Debido a la reciente película The Jocker y otros episodios de suicidio en algunas universidades de Bogotá el tema de salud mental se ha puesto en discusión en relación al manejo de este tema por parte de la sociedad. Sin olvidar que el pasado 10 de octubre fue el Día Mundial de la Salud Mental y surgieron muchos comentarios y artículos frente al tema.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hablar del suicidio en los medios puede tener, incluso, un efecto protector, si se trata de una cobertura responsable y no sensacionalista. Por lo tanto, puede ser beneficioso para las personas hablar del tema de la una manera libre y garantía de derechos y amparo por la ley.
Como han salido a decir algunos escritores es normal y está bien hablar de una enfermedad mental pues si no se trata de la manera correcta, las consecuencias pueden ser fatales para los ciudadanos y la sociedad. Es muy probable que cada uno de nosotros tenga un conocido que haya sufrido de alguna enfermedad mental o este pasando por una depresión, estrés o incluso incomprensión de la sociedad. En ese sentido, los problemas mentales no deben ser un estigma y debe ser socialmente aceptados como cualquier otra enfermedad. Por la falta de aceptación y debates que se puedan presentar es que quienes la padecen están callados y esconden tantos sus miedos como sus pensamientos.
En el mundo, existe un alto número de personas que sufren de enfermedades mentales, según la OIM se calcula que aproximadamente el 20% de los niños y adolescentes del mundo tienen trastornos o problemas mentales. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) el panorama en los adultos mayores es alarmante, alrededor del 15% de los adultos de más de 60 años del mundo sufren algún trastorno mental, y depresión y demencia son los dos más comunes. No es un problema enfocado en algún grupo etario, es de toda la sociedad.
En muchas ocasiones, los pacientes con enfermedades mentales son discriminados y aislados, cuando según científicos y expertos sostienen que es mejor ser inclusivos con todas las personas para dejar de magnificar las diferencias. Deben existir mecanismos de capacitación, formación y apoyo a quienes padecen algunas enfermedades mentales.
La infraestructura de la ciudad y del país no está preparada para atender enfermedades físicas, sino mentales. Hay una gran división de clases en la forma como se podría llegar a abordar el tema. Es decir, una persona vulnerable que requiera de servicios médicos y en especial mentales no cuenta con buenas opciones de clínicas, centros o sistemas de atención. Es un derecho tener accesibilidad, disponibilidad, aceptabilidad y calidad de un servicio para los pacientes que padecen enfermedades mentales.
Incluso, como se sostiene en otro artículo de Level, El Cuidado de la Salud Mental También es Político porque cualquier persona puede requerir de atención médica de su salud mental, pero no todos pueden acceder fácilmente a este servicio por los costos y tiempos.
Para esto último, es importante resaltar que existen esfuerzos por parte del Distrito y la Secretaría de Salud por poner el el cuidado de la salud mental sobre la mesa y generar que los jóvenes puedan hablar de temas que los inquietan y creó la plataforma Háblalo para que puedan interactuar y encontrar líneas y medios de apoyo.
¡Hay que hablar de lo invisible y de lo que no es notorio!
La salud mental es un derecho de todos, y es nuestros deber como sociedad generar canales de cercanía con las personas que padecen esta enfermedad. Existen leyes y normas que ayudan la protección de estas personas, pero aún falta mucho en la prevención y tratamiento de personas con enfermedades mentales.