La directora adjunta del Centro de Derecho Ambiental de Nueva Zelandia, señala que "ha habido un fracaso del marco legislativo y de gobernanza mundial existente" en los últimos 25 años, "en el que los Estados naciones negociaban en las cumbres de las Naciones Unidas sobre el clima sólo desde una perspectiva de interés nacional", es decir, "sin un sentido de responsabilidad colectiva en beneficio de todos".
VIRGÍLIO AZEVEDO
Adaptación
CLÁUDIA PAIVA Y JULIETH CASTRO TOVAR
Traducción al español
Desde el 23 de septiembre, la Casa Común de la Humanidad (CHH) , una organización mundial con sede en Portugal, en la Universidad de Oporto, ha estado realizando una campaña publicitaria de su iniciativa "Un sistema terrestre, un patrimonio común, un pacto mundial", en asociación con la agencia de noticias The Planetary Press.
La campaña incluye una serie de entrevistas realizadas por esta agencia, grabadas en podcast y transcritas en inglés, portugués y español - las "Conversaciones de la Casa Común ONU75" - a personalidades de proyección internacional. Las primeras 14 entrevistas están acompañadas de videos con animaciones sobre las propuestas de la CHH.
Puede ver las entrevistas aquí.
La CHH propone el reconocimiento del Sistema Terrestre como Patrimonio Común de la Humanidad, para restablecer un clima estable, crear un nuevo modelo de gobernanza de los recursos naturales comunes del planeta y promover un nuevo Pacto Ambiental Global en las Naciones Unidas, que ponga fin al actual estancamiento de las negociaciones sobre el clima. Para lograr este objetivo, la CHH está organizando una coalición mundial de conocidos científicos del Sistema Terrestre y de la sostenibilidad, juristas, economistas, sociólogos, Estados soberanos, ONG, organizaciones internacionales, autoridades y comunidades locales, pueblos indígenas y universidades.
La CHH tiene como fundadores siete universidades portuguesas, ZERO-Asociación Sistema Terrestre Sostenible, el Ministerio del Medio Ambiente y Acción Climática de Portugal, los ayuntamientos de las ciudades de Oporto y Gaia, y expertos de todo el mundo. También cuenta con varias organizaciones de apoyo, además de la agencia de noticias The Planetary Press, el IIDMA - Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (Madrid), The Planetary Network, Global Voice y la organización Earth Trusteeship Initiative.
Pionera mundial en derecho, ética y cambio climático, Prue Taylor es también miembro de larga data de la Comisión de Derecho Ambiental y del Grupo de Expertos en Ética de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), y profesora de derecho ambiental en la Escuela de Arquitectura y Planificación de la Universidad de Auckland (Nueva Zelandia). Lleva a cabo investigaciones sobre el cambio climático, los derechos humanos, la gobernanza ambiental común, la legislación y la política sobre los océanos, los derechos de propiedad y la ética ambiental. Y es autora del libro " Enfoque Ecológico del Derecho Internacional: Respondiendo a los Desafíos del Cambio Climático", que ganó el Premio NZ de la Fundación de Investigación Jurídica.
1/ ¿Cuáles son los efectos adversos del cambio climático que se ven en Nueva Zelanda?
Ocurren a diario y de forma cada vez más dramática. Y hay una creciente aceptación de que los impactos del cambio climático están asociados con los cambios en las temperaturas atmosféricas globales. Estamos viendo aumentos de temperatura que han causado eventos de sequía extrema más prolongados, severos y frecuentes, lo que tiene un gran impacto porque Nueva Zelanda es todavía una nación esencialmente agrícola.
2/ ¿Y en las zonas urbanas?
Bueno, las grandes zonas urbanas también están empezando a sufrir. La ciudad de Auckland, que es la mayor zona urbana de Nueva Zelandia, se encuentra en medio de una grave crisis de escasez de agua que ha impuesto muchas restricciones.
3/ ¿Ya no se producen inundaciones?
Sí. De hecho, estamos viendo muchos eventos de precipitaciones extremas, lo que está exacerbando el riesgo de inundaciones, un fenómeno al que Nueva Zelanda es muy propensa. También estamos experimentando muchos más daños por las tormentas. Somos un país largo y estrecho en medio del vasto Océano Pacífico y estamos sufriendo muchos daños en las zonas costeras. Por otro lado, la temperatura del mar alrededor de Nueva Zelanda ha aumentado cuatro
o cinco grados por encima de lo normal, lo cual es dramático. Pero probablemente el impacto del cambio climático que realmente ha movilizado a los neozelandeses recientemente ha sido el de los incendios forestales, que no eran muy comunes en el pasado, a diferencia de Australia. Muy recientemente hemos tenido una serie de incendios forestales que han tenido un impacto no sólo en el sector forestal, sino también en las zonas urbanas, lo que ha comenzado a llamar la atención de los neozelandeses sobre el cambio climático. El Océano Pacífico se consideraba tradicionalmente un elemento moderador que nos aislaba en cierta medida de los impactos del creciente aumento de la temperatura atmosférica. Pero parece que no estamos tan protegidos por el Océano Pacífico como pensábamos.
4/ En su calidad de profesora y experta en derecho ambiental internacional, ¿cree que necesitamos una innovación jurídica para hacer frente a las crisis mundiales del clima y la biodiversidad?
Sí, si miramos la situación en la que estamos hoy. Necesitamos cambios fundamentales en nuestras leyes y sistemas de gobernanza. He trabajado en esta área durante 30 años y, honestamente, siento que estamos retrocediendo. Es cierto que hemos hecho algunas mejoras progresivas en ciertas áreas. Pero francamente, cuando observamos los impactos acumulativos de estas mejoras, a su ritmo y escala, llegamos a la conclusión de que lo que hemos estado haciendo en los últimos 30 años es una versión acelerada de un enfoque de control de la contaminación que comenzó en la década de 1970, desde el mantenimiento de la situación actual hasta la mera mitigación y reducción de los daños. Pero lo que realmente ha ocurrido es que este daño se ha acumulado y acelerado en combinación con otros daños, causando la degradación de los sistemas ecológicos. También ha habido un fracaso del marco legislativo y de gobernanza mundial existente en los últimos 25 años, en el que los Estados-nación negociaban en las cumbres climáticas de las Naciones Unidas sólo desde una perspectiva de interés nacional. No había ningún sentido de responsabilidad colectiva en beneficio de todos. Por lo tanto, este tipo de negociación reticente, incremental y fragmentada de crisis ecológicas está poniendo en peligro nuestra existencia y el Sistema Terrestre. Así que realmente tenemos que cambiar.
5/ Y con la pandemia vemos cómo todo está interconectado.
Absolutamente, no hay problemas aislados, el Covid-19 demuestra verdaderamente la magnitud y el ritmo de lo que está sucediendo.
6/ Entonces, ¿cómo pueden los conocimientos desarrollados por las ciencias del sistema terrestre y la definición de los Límites del Planeta influir en el concepto de bienes comunes globales?
La ciencia del sistema terrestre nos permite ver lo que intuitivamente sabíamos que existía antes, pero que no pudimos definir y comprender adecuadamente. Las ciencias del sistema terrestre nos han dado una base sólida para ayudarnos a entender y definir que nosotros, como humanidad, compartimos un bien común ecológico global muy complejo que opera a escala planetaria. Y lo que las ciencias del sistema terrestre nos ayudan a entender es que lo que hacemos en cualquier lugar del planeta tiene un impacto en los bienes comunes que sostienen y son la base de toda la vida en la Tierra. Sin embargo, las mismas ciencias también nos alertan de que este bien común global está bajo seria amenaza por las