La Diversidad de Género en Redes Sociales No Cuestión de Moda

July 9, 2022
Columna
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Tomado de PEXELS

Con el paso de los años se ha hecho visible distintas tendencias culturales, sociales, políticas, tecnologías; y de tal forma con ellas llegó la inclusión social a estar en boca de todos. Palabra que ha permitido que un sin número de actuaciones dentro de la sociedad sean aceptadas bajo el paradigma que se debe incluir y no excluir, porque al usar esta última estaríamos violentando los derechos humanos, afectaríamos la integridad de los demás y hasta seria causa de un trastorno en el desarrollo emocional psíquico y llevaría en caso extremo al suicidio a quienes se encuentre excluidos por una sociedad poco tolerante.

Es así como en este siglo XXI, luego de vivir una experiencia caótica por causa a una pandemia a nivel mundial y donde las redes toman más auge por la conectividad que teníamos a diario para estar informados, entretenidos, adquirir productos y para saber cómo estaban nuestros familiares; también es cierto que han permitido visibilizar lo que antes era invisible para algunos. Y más cuando con deslizar o compartir podemos conocer lo que realmente sucede en todo el mundo. En especial ver como grandes masas se movilizan frente a una misma causa, para crear conciencia e impacto frente a lo importante que es empatizar.

Así que solo es cuestión de entrar a cada plataforma para ver cómo la sociedad tiene afinidad o rechazo por más de una expresión o colectivo. Al igual que nos ha permitido analizar el impacto que ocasionó para muchos grupos que no hacían uso de estas herramientas, pues contamos con segmentos de población que a raíz de una pandemia tuvieron que empezar a estar más conectados y conocer el mundo desde una pantalla. Lo que les permitió empezar a entender y aceptar lo que en las calles muchas veces los escandalizaba. Y muestra de esto son los colectivos sociales en defensa de la comunidad LGBTIQ+, pues en estas plataformas se consolidan y viralizan a menudo, se ven distintas expresiones o manifestaciones entre los miembros de esta comunidad, que hacen parte de una sociedad inclusiva. Algo común que pasa desapercibido para los usuarios de la generación “Z” y “Y”; situaciones cotidianas, que quizás para la generación “X” o aquellos mayores de 55, no eran tan naturales.

Y hoy al volver a la presencialidad, al ir soltando un poco más las plataformas digitales para volver a interactuar face to face, vemos el impacto que estas situaciones dejaron, pues si bien es cierto, que, en estas plataformas digitales, se logra expresar sin miedo opiniones, se experimenta, se cumplen retos y se arriesgan a probar nuevas facetas para la vida. También es claro que tenemos grupos sociales que aún no aceptan las distintas maneras que existen para expresarnos y explorarnos.

Por lo tanto, no se trata solo de bloquear o seleccionar quién sí y quien no puede ver o comentar un estado o un post, sino de lo que está sucediendo en las calles cuando se sale sin filtro. Y más porque las redes se nos volvieron una herramienta útil para todos. Pero los caóticos comentarios, murmullos y opiniones que exaltan en la sociedad al momento de interactuar afectan a un sin número de personas que bajo distintos estereotipos buscan ser felices y alcanzar sus sueños. Es aquí donde las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexual, travesti, intersexuales y queer, que empezaron a interactuar sin miedo alguno en las redes, recibiendo el apoyo de la sociedad y los colectivos que luchan por la defensa de los derechos, igualdad y libertad de expresión, se han sentido con mayor fuerza, pero al salir de la pantalla y verse en la realidad de sus tareas deben enfrentarse aun a una sociedad conservadora que tiene imaginarios y prejuicios sociales ante el consumismo de las redes, que se atreven a cuestionar la decisión del ser, con juicios como: “está de moda hoy”, “es rebeldía”, “Se le pasara”  y otras expresiones que atropellan el ser de quienes se sienten identificados con otro género que no sea masculino o femenino. Y más porque la decisión del ser o no ser, no es cuestión de moda, no es algo que se va y regresa; y no deberíamos estar pensando en que existen personas que solo quiere experimentar o llamar la atención de sus padres, tampoco creer que se trata de blanco o negro, sino que existe diversidad que no hay un modelo a seguir, que las reglas que teníamos hace años han cambiado y los patrones ya no responden a lo mismo.

Por lo que se debería trabajar en cómo ser inclusivos y eliminar las barreras actitudinales que se tienen que llevan al rechazo y estigmatización de distintas personas que, por pensar, actuar o tener gustos diferentes son mirados como extraños.

Pero cuando creemos que todo está entendido hay quienes quieren encontrar explicación a todo y agregan que las personas LGBTIQ+, tienen que ser atendidos por experto porque es cuestión de genética, un algo hormonal que de principio la ciencia debe explicar, dónde traen cuestionamientos como  que los cromosomas jugaron una mala pasada y que quizás el X o Y estuvo de mas, y por tal motivo tenemos niños queriendo ser niñas y niñas en cuerpos que no son de ellas. Pero como para gustos los colores, en estos momentos debemos aceptar cada opinión y respetar cada creencia, puesto que no se trata de  considerar alguna razón científica, religiosa o de moda.

Sería más oportuno poder construir y educar frente a principios como el respeto, la tolerancia y la igualdad,  para que permitan tener una sociedad más humana y empática, que no lleve al rechazo o exclusión.  Podríamos considerar que la esencia del ser está en su identidad, en como mejor se sienta para ser feliz, dar amor y no hacer daño. Y si me identifico como parte de la comunidad LGBTIQ+ o si hago parte de los estándares que culturalmente nos venden como propios, no debería existir problema alguno.  Lo que realmente importa es poder dar garantías a los derechos dentro de una sociedad que sufre distintas dolencias y secuelas por los atropellos de la violencia, disputa de poder y resentimiento social.

Hoy son más quienes han tenido que vivir en algún momento que lo ha marcado, pero que lo ha hecho fuerte y le ha permitido construirse como persona, donde disfrutar cada momento con agrado, sin miedo y sin señalamientos puede ser la base para contribuir a un mundo más equitativo y pacífico. Aprender a aceptarnos y aceptar al otro puede ser la base para que exista menos atropello a la diversidad humana y construir un mejor mundo.

La Diversidad de Género en Redes Sociales No Cuestión de Moda

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Tomado de PEXELS

Con el paso de los años se ha hecho visible distintas tendencias culturales, sociales, políticas, tecnologías; y de tal forma con ellas llegó la inclusión social a estar en boca de todos. Palabra que ha permitido que un sin número de actuaciones dentro de la sociedad sean aceptadas bajo el paradigma que se debe incluir y no excluir, porque al usar esta última estaríamos violentando los derechos humanos, afectaríamos la integridad de los demás y hasta seria causa de un trastorno en el desarrollo emocional psíquico y llevaría en caso extremo al suicidio a quienes se encuentre excluidos por una sociedad poco tolerante.

Es así como en este siglo XXI, luego de vivir una experiencia caótica por causa a una pandemia a nivel mundial y donde las redes toman más auge por la conectividad que teníamos a diario para estar informados, entretenidos, adquirir productos y para saber cómo estaban nuestros familiares; también es cierto que han permitido visibilizar lo que antes era invisible para algunos. Y más cuando con deslizar o compartir podemos conocer lo que realmente sucede en todo el mundo. En especial ver como grandes masas se movilizan frente a una misma causa, para crear conciencia e impacto frente a lo importante que es empatizar.

Así que solo es cuestión de entrar a cada plataforma para ver cómo la sociedad tiene afinidad o rechazo por más de una expresión o colectivo. Al igual que nos ha permitido analizar el impacto que ocasionó para muchos grupos que no hacían uso de estas herramientas, pues contamos con segmentos de población que a raíz de una pandemia tuvieron que empezar a estar más conectados y conocer el mundo desde una pantalla. Lo que les permitió empezar a entender y aceptar lo que en las calles muchas veces los escandalizaba. Y muestra de esto son los colectivos sociales en defensa de la comunidad LGBTIQ+, pues en estas plataformas se consolidan y viralizan a menudo, se ven distintas expresiones o manifestaciones entre los miembros de esta comunidad, que hacen parte de una sociedad inclusiva. Algo común que pasa desapercibido para los usuarios de la generación “Z” y “Y”; situaciones cotidianas, que quizás para la generación “X” o aquellos mayores de 55, no eran tan naturales.

Y hoy al volver a la presencialidad, al ir soltando un poco más las plataformas digitales para volver a interactuar face to face, vemos el impacto que estas situaciones dejaron, pues si bien es cierto, que, en estas plataformas digitales, se logra expresar sin miedo opiniones, se experimenta, se cumplen retos y se arriesgan a probar nuevas facetas para la vida. También es claro que tenemos grupos sociales que aún no aceptan las distintas maneras que existen para expresarnos y explorarnos.

Por lo tanto, no se trata solo de bloquear o seleccionar quién sí y quien no puede ver o comentar un estado o un post, sino de lo que está sucediendo en las calles cuando se sale sin filtro. Y más porque las redes se nos volvieron una herramienta útil para todos. Pero los caóticos comentarios, murmullos y opiniones que exaltan en la sociedad al momento de interactuar afectan a un sin número de personas que bajo distintos estereotipos buscan ser felices y alcanzar sus sueños. Es aquí donde las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexual, travesti, intersexuales y queer, que empezaron a interactuar sin miedo alguno en las redes, recibiendo el apoyo de la sociedad y los colectivos que luchan por la defensa de los derechos, igualdad y libertad de expresión, se han sentido con mayor fuerza, pero al salir de la pantalla y verse en la realidad de sus tareas deben enfrentarse aun a una sociedad conservadora que tiene imaginarios y prejuicios sociales ante el consumismo de las redes, que se atreven a cuestionar la decisión del ser, con juicios como: “está de moda hoy”, “es rebeldía”, “Se le pasara”  y otras expresiones que atropellan el ser de quienes se sienten identificados con otro género que no sea masculino o femenino. Y más porque la decisión del ser o no ser, no es cuestión de moda, no es algo que se va y regresa; y no deberíamos estar pensando en que existen personas que solo quiere experimentar o llamar la atención de sus padres, tampoco creer que se trata de blanco o negro, sino que existe diversidad que no hay un modelo a seguir, que las reglas que teníamos hace años han cambiado y los patrones ya no responden a lo mismo.

Por lo que se debería trabajar en cómo ser inclusivos y eliminar las barreras actitudinales que se tienen que llevan al rechazo y estigmatización de distintas personas que, por pensar, actuar o tener gustos diferentes son mirados como extraños.

Pero cuando creemos que todo está entendido hay quienes quieren encontrar explicación a todo y agregan que las personas LGBTIQ+, tienen que ser atendidos por experto porque es cuestión de genética, un algo hormonal que de principio la ciencia debe explicar, dónde traen cuestionamientos como  que los cromosomas jugaron una mala pasada y que quizás el X o Y estuvo de mas, y por tal motivo tenemos niños queriendo ser niñas y niñas en cuerpos que no son de ellas. Pero como para gustos los colores, en estos momentos debemos aceptar cada opinión y respetar cada creencia, puesto que no se trata de  considerar alguna razón científica, religiosa o de moda.

Sería más oportuno poder construir y educar frente a principios como el respeto, la tolerancia y la igualdad,  para que permitan tener una sociedad más humana y empática, que no lleve al rechazo o exclusión.  Podríamos considerar que la esencia del ser está en su identidad, en como mejor se sienta para ser feliz, dar amor y no hacer daño. Y si me identifico como parte de la comunidad LGBTIQ+ o si hago parte de los estándares que culturalmente nos venden como propios, no debería existir problema alguno.  Lo que realmente importa es poder dar garantías a los derechos dentro de una sociedad que sufre distintas dolencias y secuelas por los atropellos de la violencia, disputa de poder y resentimiento social.

Hoy son más quienes han tenido que vivir en algún momento que lo ha marcado, pero que lo ha hecho fuerte y le ha permitido construirse como persona, donde disfrutar cada momento con agrado, sin miedo y sin señalamientos puede ser la base para contribuir a un mundo más equitativo y pacífico. Aprender a aceptarnos y aceptar al otro puede ser la base para que exista menos atropello a la diversidad humana y construir un mejor mundo.

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