¿Qué pasó después del 8M? Miremos unas cifras -no tan negativas- al día de hoy: según el Observatorio de mujeres y equidad de género de Bogotá, la violencia contra la mujer ha disminuido en el país, la tasa de muertes violentas de mujeres por cada 100.000 a manos de un tercero es en Cali de 5,7; en Bucaramanga 5,5; en Medellín 3,2; en Barranquilla de 3 y en Bogotá de 2,2, el panorama es un poco alentador.
*Sobre este artículo de opinión, quiero aclarar que lo escribí antes del 8M y mi opinión está sujeta a las expectativas de lo que puede o no puede pasar después de este día.
Un poco de historia para tener una mejor perspectiva
En marzo de 1857, un grupo de trabajadoras textiles decidió salir a las calles de Nueva York para protestar por las míseras condiciones laborales y velar por sus derechos, fueron luchas pasivas y sin represalias. Fue el primer acercamiento de un grupo de mujeres, manifestándose por las inmensas desigualdades laborales a comparación de los hombres. Posteriormente, por una declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos, el 28 de febrero de 1909 se celebró en todo el país el primer Día Nacional de la Mujer.
En 1910 durante la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague (Dinamarca), con la participación de aproximadamente 100 mujeres provenientes de 17 países proclamaron el día Internacional de la Mujer Trabajadora, pero fue hasta 1921 que se declaró oficialmente el 8 de marzo.
Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez el 19 de marzo de 1911 en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza. Se celebraba el derecho de voto y la oportunidad de que las mujeres pudieran ocupar cargos públicos. Además, exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral entre otras peticiones.
El 25 de marzo de 1911, un accidente de una colilla prendida sobre telas, desató un gran incendio en la fábrica de camisas Shirtwaist de Nueva York, dejando 123 mujeres y 23 hombres muertos. La mayoría de ellos, migrantes entre 14 y 23 años. Lo anterior evidenció que el sistema laboral y de seguridad en las empresas no garantiza la protección de las trabajadoras, con excesos en los horarios y falta de garantías en caso de de emergencias.
Del anterior suceso, la historiadora Renée Côte investigó sobre el incendio y no encontró evidencia alguna. Lo que la lleva a concluir que muchos episodios posiblemente inventados era simplemente justificar la importancia de reconocer un día a la mujer trabajadora.
En el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron cerca a la Primera Guerra Mundial, las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En el resto de Europa, las mujeres celebraron actos en torno al 8 de marzo del siguiente año para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres.
Fue hasta 1975 coincidiendo con el Año Internacional de la Mujer, que Naciones Unidas declaró y celebró el Día Internacional de la Mujer por primera vez, el 8 de marzo.
Desde entonces, cada país e incluso ciudades representativas en el mundo hacen marchas con la asistencia de no solo mujeres sino hombres, niños y niñas celebrando el Día Internacional de la Mujer, pero cada año es más fuerte el mensaje en torno a que es un deber de la sociedad realizar cambios estructurales, borrar imaginarios y ser equitativos no solo con el género femenino sino con el ser humano en general.
Más que un color o una bandera es el liderazgo femenino
El color morado es el color representativo del Día de la Mujer, por ejemplo, fue el color que en 1908 utilizaban los sufragistas inglesas. Lo que se quiere evidenciar no solo con el color morado o incluso el verde que representa el activismo pro aborto en muchos países de latinoamérica, son las ganas e impulsos por tener nuevos derechos y elementos constitutivos de transformaciones.
No es cuestión de llevar ciertos colores en las prendas de vestir o en pañoletas, es llevar en nuestra sangre y acciones diarias las manifestaciones que desde hace más de un siglo, las primeras mujeres quisieron expresar. La sociedad debe mirar hacia adelante, no hay que quedarse en el pasado.
Así nos toque usar colores llamativos, hacernos oír en radio, hacernos notar en películas y televisión, que nos lean en diarios (aún como columnistas minorías) o que nos incluyan por ley en procesos legislativos, no será suficiente.
Para finalizar, en el inicio del texto me refiero a que las expectativas a que pueda o no pasar después del 8M, lo digo porque muchas veces la violencia, la falta de respeto e indiferencia ante la desigualdad de género no cambia automáticamente después de un día. Si nos damos cuenta, ha pasado más de un siglo para incluso preguntarnos hoy en día que no es suficiente un día conmemorativo, que regalen chocolates, flores o regalos para que las mujeres tengamos un nivel de igualdad ante los hombres a nivel laboral, educativo, de salud y social en condiciones dignas. Lo que ha sido necesario y evidente es que el liderazgo femenino se ha impuesto por generar cambios y evidenciar resultados en la sociedad. Por ejemplo, el hecho de que las tasas de muertes violentas de mujeres haya disminuido en la gran mayoría de las ciudades del país indica algunos avances.
Una semana después del 8M, espero que muchos seamos conscientes del rol de una mujer en la ciudad, en el campo, en la familia, en las amistades para reconocerle su liderazgo y empatía no sólo un día sino todo el año. Fomentemos la igualdad, la justicia, la diversidad y oportunidades, agrandando nuestro círculos de colectivos activistas y feministas.