En el día a día las mujeres y hombres estamos expuestos a ser víctimas de acciones machistas y humillantes en la ciudad. Amo a Bogotá, pero sufre como muchas otras ciudades de la epidemia y enfermedad del machismo.
No solo cuando estamos en la calle, sino en el transporte público o incluso en sitios privados, cualquier comentario puede ser un atentado a nuestra integridad. Y hablo de hombres y mujeres, porque en cualquier momento cualquier persona y de edades pequeñas o mayores puede ser víctima.
La Encuesta Bienal de Culturas (EBC), que mide las prácticas sociales de los residentes en Bogotá, evidenció que tan solo el 38% de los ciudadanos está de acuerdo con que una educación adecuada para las niñas da prevalencia al desarrollo de sus roles de madre y esposa, mientras que el 60% considera que las mujeres son mejores para las labores del hogar y para el cuidado de los niños. ¿Qué refleja esto? En mi opinión, que la percepción de la ciudadanía es que las mujeres deben quedarse en las casas, no trabajar y no salir a la calle.
Sin embargo, hay que rescatar que en el Distrito hay bastantes campañas en liderar acciones en espacios públicos, con el propósito de que los ciudadanos se den cuenta de comportamientos machistas implícitos que en muchas ocasiones no son percibidos. Existe la página Bogotá, espacio libre de machismo, en donde invitan al ciudadano inscribirse para vivir la experiencia de una ciudad libre de machismo.
Además, está la estrategia de #MeMuevoSegura, campaña recientemente lanzada para demostrar que las mujeres pueden andar seguras y tranquilas en el servicio de transporte público. Justamente el 29 de noviembre se llevó a cabo el seminario organizado por la Secretaría de la Mujer y la iniciativa de movilidad urbana TUMI, donde se habló sobre la importancia de la recolección de datos de género para una planificación urbana más inclusiva. Las mujeres deben ser tomadas en cuenta a la hora planear la ciudad y las políticas públicas encaminadas a su cuidado y protección.
Si hemos sido víctimas del machismo, ya sea en espacios privados o públicos, aún hay esperanza y las marchas del #25N lo demostraron. Cada día debemos estar atentos a las posibles agresiones que sufren las mujeres en el espacio público, la costumbre y la cultura ciudadana es fundamental para avanzar hacia una sociedad que construye espacios libre de machismo y agresiones.
La mujer no debe ser estigmatizada a que debe estar encerrada en la casa, ellas y ellos somos libres de poder circular por donde necesitemos y deseemos, el machismo diario en la ciudad debe llegar a su fin.