Maternidad y Paternidad, entre Libres e Iguales

July 1, 2021
Columna
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Foto: Damir Spanic

Las mujeres cargamos la responsabilidad de la maternidad desde mucho antes de la concepción, incluso si no se quiere tener hijos. Cuando una mujer entra en la adolescencia, se convierten en motivo de protección para no quedar embarazada. La mayoría de los padres obvian la explicación de los diversos métodos anticonceptivos porque esa conversación es un tabú, sí, en pleno siglo XXI lo es, y el uso de los mismos no es del todo bien visto. 

Debemos partir de la premisa que tanto una mujer como un hombre que tengan  una vida sexual activa están en libertad de hacerlo bajo la responsabilidad con el uso de métodos anticonceptivos, no solo por la “prevención de un embarazo”, como si eso fuera lo más grave, sino para prevenir realmente una enfermedad de transmisión sexual que sí puede traer serias repercusiones.

En las mujeres siempre recae la responsabilidad del embarazo, con esa frase ofensiva y retrógrada: “se dejó embarazar”, como si el acto sexual fuera un asunto activo del hombre y pasivo de la mujer, pareciera que reprodujera el imaginario de la mujer abusada o que poco disfruta del sexo. Las mujeres podemos disfrutar de nuestra sexualidad sin ser satanizadas por ello, sin sentir el dedo inquisidor que nos juzga porque tengamos una vida sexual libre, sin apegos y sin idealizaciones. Sin duda, el miedo de quedar embarazada es uno de los tantos miedos que indirecta o directamente intentan excluirnos del disfrute sexual. Y ni qué decir de esto en escenarios de pobreza y machismo donde como mujer joven no puede lograr métodos de anticoncepción. 

De la misma forma en que a una mujer se le exige ser responsable para que “no la dejen embarazada”, se le debería exigir a un hombre “no dejar embarazada a una mujer”. Si bien es la mujer que lleva al feto en su vientre, esto es responsabilidad mutua. Por lo tanto, los hombres también deberían usar métodos anticonceptivos aparte del uso de preservativos  que sabemos tiene un margen de error del 2% y cuyo uso es aplicado para la prevención de enfermedades de transmisión sexual.

Recordemos que no es casual que los métodos anticonceptivos se limiten a las mujeres (excepto uno muy reciente) y que en realidad no se haya destinado muchos recursos de investigación para la prevención del embarazo y la salud sexual femenina desde una perspectiva de la igualdad, es claro que la medicina hasta hace poco ha sido dominada por hombres y para hombres.  La medicina y el conocimiento de la sexualidad femenina hasta hace muy poco son el reflejo de una sociedad patriarcal, centrada en la conveniencia para los hombres. 

Cabe resaltar que hoy día ha aumentado la cifra de hombres que se practican la vasectomía, respecto a las últimas dos décadas. Sin embargo, la brecha sigue siendo muy amplia frente al número de mujeres que se realizan el procedimiento de ligadura de trompas. Cada vez son más los hombres y las mujeres, que no quieren tener hijos, por diversas razones, sin embargo el no querer tener hijos no es un problema social para los hombres, paradójicamente la mujer pasa de ser objeto de protección, a ser presionada socialmente porque se le va a pasar la edad adecuada para tener hijos.

Realmente son pocos los hombres valientes que toman esta decisión y la asumen como debe ser, recurren al procedimiento quirúrgico de esterilización, con el fin de  prevenir embarazos no deseados.Pero aún vemos algunos que en  el  afán de seguir alimentando su ego, pregonan su renuncia a la paternidad sin hacer nada por ello, siguen su vida sexual irresponsable, donde la prevención del embarazo recae en la mujer, sea o no su pareja constante. 

No tener hijos es una decisión definitiva, pero tenerlos también. Que algunas personas sean felices con sus hijos, (aunque sabemos que no todas, sin embargo, nadie habla de eso), no significa que quienes no los tengan sean infelices. Habrá quienes se arrepienten de no haber tenido ese hijo o hija que abortaron (otros no) pero también hay padres que no merecen tener hijos, como los maltratadores y abusadores. Los hijos son una responsabilidad que va más allá de mantenerlos, darles de comer y vestirlos. Es acompañarlos en todo su proceso de desarrollo, ser partícipe en todas sus etapas, ser un apoyo para ellos ante cualquier circunstancia y amarlos.  

El derecho a no tener hijos es tanto para hombres como para mujeres, es un acto que se realiza entre dos partes, por tanto, ambas deberían estar de acuerdo. Así, como en muchos casos el hombre elude su responsabilidad y desaparece para no ver por ese hijo/a “no deseado”, la mujer también debería estar en todo su derecho de no tenerlo. Pero, para no llegar a esas instancias por las que muchos se rasgan las vestiduras, es hora de que los hombres que están decididos a no tener hijos, lo asuman y se realicen el procedimiento de la vasectomía. La sociedad demanda su papel activo en la decisión de ser o no ser padre. 

Reemplacemos ese “dejar mujeres embarazadas” por “nos embarazamos”, es más constructivo y consecuente con el acto de participación de ambas partes. 

Maternidad y Paternidad, entre Libres e Iguales

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June 30, 2020

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Foto: Damir Spanic

Las mujeres cargamos la responsabilidad de la maternidad desde mucho antes de la concepción, incluso si no se quiere tener hijos. Cuando una mujer entra en la adolescencia, se convierten en motivo de protección para no quedar embarazada. La mayoría de los padres obvian la explicación de los diversos métodos anticonceptivos porque esa conversación es un tabú, sí, en pleno siglo XXI lo es, y el uso de los mismos no es del todo bien visto. 

Debemos partir de la premisa que tanto una mujer como un hombre que tengan  una vida sexual activa están en libertad de hacerlo bajo la responsabilidad con el uso de métodos anticonceptivos, no solo por la “prevención de un embarazo”, como si eso fuera lo más grave, sino para prevenir realmente una enfermedad de transmisión sexual que sí puede traer serias repercusiones.

En las mujeres siempre recae la responsabilidad del embarazo, con esa frase ofensiva y retrógrada: “se dejó embarazar”, como si el acto sexual fuera un asunto activo del hombre y pasivo de la mujer, pareciera que reprodujera el imaginario de la mujer abusada o que poco disfruta del sexo. Las mujeres podemos disfrutar de nuestra sexualidad sin ser satanizadas por ello, sin sentir el dedo inquisidor que nos juzga porque tengamos una vida sexual libre, sin apegos y sin idealizaciones. Sin duda, el miedo de quedar embarazada es uno de los tantos miedos que indirecta o directamente intentan excluirnos del disfrute sexual. Y ni qué decir de esto en escenarios de pobreza y machismo donde como mujer joven no puede lograr métodos de anticoncepción. 

De la misma forma en que a una mujer se le exige ser responsable para que “no la dejen embarazada”, se le debería exigir a un hombre “no dejar embarazada a una mujer”. Si bien es la mujer que lleva al feto en su vientre, esto es responsabilidad mutua. Por lo tanto, los hombres también deberían usar métodos anticonceptivos aparte del uso de preservativos  que sabemos tiene un margen de error del 2% y cuyo uso es aplicado para la prevención de enfermedades de transmisión sexual.

Recordemos que no es casual que los métodos anticonceptivos se limiten a las mujeres (excepto uno muy reciente) y que en realidad no se haya destinado muchos recursos de investigación para la prevención del embarazo y la salud sexual femenina desde una perspectiva de la igualdad, es claro que la medicina hasta hace poco ha sido dominada por hombres y para hombres.  La medicina y el conocimiento de la sexualidad femenina hasta hace muy poco son el reflejo de una sociedad patriarcal, centrada en la conveniencia para los hombres. 

Cabe resaltar que hoy día ha aumentado la cifra de hombres que se practican la vasectomía, respecto a las últimas dos décadas. Sin embargo, la brecha sigue siendo muy amplia frente al número de mujeres que se realizan el procedimiento de ligadura de trompas. Cada vez son más los hombres y las mujeres, que no quieren tener hijos, por diversas razones, sin embargo el no querer tener hijos no es un problema social para los hombres, paradójicamente la mujer pasa de ser objeto de protección, a ser presionada socialmente porque se le va a pasar la edad adecuada para tener hijos.

Realmente son pocos los hombres valientes que toman esta decisión y la asumen como debe ser, recurren al procedimiento quirúrgico de esterilización, con el fin de  prevenir embarazos no deseados.Pero aún vemos algunos que en  el  afán de seguir alimentando su ego, pregonan su renuncia a la paternidad sin hacer nada por ello, siguen su vida sexual irresponsable, donde la prevención del embarazo recae en la mujer, sea o no su pareja constante. 

No tener hijos es una decisión definitiva, pero tenerlos también. Que algunas personas sean felices con sus hijos, (aunque sabemos que no todas, sin embargo, nadie habla de eso), no significa que quienes no los tengan sean infelices. Habrá quienes se arrepienten de no haber tenido ese hijo o hija que abortaron (otros no) pero también hay padres que no merecen tener hijos, como los maltratadores y abusadores. Los hijos son una responsabilidad que va más allá de mantenerlos, darles de comer y vestirlos. Es acompañarlos en todo su proceso de desarrollo, ser partícipe en todas sus etapas, ser un apoyo para ellos ante cualquier circunstancia y amarlos.  

El derecho a no tener hijos es tanto para hombres como para mujeres, es un acto que se realiza entre dos partes, por tanto, ambas deberían estar de acuerdo. Así, como en muchos casos el hombre elude su responsabilidad y desaparece para no ver por ese hijo/a “no deseado”, la mujer también debería estar en todo su derecho de no tenerlo. Pero, para no llegar a esas instancias por las que muchos se rasgan las vestiduras, es hora de que los hombres que están decididos a no tener hijos, lo asuman y se realicen el procedimiento de la vasectomía. La sociedad demanda su papel activo en la decisión de ser o no ser padre. 

Reemplacemos ese “dejar mujeres embarazadas” por “nos embarazamos”, es más constructivo y consecuente con el acto de participación de ambas partes. 

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