La violencia de los Incel hacia las mujeres no es un acto impensado, y no deja de ser otra forma de machismo por parte de hombres heterosexuales, que no quieren aceptar la libertad de elección sexual de las mujeres.
Los Incel son el claro ejemplo de que la misoginia no solo está presente en el mundo real. Este término hace referencia a un grupo de hombres heterosexuales blancos, radicados principalmente en Estados Unidos y Europa, y que están presentes en diversos foros en línea en los que descargan todo su odio hacia las mujeres, considerándonos meros objetos, y auto denominándose célibes involuntarios.
Este grupo de hombres cree que la libertad sexual de las mujeres, el feminismo, la píldora anticonceptiva, el aborto o la participación de las mujeres en la política, y, por lo general, los derechos que las mujeres hemos conquistado han hecho que seamos unas promiscuas y manipuladoras. Tampoco debemos obviar que los Incel consideran a las mujeres, que ellos nombran “Stacy”, unas superficiales que solo se preocupan por la ropa, las joyas y el maquillaje. Además de que solo aceptan tener relaciones sexuales con los “Chads”: hombres sexualmente activos, y los únicos que se benefician de la revolución sexual de las mujeres.
Los foros en línea también son usados por los Incel para reclutar a posibles hombres heterosexuales, con pensamientos misóginos haciéndoles creer que los demás son los culpables de su incapacidad para socializar o mantener relaciones sexuales, además de sugerirles actos de violencia en la calle. Conociendo esto último, no resulta extraño saber que en 2014 Elliot Rodger asesinó en California a siete personas, tras publicar un vídeo en el que exponía su intención de acabar con la vida de “todas las putas rubias de la hermandad de mujeres”.
Así como un comentario en el que decía no entender por qué las mujeres no se sentían atraídas por él, de modo que las castigaría. Este acto de violencia fue el precedente a otros cometidos posteriormente por otros Incel.
En 2018, Alek Minassian, mató a diez personas conduciendo con una camioneta por encima de una acera en Toronto. Previamente había posteado en Facebook este mensaje: “¡La Rebelión Incel ya ha comenzado! ¡Derrocaremos a todos los Chads y Stacy! ¡Todos saluden al Caballero Supremo Elliot Rodger!”. Tratando al Incel mencionado previamente como una especie de dios.
Los grupos de odio hacia las mujeres no es algo tan nuevo como los Célibes involuntarios. Otros grupos de extrema derecha como Men's Rights Activists guardan una fuerte relación con esta agrupación. Ellos también creen que los valores femeninos están dominando el mundo, y que deben luchar en contra de una cultura misandria y políticamente correcta.
A pesar de la preocupante situación por el ataque en California y el auge de los partidos más conservadores, los asuntos interiores de Estados Unidos, no ve el extremismo misógino como un tema urgente. El gobierno federal no considera a los Incel como una amenaza a la seguridad, y señalan también que esto podría desembocar en quejas por parte de los hombres, al considerarse atacados. Pero lo cierto es que cuando una persona tiene un sentimiento de culpabilidad hacia algo, quizá sea porque se identifica con ello.
Tampoco resulta extraño que en una sociedad en la que se les enseña a las mujeres a ser devotas de los hombres, lleguemos a creer que, en cierta medida, la situación que viven este grupo de hombres es culpa del sexo femenino. Lo que hace ver a los hombres como buenas personas a quienes se les están negando sus derechos como personas humanas. Por ejemplo, las comedias románticas nos hacen creer que el pobre hombre solitario debe tener una mujer a su lado porque él la ama muchísimo, aunque su comportamiento no es apropiado hacia ella. Por lo que terminamos normalizando dichos comportamientos en la vida real.
La perplejidad con la que Los Incel perciben la feminización de la sociedad no tiene otra explicación que su incapacidad para entender que las mujeres también somos humanas y no solo máquinas que pueden tener a su servicio sexualmente y con las que sanar sus frustraciones. Nosotras tenemos capacidad de decisión sobre nuestras propias vidas y nuestros cuerpos, sin la necesidad de que un hombre dicte con quien podemos o no podemos acostarnos.