Hablar sobre el pasado y la importancia histórica de las mujeres dentro de la tecnología de información es una asignatura pendiente que tenemos como industria. Si bien los esfuerzos que se han llevado a cabo hasta la fecha, y los muchos programas que se han promovido para aumentar la participación del talento femenino son un excelente avance, en los esfuerzos de inclusión nos ha faltado un punto importantísimo: honrar el trabajo que extraordinarias mujeres han aportado a la industria a lo largo de la historia.
La tecnología tal y como la conocemos no existiría sin la participación de las mujeres en el desarrollo de elementos clave que hoy damos por sentados. Por ejemplo, la programación, ese arte en el que se ha sostenido el desarrollo de todo nuestro sector, fue invento de una mujer.
Ada Lovelace fue una matemática, escritora, e informática inglesa reconocida por su trabajo en la calculadora de uso general Charles Babbage, mejor conocida como la máquina analítica. Entre sus aportaciones se encuentra el que hoy es reconocido como el primer algoritmo destinado a ser procesado por una máquina, lo que le ha otorgado el título como la primera programadora de computadora en la historia.
Así como el ejemplo de Ada, existen múltiples episodios similares a lo largo de la historia: Hedy Lamarr creó un sistema inalámbrico de misiles que inspiró la creación del Wifi; Rózsa Péter, histórica matemática húngara, ideó las funciones recursivas fundamentales para la computación. Las Top Secret Rosies fue un grupo de seis mujeres encargadas de programar una de las primeras computadoras de la historia, el ENIAC, durante la Segunda Guerra Mundial.
Todos estos ejemplos prueban la constante de innovación y la imborrable huella que estas mujeres han dejado en la historia de nuestra industria y del mundo. Ellas y muchas otras ayudaron a la humanidad a dar pasos enormes en momentos donde nuestro conocimiento se encontraba limitado. Pero ¿En qué momento se quedaron al margen? ¿Por qué se alejaron cuando ellas eran la piedra angular de una industria que se movía a pasos agigantados?
Necesitamos lograr que las mujeres retomen el lugar que les corresponde dentro de la industria. En Latinoamérica los esfuerzos por transformar la cultura del lugar de trabajo hacia un ecosistema inclusivo para el talento femenino no se han hecho esperar. Gracias a los múltiples enfoques que han atacado el problema desde la raíz con programas que impulsan la educación y a proyectos que buscan mejorar el desarrollo profesional del talento femenino, ya empiezan a verse resultados.
Según un estudio de KPMG, Latinoamérica es punta de lanza a nivel global cuando se trata de mujeres líderes en el sector de la tecnología, contando con un 16% que, aunque sigue siendo un número bastante preocupante, es superior a comparación con otras regiones como el Reino Unido, donde sólo cuentan con 10% de mujeres en puestos ejecutivos.
La historia es cíclica y poco a poco ellas van retomando el espacio que naturalmente les corresponde. Somos uno de los sectores industriales más innovadores a nivel global, siempre pensando en ideas que buscan el desarrollo y el bienestar de la humanidad; sin embargo ¿cómo seremos capaces de ver hacia el futuro cuando aún tenemos deudas con nuestro pasado? Esa es una reflexión que todos debemos pensar y atender para poder avanzar.