Mutilación Genital Femenina: De la Negación de su Existencia a la Tolerancia Cero de su Práctica

July 30, 2020
Columna
por:
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Asha Ismail

Durante siglos, el cuerpo de las niñas y mujeres ha sido (y aún lo es) territorio de control, tanto por parte de los Estados como de las religiones (todas, en general). La historia nos muestra cómo los cuerpos femeninos fueron puestos obligadamente al servicio del trabajo y el capital, y fueron destinados exclusivamente a la reproducción (por contraposición a la producción que busca el capitalismo). 

Tal como afirma Federici en su obra “Calibán y la bruja”, la caza de brujas llevada adelante en Europa durante los siglos XV y XVI expropió los cuerpos de las mujeres, liberando cualquier obstáculo que impidiera ponerlos al servicio de producir ‘mano de obra’, única función de producción que le dio el capitalismo a las mujeres. El placer sexual constituyó para los persecutores uno de esos “obstáculos”. Lo que irónicamente la historia no cuenta es cómo el nacimiento y consolidación del sistema capitalista fue posible gracias a ese genocidio y expropiación. Siguiendo a la autora, esa caza de mujeres tomó otras formas con el correr de los siglos. En este sentido, podemos entender a la mutilación genital femenina también como una práctica relacionada con el control de los cuerpos de mujeres y niñas.

La mutilación genital femenina (MGF) es una práctica llevada adelante sobre el cuerpo de niñas a lo largo de todo el mundo, con graves consecuencias físicas y psicológicas. Las comunidades afectadas llevan adelante este proceder en el cuerpo de niñas, y como consecuencia, muchas de ellas incluso mueren. Es importante destacar que la ONU ha establecido el 6 de febrero como el “Día Internacional de tolerancia cero con la MGF” (ver aquí), dando cuenta que estas prácticas constituyen violaciones a los Derechos Humanos (Convención CEDAW y Convención sobre los Derechos del Niño, por nombrar sólo las más importantes) y es violencia de género.

Con el objetivo de concientizar sobre el peligro que corren millones de niñas a lo largo de todo el mundo de ser sometidas a esta práctica, una mujer superviviente de la MGF, Asha Ismail, ha fundado la Organización “Save a Girl, Save a Generation” (ver su historia de vida aquí y la página de la organización aquí). Como parte de esa concientización, cuentan en su página: “De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2014), la ablación de clítoris o mutilación genital femenina es la eliminación de tejido de cualquier parte de los genitales femeninos por razones culturales, religiosas o cualquier otra sin fundamento médico. La pérdida casi total de sensibilidad es la principal consecuencia para las afectadas, con el añadido trauma psicológico. Hay mujeres que mueren desangradas o por infección en las semanas posteriores a la intervención, ya que se realiza casi siempre de manera rudimentaria, a cargo de curanderas o mujeres mayores, y con herramientas no muy ortodoxas como cristales, cuchillos o cuchillas de afeitar.”

El trabajo que llevan adelante este tipo de organizaciones es fundamental, así como la visibilización por parte de los movimientos feministas acerca del control del cuerpo de las mujeres y los mecanismos implementados por los Estados para llevarlo adelante, ya que son necesarios el involucramiento de varones y mujeres para el abandono de estas prácticas.

Hay varios análisis que se pueden realizar respecto de esta práctica como violencia instrumental, en palabras de Segato. Sin embargo, y por recomendaciones de la propia organización “Save a Girl, Save a Generation” para el abordaje mediático de la MGF (ver) diremos que esta práctica debe ser erradicada para permitir que las niñas de todo el mundo gocen plenamente de sus derechos humanos. Un gran paso ha dado en este sentido Sudán, Estado que en mayo pasado ha incorporado como delito esta práctica a su Código Penal.

Es esencial la visión que, en este sentido tiene la Organización de Asha: “contribuir a un mundo donde las mujeres y las niñas sean libres de la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados y toda forma de violencia de género. Donde las niñas y las mujeres tengan el poder de ser agentes de cambio y contribuir en la educación, la salud y liderazgo en sus comunidades”. 


Referencias:

  1. FEDERICI, Silvia. Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Ed. Traficantes de Sueños, Madrid, 2004.
  2. SEGATO, Rita. La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Ed. Tinta Limón, Bs. As, 2013.

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Durante siglos, el cuerpo de las niñas y mujeres ha sido (y aún lo es) territorio de control, tanto por parte de los Estados como de las religiones (todas, en general). La historia nos muestra cómo los cuerpos femeninos fueron puestos obligadamente al servicio del trabajo y el capital, y fueron destinados exclusivamente a la reproducción (por contraposición a la producción que busca el capitalismo). 

Tal como afirma Federici en su obra “Calibán y la bruja”, la caza de brujas llevada adelante en Europa durante los siglos XV y XVI expropió los cuerpos de las mujeres, liberando cualquier obstáculo que impidiera ponerlos al servicio de producir ‘mano de obra’, única función de producción que le dio el capitalismo a las mujeres. El placer sexual constituyó para los persecutores uno de esos “obstáculos”. Lo que irónicamente la historia no cuenta es cómo el nacimiento y consolidación del sistema capitalista fue posible gracias a ese genocidio y expropiación. Siguiendo a la autora, esa caza de mujeres tomó otras formas con el correr de los siglos. En este sentido, podemos entender a la mutilación genital femenina también como una práctica relacionada con el control de los cuerpos de mujeres y niñas.

La mutilación genital femenina (MGF) es una práctica llevada adelante sobre el cuerpo de niñas a lo largo de todo el mundo, con graves consecuencias físicas y psicológicas. Las comunidades afectadas llevan adelante este proceder en el cuerpo de niñas, y como consecuencia, muchas de ellas incluso mueren. Es importante destacar que la ONU ha establecido el 6 de febrero como el “Día Internacional de tolerancia cero con la MGF” (ver aquí), dando cuenta que estas prácticas constituyen violaciones a los Derechos Humanos (Convención CEDAW y Convención sobre los Derechos del Niño, por nombrar sólo las más importantes) y es violencia de género.

Con el objetivo de concientizar sobre el peligro que corren millones de niñas a lo largo de todo el mundo de ser sometidas a esta práctica, una mujer superviviente de la MGF, Asha Ismail, ha fundado la Organización “Save a Girl, Save a Generation” (ver su historia de vida aquí y la página de la organización aquí). Como parte de esa concientización, cuentan en su página: “De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (2014), la ablación de clítoris o mutilación genital femenina es la eliminación de tejido de cualquier parte de los genitales femeninos por razones culturales, religiosas o cualquier otra sin fundamento médico. La pérdida casi total de sensibilidad es la principal consecuencia para las afectadas, con el añadido trauma psicológico. Hay mujeres que mueren desangradas o por infección en las semanas posteriores a la intervención, ya que se realiza casi siempre de manera rudimentaria, a cargo de curanderas o mujeres mayores, y con herramientas no muy ortodoxas como cristales, cuchillos o cuchillas de afeitar.”

El trabajo que llevan adelante este tipo de organizaciones es fundamental, así como la visibilización por parte de los movimientos feministas acerca del control del cuerpo de las mujeres y los mecanismos implementados por los Estados para llevarlo adelante, ya que son necesarios el involucramiento de varones y mujeres para el abandono de estas prácticas.

Hay varios análisis que se pueden realizar respecto de esta práctica como violencia instrumental, en palabras de Segato. Sin embargo, y por recomendaciones de la propia organización “Save a Girl, Save a Generation” para el abordaje mediático de la MGF (ver) diremos que esta práctica debe ser erradicada para permitir que las niñas de todo el mundo gocen plenamente de sus derechos humanos. Un gran paso ha dado en este sentido Sudán, Estado que en mayo pasado ha incorporado como delito esta práctica a su Código Penal.

Es esencial la visión que, en este sentido tiene la Organización de Asha: “contribuir a un mundo donde las mujeres y las niñas sean libres de la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados y toda forma de violencia de género. Donde las niñas y las mujeres tengan el poder de ser agentes de cambio y contribuir en la educación, la salud y liderazgo en sus comunidades”. 


Referencias:

  1. FEDERICI, Silvia. Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Ed. Traficantes de Sueños, Madrid, 2004.
  2. SEGATO, Rita. La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Ed. Tinta Limón, Bs. As, 2013.

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