Siempre es un placer leer a una mujer y sin duda, alegra que entre sus letras, los mensajes sean radicales respecto al feminismo.
Isabel Allende es una de las grandes escritoras latinoamericanas de los últimos tiempos. Es reconocida a nivel mundial y sus obras literarias, personajes e historias están llenas de inspiración y valentía.
En su último y más reciente libro “Las mujeres del alma mía”, escrito incluso ya en pandemia, describe momentos de su infancia y el por qué la inspiración de muchos de sus personajes en sus obras.
Se cuestiona la forma cómo fue criada, cómo veía a los hombres de su vida, cómo concibió la idea de tener hijos y un matrimonio. Aparentemente ha llevado una vida tranquila, llena de amores, alegrías y tristezas. Aunque, desnuda todo lo que sintió por la muerte de su hija y como por ella, ha hecho tanto por las mujeres.
El recorrido de su vida, sus historias y las mujeres que la inspiraron en la vida son ejemplo para todos sus lectores y con esta última publicación nos demuestra que nunca es tarde para manifestar lo que pensamos.
Lo digo porque es nuestro deber, seguir persistiendo con nuestra voz y con nuestras acciones para que al menos haya un cambio, o que al menos alguien nuevo lea, se instrumente con las luchas feministas y reflexione.
Cada día, las mujeres seguimos siendo víctimas de rechazo, de intolerancia y violencia sin importar la edad, estratos, ni razas. No hay día que no aparezca una noticia sin que involucre violencia contra la mujer.
Desafortunadamente no creo que llegue un día en que en la sociedad tanto colombiana como de la región y en el corto plazo, las mujeres seamos realmente tenidas en cuenta con igualdad real y sororidad. Sin embargo, no podemos perder la esperanza.
Isabel lo ha dicho muy claro y no es solamente que seamos incluidas por igual en varios aspectos o temas específicos. El punto es que nosotras las mujeres sí somos fuente económica y de desarrollo para el mundo, “una de las formas más eficaces de tener un impacto positivo en el mundo es invirtiendo en las mujeres”.
No solamente somos laboriosas, pues ya hemos demostrado nuestras capacidades. Es la proyección de la energía femenina lo que hace el cambio, lo que equipara a la fuerza masculina en el mundo.
Además, es importante recordarnos a nosotras mismas que el éxito de una lucha se debe a su constancia y persistencia. No son solo pañuelos verdes y morados, son años de reclamar lo que nos ha sido arrebatado. Para eso, traemos propuestas y ambiciones donde cabemos todos sin discriminación.
Somos un recurso natural, somos vida, impulsamos y trascendemos. Somos criaturas sensuales, vibramos con sonidos, colores, fragancias, texturas, sabores y todo aquello que complace nuestros sentidos.
Sin duda, la sexualidad ya no está sujeta a reglas fijas o clasificaciones. Pero recordemos que al patriarcado le conviene clasificar a la gente, así siempre será más fácil ejercer control.
Isabel me alienta, me inspira y gracias a ella y otras escritoras, periodistas y mujeres que en el mundo no se callan, seguiremos manifestando nuestros pensamientos. No nos cansaremos porque la voz de pocas siga incomodando al sistema.