¿Quién se imaginaría que en una Latinoamérica aún con sesgos machistas existan compañías dedicadas a cerrar la brecha de género y de diversidad, y que un hombre comande esta labor?
Para muchos puede parecer inusual que una empresa deba adaptar sus políticas para “beneficiar” a una madre que necesita trabajar desde casa mientras cuida a su hijo enfermo; o para otorgarle un periodo de paternidad a una pareja de hombres que acaba de adoptar, pero para otros se ha vuelto una misión importante que no solamente hace que cambie la visión empresarial, sino que logra que cambie el mundo.
En esa búsqueda constante de personas que hacen la diferencia en nuestro país, encontramos a Daniel Ellenberg, un apasionado por el golf, el cine y la cocina, quien es el director de Recursos Humanos de P&G en Colombia, Chile y Perú. Un hombre que ha generado cambios positivos en su área y que quiere desarrollar programas para incentivar el talento de las personas que trabajan con él. Un hombre que piensa que las capacidades las tenemos todos sin distinción.
“En P&G el pago se mide por las capacidades de las personas y su desempeño durante el año, no por su género. No hay brechas de salario entre géneros”.
Daniel ha estado en P&G desde hace más de 10 años, y en ese tiempo ha visto un avance significativo respecto a la conversación de equidad de género y diversidad sexual, esa conversación que aún muchos ignoran y dejan de lado, pero de la que él se atreve a hablar porque aprendió de las cosas que pasaban a su alrededor sin darse cuenta y se permitió ver el sesgo que existe en el lenguaje cuando se comenta algo de una mujer, de un hombre. Gracias al entrenamiento que reciben en P&G, pudo darse cuenta del gran impacto de un comentario descalificativo en una mujer con mucho potencial, puede llegar a creer que no puede acceder a un cargo de mayor jerarquía porque no lo merece o porque no puede asumir un reto mayor debido a sus obligaciones familiares; o la presión que genera en un hombre con carga doméstica el sentir que no es eficiente porque pasa mucho tiempo por fuera de su lugar de trabajo. Es ahí cuando Daniel cumple su misión de darle la confianza a esa mujer para que corte de raíz ese dilema y la apoya para que florezca en su carrera, y permite que ese hombre tenga un horario flexible que lo ayude a cumplir tanto con sus deberes laborales como familiares. Una mujer no debe escoger entre su profesión y la maternidad. Un hombre no es menos hombre por encargarse de las labores del hogar.
“Este no es un problema de mujeres que deben resolver las mujeres”.
Para construir una cultura inclusiva, se requiere de un entrenamiento constante y políticas de flexibilidad que beneficien a todos sus empleados, A TODOS. Por eso el entrenamiento MARC (Men Advocating Real Change) incluye a los hombres en el trabajo por la equidad de género para que sean agentes de cambio y sean parte de la solución a través del liderazgo de iniciativas que promuevan el valor femenino dentro de las organizaciones. De igual manera, es necesario crear un ambiente de inclusión seguro para que las mujeres y la población diversa aumenten su liderazgo y puedan buscar posiciones de ascenso, además de crear oportunidades de empoderamiento económico y que se sientan respaldados en su ámbito laboral, y para esto hay que trabajar en una base sana y tener una coherencia interna para proyectarlas en las políticas de responsabilidad social y, por supuesto, ser conscientes del impacto positivo que se puede generar si se transforma esa conversación machista y homofóbica en un diálogo equitativo que reconoce a todos por sus facultades.
“Si una mujer tiene que actuar como un hombre para tener éxito en una empresa o si una persona con una orientación sexual diferente debe esconderse porque cree que va a ser discriminada, no van a durar mucho y no van a dar su máximo potencial porque no pueden ser ellas mismas. Necesitas un lugar donde tú puedas ser como tú eres”.
Él asegura que con políticas de horarios flexibles, pago igualitario, paternidad extendida y un ambiente de inclusión, cualquier persona puede sentirse totalmente cómoda y feliz con lo que hace, y de esta manera, puede desarrollar su máximo potencial y ser promovida en lo que la empresa llama “crecer desde adentro”. Pero para que este esfuerzo logre una magnitud a mayor escala, es necesario aumentar el alcance para que no sean los mismos hablando de estos temas y que más empresas locales se unan y formen parte de organizaciones como Pride Connection, y empiecen ese diálogo de la importancia de crear políticas inclusivas, hay que reeducar a la gente para combatir los sesgos que hay en la sociedad y no permitir que estas creencias se perpetúen, así estas empresas y nuestra sociedad podrá ver grandes beneficios en productividad e innovación al tener trabajadores y personas felices.
Daniel, se siente contento y está orgulloso de participar de estos procesos que le permiten a cualquier profesional engranar su vida laboral y familiar sin que una afecte a la otra, y así mismo puede atraer talento y reclutar a más mujeres para que trabajen en P&G, mujeres que en la actualidad representan el 50% de cargos de liderazgo en la compañía.
Es así como las personas desde su individualidad y las empresas desde su magnificencia pueden generar un cambio cultural significativo, por medio de políticas inclusivas y la creación de espacios libres de discriminación que propendan por el mejoramiento de una sociedad con igual voz y representación para todos.