“Muchas veces no sólo es la meta, es todo el camino que uno atraviesa” reflexiona Natalia González, una exitosa comunicadora corporativa y artista de pintura al óleo que ha visto su vida tomar un rumbo inesperado pero gratificante, “adaptarse y conocerse a uno mismo nos ayuda mucho”. Para lograr sus metas, Natalia tuvo que embarcarse en un proceso de autoconocimiento profundo, en el cual se impulsó a sí misma a encontrar sus capacidades y a desarrollar sus talentos más allá de un trabajo o un rol de género.
Ser hija de, pareja de o madre de, no es la única función que puede tener una mujer, como tampoco es ser una ejecutiva dedicada a su trabajo. Esas no son las únicas dos facetas que pueden permitirse las mujeres, sobre todo porque no son las únicas dos facetas que se permiten los hombres tampoco. Natalia hace un llamado a la inherente humanidad de todes nosotres, resalta la importancia de encontrar la plenitud y seguridad en nuestras decisiones de vida. Lo único que debemos hacer es creernos posibles.
Considera importante reconocer las capacidades propias en relación a los sueños, para así poder soltar aquellas limitaciones que no permiten un desarrollo personal. “Cuando nosotros trabajamos en nosotros mismos, conectamos con nuestro poder personal”, explica Natalia, sugiriendo no sólamente encargarse de buscar una vocación sino también trabajar en la emocionalidad y la mente, a través de mecanismos como la terapia, la neurolingüística o incluso talleres de constelaciones familiares donde ella misma ha asistido.
El reconocerse a uno mismo como persona plena, con emociones y formas determinadas de pensar, es la clave para lograr aquellos sueños y metas por los que toda persona busca obtener. Este ha sido el mecanismo por el cual Natalia ha logrado posicionarse como una comunicadora de gran impacto en el mundo corporativo, de manera que, en sus 11 años de experiencia, ha obtenido puestos en compañías reconocidas. Su labor, además, ha podido ayudarla a alcanzar un punto en el que puede empoderar a otras mujeres a través de sus conocimientos como profesional.
Para Natalia, a la hora de lograr el balance entre los gustos y las metas profesionales, es importante tener en cuenta un factor; encontrar aquello que haría gratuitamente. Desde niña había sido instruida en el arte y, cuando su madre enfermó de cáncer en el año 2012, con ímpetu y vehemencia se entregó a esta disciplina para expresar su dolor. Con el tiempo, su devoción al arte la llevó a nuevos horizontes imprevistos en Madrid, España, donde expuso su obra Evolución en la Segunda Feria de Arte Contemporáneo Artist Experience en diciembre del 2020.
“Fue un momento de choque con la mortalidad”, contaba, refiriéndose a la delicada situación de salud de su madre. A partir de esta experiencia, ella comenzó a crear para enfrentarse a la tristeza de una despedida, a entender su dolor no como su nueva identidad sino una parte de ella que podría explorar en el arte, de manera que cada día aprende más de sí misma como persona, “puede pasar una tempestad afuera, pero lo más valioso está dentro de ti”.
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