El pasado 4 de octubre, en Murcia, España, una joven española de 19 años acudió a consulta de ginecología por asuntos menstruales y como diagnóstico recibió que su enfermedad actual es la “homosexualidad”.
Al notar esto en el reporte médico, la joven denunció que era un insulto para ella y la comunidad LGBT, pues desde 1990 esta ya no aparece en la lista de enfermedades mentales y la única razón por la que ella le confesó a su ginecólogo sobre su orientación fue para fines médicos que aportaran en el tratamiento, no por “otra cosa totalmente diferente” que resultó en un diagnóstico ofensivo.
A partir de la indignación generada en la comunidad y la familia de la joven, el caso llegó a la Asociación de Familias de Gays y Lesbianas de Murcia y denunciaron que choques como estos entre pacientes y médicos son la consecuencia de “no desarrollar una ley en la que se recoge la necesidad de formar al personal sanitario”.