántica con una chica, la cual iba bastante bien, hasta que apareció una señora diciéndonos “AREPERAS”, y me dejé llevar por la rabia y le dije palabras fuertes; terminé llorando por ser “arepera”; perdí mi convicción, la plata y la chica.
Al final, entendí que las palabras tienen poder si son utilizadas para construir, de lo contrario, son basura.
NO SE OFENDA NI PIERDA EL CONTROL, no malgaste su tiempo explicando que machorra es estéril, que marica es hipocorístico del nombre María, que maricón es ofensivo, que arepera es un lugar donde venden arepas, que VIH también lo padecen los heterosexuales, que cacorro es una palabra coloquial y despectiva, que loca es mujer con una enfermedad mental y que la homofobia es sinónimo de frustración.