“Para todos un ángel, para ella un demonio,

Al cerrar la puerta, presiente su muerte

El dolor se apodera de su alma

El horror se esconde en su mirada

Su respiración cortada asfixia sus palabras

Es esclava y prisionera en su propia casa

Ella… ya no distingue el hombre de la bestia”

AL CERRAR LA PUERTA…

En algún lugar al cerrar la puerta… un corazón empieza a latir aceleradamente ante la figura de un hombre que pasó de ser “el amor de la vida” a un temible verdugo. La historia de amor prometida se volvió una historia de terror inesperada. Al cerrar la puerta… su vida cambia de color, todo parece más oscuro y más frío, “el amor” es una prisión y el “amante” un carcelero cruel.

Al cerrar la puerta… el amor, el cuidado, el respeto y la ternura son inexistentes, solo encuentra la violencia que transgrede la esfera más íntima, ella también se desconoce, incluso se siente perdida, tiene miedo de mirar atrás, del juicio social, de enfrentarlo a él y enfrentar la vida. Ella, pierde hasta su identidad. El juego es macabro, él, controla su existencia, su forma de pensar, vestir y hablar. Además, se apodera de sus recursos económicos, es un experto manipulador.

Al cerrar la puerta, y sin darse cuenta ella se aísla de su familia, de su círculo social, ya no es dueña ni de sus propios actos. Él, la lleva lentamente a un abismo, un vacío emocional, juega con sus sentimientos despiadadamente, ataca constantemente su autoestima. Empezó, juzgando su físico, siguió con un grito, luego con insultos, continuó con amenazas, de ahí pasó a los golpes; ella teme por su vida, ella sabe en su interior que puede tener un desenlace fatal.

Ella, experimenta una lucha interior entre la esperanza de cambio y la cruda realidad, algunas veces se repite así misma: “él no es así” “no sé lo que le pasó” “él va a cambiar” “el me ama” “lo desconocí” … la verdad es que ella… YA NO DISTINGUE EL HOMBRE DE LA BESTIA.   Ella sabe que su familia también llora, teme, sufre por su vida, por ello debe tomar una decisión alejarse de la bestia, romper su tiranía.

¿CÓMO ESCAPAR DE LA BESTIA?

No será fácil huir de la bestia, para hacerlo, ella aprende que es necesario quitarle el control, liberarse de tan funesta dominación, él, es un ser débil que se alimenta del miedo. Romper el círculo de las violencias no es una tarea sencilla el primer paso es amarse así misma, desnaturalizar lo que alguna vez normalizo.

Ella, sabe que puede morir, que aquel hombre que algún día “amó” fue solo un espejismo que se desvaneció al cerrar la puerta. Ella, toma el control, su principal arma es sí misma y su capacidad de romper la tóxica dependencia. El, hará todo por retenerla, tal es su nivel de obsesión y necesidad de control que preferirá  asesinarla y enterrarla en la más fría fosa que no tenerla.  

Para escapar de la bestia ella debe deshacerse del miedo, buscar ayuda en su familia, en sus amigos y en la justicia, aunque esta última sea la más difícil de conseguir. Ella, reconoce que si no lo hace será el próximo titular de una noticia de feminicidio. Ver: (Historias Cruzadas: “De amores” Feminicidios y otros Demonios”)

Esta es la historia de miles de mujeres en el mundo y en Colombia, que en algún momento de su relación dijeron: YA NO DISTINGO EL HOMBRE DE LA BESTIA. La directora de Medicina Legal, Claudia Adriana del Pilar García, anunció en el Congreso de la República que los casos de violencia contra la mujer van en aumento, en los primeros tres meses del año 2019 ya se han valorado más de 30.000 mujeres, se registra un incremento en el número de feminicidios. Muchos de estos casos corresponden a la violencia al interior de la familia, las mujeres han experimentado todo tipo de agresiones por parte de “la bestia” que algún día consideraron “amor”

La violencia contra las mujeres es una violencia histórica y de magnitud insospechada. Por esta razón, existen las acciones afirmativas o de discriminación positiva, que establecen políticas sociales a favor de las mujeres consideradas como un grupo históricamente vulnerado y excluido de la escena pública. Aunque, existe la violencia contra los hombres, jamás será de las proporciones que sufren las mujeres en el mundo, no tiene punto alguno de comparación. Además, la ausencia de denuncia en estos casos también es el resultado del sistema patriarcal. La historia nos cuenta la discriminación impuesta por el patriarcado: Esclavitud, violaciones, denigración y exclusión.

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El amor, el respeto y el cuidado son el deber ser de las relaciones humanas, la violencia, las humillaciones, los golpes, no son amor. ¡No más feminicidios!