El jazz ha sido un género musical predominantemente estadounidense, pero eso no significa que no existan grandes intérpretes femeninas en el medio latino que han demostrado ser excelentes cantautoras jazzistas.
Para días de frío, de descanso y de trabajo relajado, el jazz es uno de los mejores acompañantes. Pero más allá de los reconocidos intérpretes Louis Armstrong, Duke Ellington o Miles Davis, es indudable que la escena del jazz en todo el mundo se nutre cada vez más del aporte femenino.
En Estados Unidos, los años 20 fueron la época de oro para las mujeres del blues, a pesar de las desigualdades. En contra de un ambiente profundamente machista y racista, sus voces nacían entre las llamas cantando revolución, libertad e independencia.
Sus letras, vidas y espectáculos se alejaban del convencionalismo que proponía ser mujer en esa época, desafiando abiertamente el matrimonio, la heterosexualidad, el trabajo doméstico y demás opresiones sistemáticas a los que no querían someterse el resto de sus vidas. Y el jazz fue el camino hacia esa liberación.
En un contexto político-social muy confuso y hostil, surgieron voces norteamericanas como Nina Simone, Aretha Franklin y Etta James. Y luego, más adelante, las queridisimas Amy Winehouse y Janis Joplin. Fueron, entonces, estas voces las que han sido inmortalizadas en los discos que hoy en día escuchamos y nos llenan de contundentes mensajes de fuerza y coraje, un desahogo y un canto por la libertad.
Ahora, si bien hemos establecido que en el mundo del jazz los nombres femeninos que resaltan son las imprescindibles Ella Fitzgerald y Billie Holiday o pioneras como Bessie Smith, e incluso las más recientes como Norah Jones o Diana Krall, poco se ha pasado por las voces latinas de mujeres del jazz. Voces que también tienen ese aire de reivindicación y un bello lamento característico de este género musical.
Escucharlo fuera de su país de origen puede ser algo desestabilizante y, muchas veces, genera desconfianza oír hablar de jazz en español. Pero vale la pena recordar que las primeras influencias del jazz fueron los ritmos latinos que llegaron a Nueva Orleans.
Música habanera, calinda, contradanza y fandango eran las usuales melodías que se escuchaban en el territorio, que luego fueron, poco a poco, mezclándose con diversos otros ritmos. Pues, en general, los primeros indicios del jazz se produjeron gracias a una cultura criolla que fusionó tantas en una sola.
Entonces no es difícil imaginar que las voces latinas quieran retomar esta música y demostrar que el cantar jazz no significa que debe ser limitado a un sólo idioma, ni tampoco a un sólo género. Así que han llegado mujeres que, cómo es tradicional del jazz, vienen a retar el orden y agregarle más ritmos a un género que nació siendo libre.
Una de ellas es Claudia Gómez, cantante y guitarrista colombiana nacida en la ciudad de Medellín. Es reconocida como compositora e intérprete de música colombiana, de jazz, boleros, música latinoamericana, entre otros géneros contemporáneos. Ha grabado varios discos y se ha presentado en varios escenarios a nivel nacional e internacional.
También tenemos a la icónica Iraida Noriega, cantante, compositora y locutora de radio mexicana. Es considerada una de las exponentes más reconocidas del jazz a nivel nacional. Ha sido reconocida como una de las voces femeninas más especializadas del jazz mexicano.
Georgina Díaz, además de actriz de doblaje, de teatro e iluminadora teatral, es también cantante de jazz argentina. Cuenta con una gran formación instrumental en el género y una voz increíblemente poderosa. En sus piezas se nota un toque de jazz clásico, género al cual llegó con la compañía de tu maestra y colega jazzista Barbie Martínez.
Otra destacada cantante y artista argentina es Delfina Oliver, basada en la ciudad de Buenos Aires. Ha sido reconocida por dejar una huella personal y contemporánea al género, experimentando con diversas sonoridades e instrumentalizaciones. De manera que ha obtenido un espacio de prestigio en la escena del jazz local argentino.
Y desde ritmos colombianos, tenemos a La Guaneña, una agrupación musical de Medellín que aborda en sus letras historias de denuncia a ritmo de cumbia con sabor a jazz, de quien la voz principal es la artista Tata Castañeda. Esta música es, verdaderamente, una hibridación de ritmos y elementos urbanos, folklóricos, caribeños y jazzistas, una fusión muy fiel a lo que representa el género en sí.
Por esta razón, hemos compilado esta playlist con algunas de las intérpretes mencionadas, y otras más, que valen toda la pena escuchar. Dale click, escucha a estas maravillosas artistas y cuéntanos qué te ha parecido.