Ahora no son ellos, sino ellas. No son externas a la situación de violencia de género que vive o ha vivido otra mujer; por lo tanto también participan en un espacio, pero no como un espectador, sino como una persona que ejerce violencia de género. Es natural hablar de los sujetos que agraden, pero no es tan común enunciar a las mujeres que actúan distinto. Probablemente la situación de agresión que ejerce una mujer sobre otra mujer es conocida como la violencia intra-género, pues así lo nombró Verónica Valeria de Dios Mendoza, en el texto “Mujeres contra mujeres: la trampa invisible del patriarcado”. No agredir no es exclusivo de un género.
¿A qué hace referencia la palabra agresión?, pues a toda acción que implique hacer daño de forma verbal, psicológica, patrimonial, sexual o emocional sobre otra persona, es decir a toda agresión que atente contra los derechos humanos. Ahora comparto ejemplos que han llegado a través del correo electrónico:
El día miércoles estaba en el trabajo. Soy cajera en una tienda de conveniencia. Una mujer llegó a la tienda, pidió unos cigarros, después pagó con un billete, le dije que no tenía cambio, entonces escupió hacia mi rostro, pero no terminó ahí, me jalo de los cabellos e intento abofetearme. Asunto que negó ante la supervisora y solicitó que me despidan.
Una persona patriarcal busca ejercer un poder de exponer ante los demás que tiene la razón, mediante cualquier modo, uno básico es la agresión a través de levantar el tono de voz, o la acción de golpear a la otra persona, solo por el hecho de no hacer lo que desea ésta, como en el ejemplo anterior.
Algo común es la situación laboral interna. Diana trabaja como ayudante de limpieza general, en el trabajo le solicitaron comprar un trapeador porque la empresa no puede proporcionar la herramienta de trabajo, por lo tanto ella se ha negado a comprar el objeto, porque es un instrumento que deben proporcionarle; al negarse a derivado en una situación de agresión laboral, dado que su jefa directa ha comenzado a negarle el jabón de baño, así como el papel higiénico que coloca en el edificio, lo anterior ha propiciado que comiencen las quejas sobre su desempeño laboral al hacer la limpieza. Además el pago por las horas trabajadas le ha llegado incompleto y atrasado cada mes. La característica patriarcal del asunto anterior es tener un grado laboral superior al de otra empleada, lo que permite a la agresora hacer una acción sencilla al negarle las herramientas que son parte del trabajo de Diana, por lo tanto deriva la situación en la clásica frase “porque puedo” me permito hacer del trabajo de otra persona un asunto desagradable. Lo anterior genera un ambiente laboral tóxico, que deriva en no renunciar porque Diana no comprende que desde las acciones más sencillas otra mujer la agrede.
¿Y cuando surge dentro del ámbito académico? Una profesora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México ha comentado que fue agredida por una estudiante, la agresión sucedió en el estacionamiento, el pretexto de la agresión fue colocar una calificación inferior a la estudiante, ¿dónde está la actitud patriarcal?, está en la situación de no entablar un diálogo, sino simplemente solucionar por medio de los golpes un problema.
Los hechos anteriores son sencillos, pero no menos complejos. Ahora imagina que una mujer es acosada sexualmente por un hombre, desde miradas lascivas, hasta palabras menos trilladas como “ahí viene mi novia”, “esta es mi novia”, la mujer acosada deja de prestar atención a este tipo de comentarios, hasta que en un momento determinado reacciona reclamando a este tipo de “hombre”, sucede que el sujeto cambia la versión y dice “no es verdad, ella siempre me dice de cosas a mí”; pero no termina el asunto porque aparece la esposa de este “hombre”, quien no escucha y directamente agrede a la joven. El sujeto dice “pégale, pégale para que se calle”, la esposa no solo actúa con alevosía, sino con ventaja, sabe que puede, por lo tanto cree que para demostrar que su marido es una noble persona debe demostrar mediante los golpes la presunta inocencia de su familia. Es notable que la actitud de ambas personas carece de raciocinio, así como es natural una agresión sencilla, porque consideramos que no es relevante; pero cuando se llega a la agresión verbal, para proceder a los golpes que son instigados e incluso ovacionados por “hombres”, es notoria la actitud de ser una segunda persona que secunda la actitud violenta que conoce.
Estela comparte el siguiente testimonio: En una fábrica una mujer ha minimizado mi experiencia laboral, al indicar que no cumplo con las expectativas de la empresa, me ha dicho que no sé aceitar un tractor, cuando tengo 15 años de experiencia como mecánica, ya que mi padre me educó en la reparación de automóviles, transportes de carga y además tengo un autolavado donde ofrezco mi servicios de mecánica, asunto que la encargada de contratar una mecánica no lo ubico como algo relevante, porque para ella, solo un compañero puede hacer el trabajo, además asistí a la empresa acompañada de un empleado de mi confianza y en todo momento se dirigían a él, no solo fue menospreciado mi trabajo por una mujer, sino que fue invisibilizada mi presencia. Desde el momento que la empleadora tuvo la posibilidad de contratar a una persona encargada de dar mantenimiento al transporte de la empresa manifestó un desagrado por Estela, ya que la considero inferior, para desempeñar las labores solicitadas.
El jueves salí con una amiga. Ella intentó besarme en la boca, la rechace, después me sujeto de las manos; me asusté, intenté empujarla. Le dije “no”, insistió, hasta que alcanzó a besarme la mejilla, sentí su lengua sobre mí, fue algo que me sorprendió, siento asco. En esta situación es notable que no aceptan un no por respuesta, no importa el rechazo, sino imponerse, para llegar a lo que desea.
¿Cómo relacionar las acciones anteriores con las mujeres patriarcales?, rescatando lo siguiente, pues siempre tienen la razón, generan espacios laborales tóxicos, abusan de la necesidad laboral de la otra persona, utilizan la fuerza física para hacer lo que convenga a sus intereses personales, no hacen el intento por llegar al diálogo, secundan las actitudes violentas que conocen, minimizan a otra mujer desde el ámbito laboral, menosprecian la experiencia profesional, hacen mofa de otra mujer. Por último en cuanto a la relación de pareja intentan imponerse cuando saben que son rechazadas, ejercen la actitud masculina que no tiene nada que ver con el conquistar o cortejar a una persona. Si deseas compartir tu testimonio, mensaje o comentario sobre el tema, puedes hacerlo al correo laubautistah@outlook.com