En Colombia, durante el mes de septiembre, ocurrieron dos hechos importantes para el movimiento feminista y de mujeres: el primero, impulsado por el movimiento de Causa Justa que reúne a 91 organizaciones, tuvo lugar el 16 de septiembre, momento en el que se presentó la demanda conjunta ante la Corte Constitucional para eliminar el delito de aborto del código penal; y el segundo fue el festival Causa Justa, planeado e implementado para conmemorar el 28 de septiembre, el día de la acción global por el acceso al aborto legal y seguro. Y es que, pese a los grandes avances que se han logrado en materia de derechos sexuales y reproductivos, aún falta mucho para eliminar los estigmas y garantizar el acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva para todas las mujeres en el país y en el mundo entero.
La lucha por el aborto libre, legal, seguro y gratuito no es nueva. De hecho, la historia de esta reivindicación está fuertemente ligada a la historia del feminismo internacional, en general, y se remonta a principios del siglo XX, con el feminismo socialista y anarquista. Desde entonces, en Europa, Estados Unidos, América Latina y, recientemente, África, Asia y Oceanía, la despenalización del aborto ha sido una de las principales banderas de la lucha feminista y ha ocupado un lugar importante en sus agendas y repertorios de acción colectiva. Su importancia ha crecido desde la década de los setenta con el surgimiento del feminismo radical y la revolución sexual, y actualmente articula un conjunto extenso de acciones transnacionales que unen a mujeres y colectivas de todo el mundo.
Uno de los principales referentes de movilización global ha sido, precisamente, el 28 de septiembre que, en la actualidad, reúne acciones de los cinco continentes y constituye una plataforma para compartir experiencias, fomentar el debate y consolidar argumentos para la defensa del aborto legal. El origen de esta fecha es uno de los principales aportes que las mujeres latinoamericanas han hecho al movimiento internacional, pues nació en el seno de los Encuentros Feministas de Latinoamérica y el Caribe y se ha consolidado gracias al quehacer de las diferentes grupos que han asumido el liderazgo rotativo.
Los Encuentros Feministas de Latinoamérica y el Caribe (EFLAC) se inauguraron en la ciudad de Bogotá, en el año 1981. Allí se reunieron 189 mujeres de 19 países diferentes. En lo sucesivo, se realizaron de manera autogestionada y, más o menos, periódica, para establecer estrategias regionales, marcar diferencias con respecto a los feminismos europeos y norteamericanos, y corregir la falta de representatividad de los partidos políticos y los movimientos sociales nacionales.
En 1990, durante el V EFLAC llevado a cabo en San Bernardo, Argentina, se acordó instaurar el 28 de septiembre como el día del derecho al aborto de las mujeres de América Latina. Este día fue escogido por cumplirse el centenario de la Ley de vientres libres en Brasil y se redactó la primera Declaración oficial a favor del aborto en el continente. También se creó la Coordinadora Latinoamericana por el Derecho al Aborto y se implementaron mesas de trabajo sobre derechos sexuales y reproductivos.
La Declaración de San Bernardo sigue teniendo vigencia hoy en día, pues exhorta a los estados a garantizar los Derechos Humanos de las mujeres, y plantea la necesidad de una discusión abierta para hacer frente a una realidad de salud pública que cobra la vida de las más vulnerables.
Hasta el año 2008, la Campaña del 28S fue enteramente regional. No obstante, en el año 2009, tras la aprobación del anteproyecto de Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo por parte del Consejo de Ministros de España, el movimiento feminista español se adhirió a la Campaña; así mismo lo hizo Ghana. Desde entonces, empezaron a sumarse otros países de todos los continentes, de tal manera que en el año 2011 la coordinación fue asumida por la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos (RMMDR) y, en adelante, esta se ha delegado a diversas organizaciones internacionales.
La popularidad alcanzada por la fecha se ha manifestado a través de diferentes medios y la adaptación de los mensajes a los contextos locales. Se han realizado talleres de información, marchas, manifestaciones fuera de edificios gubernamentales, reuniones públicas, obras de teatro, encuestas y exposiciones de arte, entre otros. El festival de la Causa Justa es un ejemplo de ello. La apropiación de los espacios públicos, digitales y analógicos, por medios artísticos y culturales ha sido muy importante para garantizar la participación e inclusión de las mujeres más jóvenes en el movimiento. De forma tal que, el 28S no solo ha logrado a unir a las feministas de las diferentes latitudes sino, también, a las de todas las generaciones.
Al existir diferentes grados de liberalización del aborto, en cada país la cosa varía. Por ejemplo, en ciertos lugares, el simple hecho de nombrar el tema es un avance sin precedente, mientras que en otros se aboga por la ampliación de causales, remoción de obstáculos y el cumplimiento de la ley mediante una adecuada prestación de los servicios. Incluso, algunas de las campañas, en donde la legislación es más restrictiva, se han centrado en crear estrategias sobre cómo hacer del aborto ilegal un procedimiento más seguro, mediante la difusión de información de aborto con pastillas, líneas telefónicas de atención y acompañamiento. Por lo anterior, la represión y la censura por parte de las autoridades civiles y la fuerza pública también se ha expresado de manera diferente, según cada caso.
A partir del año 2015, a la campaña del 28S se sumaron actores gubernamentales de Francia, Nepal y la República del Congo, y desde el 2016 la Organización de Naciones Unidad ha abierto espacios de diálogo en donde se ha reiterado la necesidad de liberalizar el aborto como una necesidad estratégica para los derechos humanos y libertades de las mujeres. La interlocución entre diferentes estancias internacionales ha permitido posicionar el tema en múltiples frentes de acción y de comprenderlo integralmente, como un asunto de justicia social y de fortalecimiento democrático.
Es cierto que los movimientos presentan conflictos internos, tensiones y asuntos no resueltos. El feminismo en Latinoamérica no ha sido la excepción. Sin embargo, es necesario resaltar las victorias colectivas y los espacios que han surgido para conquistar objetivos comunes. En este caso, el 28 de septiembre constituye uno de los legados más importantes de las feministas que se reunieron en los primeros Encuentros regionales. A ellas y las organizaciones que hoy asumen los liderazgos, total agradecimiento por llevar la historia hacia adelante y evitar los retrocesos.