216 años han pasado desde "Le Coucher de la Mariée" considerada la primera película porno de la historia del hombre, es un cortometraje francés. Tenía una duración de 7 minutos, de los cuales, solo 2 han resistido el paso del tiempo.
Desde entonces pocas cosas han cambiado. La visión siempre ha sido masculina y a esta visión poco le importa la satisfacción y el placer de la mujer.
¿Cómo esperar que los hombres tomen en cuenta los deseos de las mujeres, cuando su primera enseñanza de las relaciones sexuales la obtuvieron viendo una película porno a escondidas de sus padres? Desde la primera vez que observaron una película porno se creyeron la idea de que la mujer era únicamente una pieza de su propia satisfacción personal y nada más.
Diversos estudios realizados por investigadores de la Universidad de Cambridge y el Instituto Max Planck de Berlín han analizado cómo el porno es capaz de influir en la percepción de las personas sobre el sexo, además del hecho de ser causante de ciertas problemáticas psicológicas y sociales.
Un ejemplo de ello es Ted Bundy, quien un día antes de ser ejecutado en Florida por el asesinato de varias mujeres, concedió una entrevista en la que argumentó que la pornografía y el alcohol habían estimulado sus actos viles. Parece un poco exagerado pero realmente no parece tan descabellado considerar que el porno juega un rol en la creación de feminicidas. No cuando consideramos que el porno resulta ser la escuela sexual de millones de adolescentes. Y ¿Qué se encuentra en páginas de porno? Vídeos de violaciones, vídeos de menores, y vídeos con personas víctimas de trata como protagonistas.
Las noticias de madres que encuentran a sus hijas secuestradas gracias a vídeos en plataformas de porno son constantes, mientras que estas plataformas no parecen lograr implementar una regulación efectiva para evitar este tipo de sucesos. Es verdad que los usuarios no tienen modo de saber que aquella chica que aparece haciendo un ´blowjob´ haya sido secuestrada por una organización de trata, su mente prefiere creer que aquella chica está feliz de realizar un trabajo por el que le pagan. O bien, simplemente no pensar nada. Aquí les va una dura verdad: un gran porcentaje de esas chicas no está feliz haciendo un trabajo. Incluso entre las que trabajan ahí por decisión propia podemos encontrar algunas que lo hacen simplemente porque no hay de otra, como es el caso de Jan Mendoza, una ex actriz que lo hizo para así poder alimentar a sus tres hijos.
Hoy en día el porno se encuentra en extremo normalizado y los usuarios no se dan cuenta que como consumidores contribuyen a una industria a la que no le importa lucrar con el abuso de las víctimas.
Una de las maneras de solucionar este problema es educándonos a nosotros mismos, abriendo los ojos ante los efectos negativos de esta industria. De esta manera quizá la demanda de este tipo de contenido descienda y podamos lograr que la sociedad se dé cuenta de lo peligroso del porno. Existen muchos estudios allá afuera para que puedan entender todo esto mejor.
Pueden consultar este sitio: para más información.